Entresemana

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  • ¿Qué quiere la niña fresa?
  • “¡Y ya lo ves! Pasan los años, dejando huellas al pasar. Nuestro amor es imposible, yo soy pez de río, tú eres pez de mar”. Rafael Pérez Botija/ Fredy Noriega
  • Por MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN

RedFinanciera

Parece chascarrillo, usted disculpe y dígame lo que quiera, pero…

“Y esta va para todas aquellas que son como una chica que yo conozco”.

Párrafo de presentación –como anillo al dedo, Andrés Manuel dixit–, con la venia de la Banda Machos y el compositor José Luis Gómez González lea usted al ritmo de quebradita y dígame con quién la identifica:

–¿Qué es lo que quiere la nena? ¿Qué va a pedir la princesa? ¿Qué se le antoja a la reina?

¿Qué quiere la niña fresa?

–Ash, un bananasplit, en buena onda, ¿no?

Vale la analogía con esa decisión de niña consentida que, entre pucheros, se reserva el derecho de invitación a su fiesta.

–¿Qué quiere la niña fresa de Palacio?

–¡Ash!, que no vayan al Teatro de la República los vecinos del Poder Judicial. Bueno, nomás tres, mis comadres, bienvenidas. Jijiji

¿Fiesta republicana? ¡Bah!

¡Repámpanos, Monreal!

No hay equívoco, no.

La Princesa Caramelo está en su papel voluntarioso, dueña del poder lo ejerce como le viene en gana y, como citaba su jefe y guía en el más puro valemadrismo, que no le vengan con que la Constitución es la Constitución.

–¡Ay!, un ice créam de perdido, ¿no? ¡Ay!, como me chocan estos lugares.

Y sí, vale la comparación. Es la Niña Fresa de Palacio; comportamiento de contraste abismal que dista de la investidura y proceder de una jefa de Estado y la evidencia insolente, intolerante, revanchista y rencorosa. A imagen y semejanza del timbón que la hizo jefa de gobierno, corcholata y presidenta.

Sí, el Duce le heredó hasta el modito de andar junto con los pendientes a vencer y someter, algo para lo que no pidió permiso a la madre tierra y convirtió en su villana favorita a la doctora Norma Lucía Piña Hernández, ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Ambos la han insultado, han dado pie a que un grupúsculo la difame. El exceso ha sido tal en esto de agredirla verbalmente que hasta opinadores de verbo dizque incorruptible, le reclaman y critican por no responder al mismo nivel del Santo Niño Fidencio y ahora de la Princesa Caramelo.

No es asunto menor. No.

Porque López y Sheinbaum han dislocado a la Constitución Política de los Estados Unidos. Han pasado por encima de lo que dicta su artículo 49. A saber:

“El Supremo Poder de la Federación se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

“No podrán reunirse dos o más de estos Poderes en una sola persona o corporación, ni depositarse el Legislativo en un individuo, salvo el caso de facultades extraordinarias al Ejecutivo de la Unión, conforme a lo dispuesto en el artículo 29. En ningún otro caso, salvo lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo 131, se otorgarán facultades extraordinarias para legislar”.

Sí, la resultante de su plática con el licenciado Trump le salió de peluche porque no hizo berrinche y cedió en la negociación. Se asume vencedora en una negociación en la que ella es la abonada y Donad el abonero.

A la Princesa Caramelo se le desborda la soberbia hasta en la tonada de ironía perversa.

¿Ganó? Sí: tiempo para buscar la cuadratura al círculo. Además, apisona el terreno como nueva dueña del poder y, en ese ánimo, hace lo que le viene en gana.

¿Quién le llama la atención? ¿Quién es el dique a sus excesos? Ofende, insulta, cual colegiala se burla del opositor y el vecino de enfrente. Humor ácido, gracejadas de cafetería del colegio de uniforme guinda y moño en la cola de cuaco.

O sea…

Hay quienes le conceden nivel, altura en la negociación. Pero, vayamos al punto, señoras y señores. Que no le digan, que no le cuenten.

Víspera de la celebración del 108 aniversario de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Eduardo Ortega, reportero del periódico El Financiero le preguntó:

–(…) en este contexto, en la relación con la actual Corte, quiero preguntarle ¿si la presidenta de la Corte, Norma Piña, ¿está invitada para asistir mañana a la ceremonia de Aniversario de Promulgación de la Constitución en Querétaro?

–No, no está invitada. La Corte no está invitada –respondió seria, molesta. Pero se refirió a la Corte, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es decir, al Poder Judicial de la Federación, no a la ministra Norma Piña, en específico. Aunque se daba por descontado.

–O sea, ¿y no va a haber ningún representante…? –insistió Ortega.

–Va a estar el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo –zanjó la doctora Shein.

–¿Cuál es la razón, Doctora?

–Bueno, pues es obvia, ¿no?, es obvia –, atendió. Pero ¿obvia? ¿Es obvio que se rompa la estructura de la República?

–Quiero interpretar, le pregunto: ¿es por esta razón que usted ha señalado de que…? –acotó el colega Ortega.

–Somos republicanos y somos respetuosos, pero también pedimos respeto. Es una relación mutua de respeto de un lado y de otro –replicó la Princesa Caramelo en un despropósito fundado en el absurdo de la Niña Fresa.

Y fue más allá en el berrinche heredado:

–Entonces, hasta ahora, la Corte, ¿qué es lo que ha estado haciendo, o la mayoría de los ministros de la Corte? Entonces en esta ocasión, sí, tomé la decisión de que, es un acto republicano, pero la Corte también debe respetar al Ejecutivo y al Legislativo, y debe respetar la Constitución; entonces, en esta ocasión está… tomé la decisión, es un acto que organiza el Ejecutivo, de que vamos a estar dos Poderes.

¿En qué parte de la Constitución se otorga ese poder a la presidenta? El artículo 49 constitucional es claro.

¡En la madre, ministra del pueblo!

Dios las hizo y ellas se juntaron, de la mano Lenia, Loretta y Yasmín, invitadas de primera fila en el Teatro de la República.

Luego la Princesa Caramelo se echó otro rollo con pinceladas de Niña Fresa para negar que desde la Casa Blanca se haya dicho que su gobierno tiene alianza con grupos criminales.

—¡Ah!, a ver si sacan el tuit de la Casa Blanca, es buenísimo, buenísimos, buenísimo— jugueteó.

Será el sereno, pero palo dado ni Dios lo quita.

Bueno, bueno, ahí tiene usted que, en su mensaje en el Teatro de la República, invocó lo que niega en los hechos. Lea usted y no se ría, porfis:

“Y siempre hay que poner el diálogo por encima de todo, está en nuestra Constitución, en la definición de los principios de la política exterior, pero es algo que es importante que se desarrolle en todos los sentidos. Cerrar la puerta y no dialogar, creo que no es nunca la opción. La construcción de la paz requiere de diálogo permanente”.

Sí, Drakko, ¿qué es lo que quiere la Niña Fresa? ¿Diálogo? ¿Unidad? Pero madrea y se burla de la oposición. Por sus obras y desplantes la conoceréis. Digo.

[email protected]  www.entresemanamx  @sancheslimon1