- Impunidad, acoso sexual
- Por Moisés Sánchez Limón
RedFinanciera
¿Es posible calificar al acoso sexual como un acto cívico, es decir, con rango sancionable de falta administrativa?
En México todo es posible. Infortunadamente.
Todo, como solo regañar a un acosador sexual, sin sanción que le haga pagar por la comisión de esta perversa práctica que deja graves secuelas psicológicas en las víctimas que deben conformarse con una disculpa.
Lo peor es cuando la autoridad jurisdiccional dicta la sanción después de un largo y penoso litigio que implica impunidad. Dicen que justicia tardía es injusticia.
Mire usted.
José Arturo Alva Valderrama es uno de esos personajes pervertidos, acusado de acoso sexual que transita rumbo a la impunidad si la autoridad de procuración de justicia en la Ciudad de México no aplica la ley demandada por la víctima.
La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México ha tomado el caso y le da seguimiento; ha atendido a la víctima que demandó a José Arturo Alva Valderrama, quien se aprovechó de su cargo para acosarla en instalaciones de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario de la capital del país.
Pero…
De acuerdo con la información disponible, Alva Valderrama renunció al cargo de Jefe de Unidad Departamental en la Subsecretaría de Sistema Penitenciario dependiente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México y anda por ahí burlándose de la denuncia hecha en su contra.
Cree que, como se pretende tipificar de falta cívica, a su abusiva y perversa acción de acosar sexualmente a una trabajadora, con la renuncia al cargo se soluciona todo. Aunque este personaje de marras no es un querubín porque hay, por lo menos, un antecedente en el que sirvió de testigo contra una mujer, pero luego se desistió.
José Arturo Alva Valderrama estuvo involucrado en testimoniales contra una trabajadora, de las que tuvo que desistirse en un litigio cuando trabajó en la entonces Procuraduría General de la República.
En 2013 la Cuarta Sala del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje resolvió en contra de la PGR y a favor de la trabajadora, que en 2008 demandó, entre otros requerimientos, reinstalación en su puesto de trabajo y el pago de salarios caídos.
Le cito este antecedente por el papel que jugó José Arturo Alva Valderrama cuando trabajó en la entonces PGR y sumó su testimonio contra una mujer, empleada desde 1992 en esa institución, porque es el acosador, como acusa el padre de Tsandeni Camacho, que “rompió la tranquilidad de mi hija en su trabajo”.
El acosador, sin duda obligado por las circunstancias y, quizá para ponerse a salvo, renunció a su cargo pero la autoridad de la Subsecretaría se lava las manos y evita respaldar a Tsandeni, cuya vida ha cambiado en un alto perjuicio contra su salud física y emocional.
¿Quién y qué sanción cura esas heridas, profundas provocadas por el acoso sexual?
Le comparto.
Tsandeni ha laborado durante ocho años en la Subsecretaría de Sistema Penitenciario que pertenece a la Secretaria de Seguridad Ciudadana, y su tranquilidad se violentó por el acoso sexual en su contra por este dizque compañero de trabajo con cargo superior jerárquico, llamado José Arturo Alva Valderrama.
A Tsandeni, el acoso que sufrió hasta que se atrevió a denunciar a Alva Valderrama, le causó problemas de ansiedad e inseguridad personal. Está sujeta a terapias psicológicas, particulares por supuesto, porque la autoridad de la Subsecretaría se ha hecho como que la virgen le habla.
Tsandeni recurrió desde el primer instante en que decidió alzar la voz y denunciar ante las instancias legales en esta materia de víctimas de violencia de género.
La Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, debe citarse, ha estado pendiente en todo instante del proceso y da seguimiento a la denuncia por abuso sexual que se presentó ante las instancias legales, que se ocupan del delito desde el 15 de noviembre de 2022.
Me refieren que el acosador sexual, es decir, José Arturo Alva Valderrama renunció a su cargo de Jefe de Unidad Departamental en la Subsecretaría de Sistema Penitencia, en enero de este año, 2023.
¿Y?
La renuncia no repara el daño.
Por ello, el padre de Tsandeni decidió denunciar públicamente el caso porque, aduce, “el camino que pueda ir tomado la posible resolución de archivar la carpeta de denuncia, porque se señale que la agresión a ella no fue acoso sexual sino un acto cívico. De momento se dice en la instancia legal que la investigación sigue en proceso. Estamos pendientes”.
Y sí, hay que estar pendientes de que se haga justicia. Aunque el daño está hecho y Tsandeni sufre de las secuelas de la perversión de la que fue víctima.
Sí, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México está en su tarea, atiende el caso. Pero…
Cuidado, cuidado. Justicia tardía es injusticia.
Y el licenciado Alva Valderrama seguramente recurrirá al padrino que le ha dado chamba en esos estancos de la FGR y luego en la Subsecretaría. ¡Recórcholis, Batman!
Porque, hoy como nunca antes, se duda de la voluntad de aplicar justicia. El licenciado presidente da la pauta: “no me vengan con que la ley es la ley”.
Y un ejemplo lo dio ayer, cuando Dalila Escobar, reportera de la revista Proceso le expuso:
–Presidente, en el caso de las personas desaparecidas y de los familiares, en este caso, ya refiriéndome como tal a las madres buscadoras y familiares, porque muchos casos se acompañan de sus familias para buscar a sus desaparecidos, ¿no consideraría que su gobierno les ha quedado a deber?
–No, no, eso –respondió incómodo el licenciado López Obrador–, es lo que pueden pensar en tu revista, en Proceso, y otros de la llamada sociedad civil o de organizaciones independientes, no gubernamentales. Pero no, hemos hecho todo y vamos a seguir trabajando con ese propósito.
En serio, no se ría.
Aunque la colega Escobar insistió:
–Se lo pregunto porque, por ejemplo, algunas de las madres buscadoras que han estado desde hace mucho tiempo… Hay el caso de María Herrera, una de las madres que ha sido reconocida, incluso a nivel internacional, por la lucha que ha tenido aquí en nuestro país y sobre todo porque tuvo la valentía de increpar al expresidente Felipe Calderón porque a ella le desaparecieron a cuatro de sus ocho hijos. Lo que ha mencionado es que actualmente ella percibe que la situación sigue igual y sobre todo está el reclamo general de que usted había prometido que hubiera reuniones trimestrales de evaluación y no las ha querido recibir.
¿Cuál fue la respuesta de Su Alteza Serenísima? Lea usted.
–Estamos atendiéndolos constantemente, yo en todas las giras que hago hablo con madres, con familiares de desaparecidos. Lo que no permitimos es que se utilicen estos casos tan lamentables, tristes, dolorosos, con propósitos politiqueros.
¡Sí!, politiqueros, la salida fácil del Duce cuando le demuestran que miente.
¡Ah!, además –¡pinches periodistas, Kalimán!– recurrió a su mecánica de acusar a la prensa.
–Es que –apisonó el Duce– hay, la verdad, mucha manipulación de medios como ustedes, —digo, con todo respeto— como Proceso, Reforma, Loret de Mola, Ciro Gómez Leyva, Carmen Aristegui, ya todos, o sea, por lo general.
“Entonces, es una campaña en contra utilizando de manera vil todo lo que les ayude a atacar al gobierno (….)”. Sí, él es la víctima porque él es el gobierno, él es todo, es ejemplo que se desparrama. ¡Válganos con el justiciero! ¡Recáspita, Drakko! Digo.
sanchezlimon@gail.com www.entresemana.mx @sanchezlimon1