En Tabasco se dice…

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  • Le rascaron los tanates al tigre y… nos arrodilló
  • Yo no vi un sólo delincuente, vi cientos
  • ¿Qué pasa con las investigaciones sobre el fraude de los nuñistas?
  • Por Alfredo Camacho Lara

RedFinancieraMX

Sí, en verdad, debió de ser una decisión muy difícil para las autoridades encargadas de la seguridad nacional, avalada por el Presidente de la República, el dejar en libertad a Ovidio, el hijo del Chapo Guzmán, para salvo guardar la integridad de la ciudadanía de Culiacán, Sinaloa, que se vio envuelta en una balacera sin pronósticos, a causa de las tropas del Cartel de Sinaloa, que exigieron la liberación de “su patrón”.

En su campaña por la presidencia, el actual jefe del Ejecutivo dijo en referencia a un posible fraude electoral que “quien suelte el tigre que lo amarre”. Está visto que su estrategia de seguridad azuzó al tigre y que nadie en su gabinete tuvo la capacidad de amarrarlo. Triste y lamentable también el papel de los encargados de informar oficialmente del fallido operativo porque no pudieron hilar una sola versión coherente.

Trascendió que si hubo detención de Ovidio, a pesar de que se dijo que nunca estuvo formalmente preso; sin embargo pese a los  desmentidos circularon en redes sociales fotografías donde era trasladado en una  patrulla militar hacía la Fiscalía y también replegado a una pared.

Ya reconocido por las autoridades castrenses, que el operativo que se implementó para detener a Ovidio, fue mal habilitado, nos toca pensar en la ciudadanía “Culichi” que se vio tan desprotegida ante las hordas salvajes que balaceaban con metralletas y armas de gran calibre, como los misiles,  la ciudad. Se habla de un helicóptero militar derribado.

Qué impotencia de las fuerzas armadas que los trataban de contrarrestar, al verse superadas por el número de sicarios mejor armados que ellos, además de una gran logística para  moverse, para saber dónde golpear contundente, como el ataque a la Fiscalía, a la zona militar y sobre todo a la zona residencial donde moran los familiares de la clase castrense asignada a Culiacán; esto sin olvidar a los transeúntes y a quienes fueron despojados en las avenidas de sus unidades móviles, muchas de las de ellas quemadas.

Quedan en la mente, el sinnúmero de comensales espantados que departían con compañeros o familiares en los restaurantes de la zona donde se escenificó “la guerra”, o de aquellos que laboraban en oficinas y centros comerciales, entre otros espacios.

Pero, en verdad, también queda latente la decisión que se tomó por parte de las autoridades encargadas de la seguridad de la nación. Me pregunto ¿fue lo correcto? Sí, la vida de muchos estuvo en riesgo, más, qué lamentable el operativo que se tejió tanto para detener al “hijo del Chapo”, como para defender a la ciudadanía.

Se dice y se reitera, que más valía la vida de los ciudadanos que un delincuente. Y, se quedaron cortos, porque todos vimos no sólo a un delincuente,  Ovidio, sino además a cientos de sicarios armados.

Y, esos cientos se desplazaron con gran agilidad por la ciudad “Culichi”, incluso un grupo de ellos sometió en una caseta a varios elementos del Ejército que se transportaban para apoyar a sus compañeros que en las calles se veían superados.

Pensamos en la ciudadanía culiacanense, que señala que nunca este cartel se había metido con ellos, pero nos queda el sinsabor de ver a nuestras autoridades sometidas por la delincuencia, nos duele, en verdad, saber que ahora fue sobajado el Estado de derecho y darnos cuenta que existe otra realidad, el narcoestado.

Quizá ya lo sabíamos, porque en el pasado ya se cotizaron hechos como este en Culiacán, donde el hampa se sale con la suya y es salvoconducto de sus líderes. Pero, se nos dijo que todo cambiaría, que ahora si ya habría mayor seguridad y… qué desprotegidos estamos.

La realidad es que las ocurrencias están causando mucho daño al país. Se supone que quien lucha por alcanzar el poder para regir al país viene con programas estructurados, muy definidos, planeados para dar solución a los problemas que nos aquejan, como es la inseguridad, la falta de empleo, una mejor educación mejores servicios y más.

Hoy se dio un mal mensaje al interior y al exterior de México, con lo sucedido en Culiacán, Sinaloa, y éste se aúna a otras decisiones que han lacerado la economía mexicana y que nos anuncia que no estamos creciendo, que no hay desarrollo.

Qué pena que se hable de Estado fallido, de Estado derrotado. Qué mal ejemplo para que otros sinvergüenzas se aprovechen de éste. Hemos visto también como se ataca a las fuerzas de seguridad a piedras y palos sin que estas responsan. Hay que replantear estrategias para combatir los ilícitos.

Es deseo que el actual sea el mejor Presidente de la República, porque México lo necesita, urge que  así sea, más hay muchas dudas y la realidad nos empaña.

Por lo pronto, le rascaron los huevos al tigre y éste rugió y todos entramos en pánico.

¿Qué pasa en Tabasco con el saqueo durante el régimen nuñista?

La pregunta viene porque de nuevo me encuentro con la carta abierta de Jorge Núñez, y que no veo ninguna respuesta a ella de parte de las autoridades estatales encabezadas por Adán Augusto López Hernández. La escribió el 21 de agosto del presente año; la publicó Rumbo Nuevo.

La títuló: David Gustavo, Wilver, De la Fuente, Lucina, Cabrales, Carballo

En la oficina del fiscal general del estado, Jaime Lastra Bastar, habría siete expedientes de funcionarios del gobierno de Arturo Núñez Jiménez. En las próximas semanas podrían comenzar las acusaciones judiciales, tipificadas como actos de corrupción. Estos expedientes son los de David Gustavo Rodríguez Rosario y  Wilver Méndez Magaña, extitulares de la Secretaría de Desarrollo Económico; Bertín Miranda Villalobos, exsecretario de Administración; Ángel Solís Carballo, exsecretario de Educación; la excontralora Lucina Tamayo Barrios; el exdirector del Sistema de Agua y Saneamiento, Alejandro de la Fuente Godinez, y la cabeza del ISSET, Alicia Cabrales. Se dice que a Gustavo Rodríguez, Wilver Méndez y Bertín Miranda se les investiga para saber qué pasó con los 400 millones de pesos de la venta de un predio de 36 mil 726 metros cuadrados, ubicado atrás del Centro de Convenciones de Villahermosa, en el centro urbanístico Tabasco 2000, que era propiedad del estado desde 1987. A Ángel Solís se le fincarían responsabilidades luego de que una auditoría a la nómina de la dependencia encontrara a 700 presuntos aviadores. A la exdirectora del ISSET se le imputarían delitos por fraude y peculado por más de 672 millones de pesos y a Alejandro de la Fuente lo señalan de desaparecer 106 millones. La excontralora Lucina Tamayo sería acusada de proteger y evitar la investigación de todas estas anomalías. Todo apunta a que la reciente captura de Rosario Robles ha acelerado todos estos procesos que dormían en el escritorio del fiscal general (Textual)

¿Verdad que no se ha visto nada? Puros señalamientos y verborrea

Suena mucho la dizque investigación a la esposa de Arturo Núñez Jiménez, una de las principales señaladas en el desfalco del erario de 2012 a 2018.

Al final nada.