- Alejandra, Claudia te ama
- Por Moisés Sánchez Limón
RedFinanciera
En la sorpresota de inicio de semana, no queda claro quién llamó a quién. Pero…
Aunque usted no lo crea, a estas alturas de la contienda, está comprobado: “Claudia ama estar con los corruptos”.
Sin barroquismos, esa la conclusión de Xóchitl Gálvez respecto de los gustos políticos de la señora Sheinbaum, frente a la renuncia de la patriota Alejandra del Moral a su, hasta ayer, cuna política: el Partido Revolucionario Institucional.
Y es que la candidata presidencial de la coalición Fuerza y Corazón por México considera que lo peorcito, lo corrupto del priismo y del panismo se ha echado en brazos de la causa del Corporativo Morena y Asociados.
Y a la favorita del Duce le encanta sacarse la foto con estos personajes de la tragicomedia política, aunque luego los evita, pese a que éstas y éstos busquen un lugarcito en las selfis o un espacio cercano a los entarimados.
Casos los hay, como el licenciado Eruviel Ávila que ahora se siente bendecido con agua del manantial incorruptible de la 4T. En serio, no se ría, porfis.
Porque usted estará de acuerdo en que el licenciado presidente, en su caracterización del Santo Niño Fidencio del Zócalo, cuando da la bienvenida a Morena a estas y estos desertores de la oposición, es como exorcizarlos e ipso facto se vuelven querubines, angelitas y misioneros honestas y honestos.
Sí, Su Alteza Serenísima les borra el pasado y los viste albos, casi santos que purificarán el alma en campañas proselitistas, convertidos en incorruptibles candidatos.
¡Sea por Dios!
Mientras él viola la ley y se mantiene en campaña a favor de la doctora Sheinbaum que anda divertidísima, de plaza en plaza, con la cantaleta de que le lleva 25 puntos a la ingeniera Xóchitl Gálvez. Y hasta invita a celebrar en el Zócalo en la noche del próximo domingo 2 de junio.
Pero…
Si le incomoda que uno de sus amigos, amigas, conocidos o candidatos de la alianza “Sigamos Haciendo Historia”, proveniente del priismo, o del panismo como la senadora Nuvia Mayorga o el ínclito justiciero exgobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado, se le considere corrupta o corrupto, desleal y hasta traidora y traidor, le pregunto:
¿Sería usted capaz de meter las manos al fuego por ellas o ellos?
Veamos. La joven excandidata de la alianza Va por el Estado de México al gobierno mexiquense ¿incurrió en traición al partido que la encumbró llevándola a participar en las ligas mayores? O fue congruente con el harto conocido acuerdo de su jefe Alfredo del Mazo Maza con Andrés Manuel López Obrador.
¿Dinero de por medio? ¿Impunidad en la apuesta por el triunfo de la doctora Sheinbaum?
¿Y por qué hasta hoy y justo en la antesala de la elección presidencial?
Dice que Alito y la dirigencia estatal del PRI no la apoyaron y por eso perdió la contienda por el gobierno del Estado de México. ¿Por qué se guardó el reproche?
¡Ja!
Dice que no busca trabajo; “busco que a México le vaya bien, le vaya mejor”, justifica y adelanta, en ese triunfalismo de su, ahora amiguis Claudia, que México estará en buenas manos,
Y, mire usted, como de berrinche reclama que, después de la derrota “ni me tomaron en cuenta y ahora soy importante”.
Por supuesto, cada quien es libre de hacer con su vida lo que le venga en gana. Mas en el caso hombres y mujeres que hacen de la política profesión y modus vivendi, es lamentable que, cuando no se cumplen sus aspiraciones, porque se creen fundamentales, renuncien a la organización o instituto político que les encumbró.
Sin duda, en política no hay damas de la caridad ni santos. Y mucho menos coincidencias ni reflexiones de cuarto para las doce que concluyan con la decisión de renunciar a ideología y militancia.
¿Son, acaso, mujeres y hombres de este talante veleidoso quienes gobernarnos o representarnos en el Congreso de la Unión? Por eso, por eso, señoras y señores, el voto debe ser producto de una profunda evaluación de quienes contienden, hoy, por miles de cargos de representación popular.
¿Qué sabor de boca le deja escuchar mentira tras mentira a la candidata Claudia Sheinbaum Pardo en todas las materias?
¿En serio el país está como ella dice? ¿Los servicios de salud se acercan, siquiera, a los de Dinamarca? ¿El AIFA es el súper aeropuerto internacional que presume el licenciado López Obrador? ¿Por qué no acepta la doctora Sheinbaum que se investigue a los hijos de su jefe de campaña, Andrés Manuel, por presuntos actos de corrupción?
¿Por qué se protege a Ignacio Ovalle Fernández? ¿Por qué la Auditoría Superior de la Federación oculta resultados de auditorías en los que se evidencia corrupción en obras responsabilidad de militares?
Sí, el “hubiera” no existe. Pero imagine usted, ciudadano mexiquense que doña Alejandra del Moral fuera su gobernadora y de pronto, como hoy, se dio cuenta de que es momento de construir nuevos caminos personales.
El berrinche personal, el cobro de la factura.
¡Recáspita, Del Mazo!
La traición implica corrupción. Por eso, cuando ayer Xóchitl Gálvez metió a Alejandra del Moral en el mismo costal de los corruptos que han renunciado a su militancia priista y panista, no equivocó el adjetivo.
Y más luego de esa confesión de simpatía que, hace tres meses, le hizo Del Moral a Xóchitl, con quien se tomó la foto sonriente, jovial, convencida de su dicho.
Sí, esa es traición.
Y no es hacer leña del árbol caído porque no se puede pasar por alto este acto desleal. ¿Por eso no quiso Alejandra la diputación plurinominal del PRI? De aquí al sábado, con todo y veda, habrá otras sorpresotas. ¿De desleales y traidores? La tragicomedia sexenal. ¿A poco no, Drakko? Digo.
POR CIERTO, rumbos de Atizapán de Zaragoza, en el Estado de México, hay preocupación entre padres de familia de la Escuela COPÁN porque se ha desatado una campaña, salpicada de veladas amenazas, para disuadir a los potenciales electores de asistir a las casillas el próximo domingo.
Se sospecha del oficialismo. Pero, en una circular, el Sistema Educativo COPÁN invita a todos los miembros de la comunidad “a que hagan valer su voto en los próximos comicios y que construyamos juntos y unidos un país de paz y seguridad para todos”. ¿A quién conviene el abstencionismo? Acertó; por eso la mentada continuidad, ¿continuidad? No os hagáis que ya lo sois. Conste.
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