En Confesiones de un Alcohólico

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  • Nada tenía Sentido Sin el Alcohol
  • Por Catalina Guadarrama

RedFinancieraMX

En esta ocasión, Lamberto oriundo de Tehuantepec, Oaxaca, nos comparte sus experiencias en el nublado mundo del alcohol: “Mí primera experiencia con el trago fue desde muy pequeño mis primos me embriagaron cuando yo tenía seis años, recuerdo que me sentí muy mareado, me caía y fui la distracción de la fiesta. Posteriormente cuando tenía 12 años bebía a escondidas, con los amigos, bebíamos caguamas, aunque sin embrutecernos, más para mí era necesario sentir los efectos del alcohol; a los trece años me puse una borrachera en forma, en una pre posada, había una botella de licor en la mesa y yo me aproveché, pues todos estaban en la fiesta y nadie me miraba, me ahogué totalmente, recobré la conciencia cuando me despertaron,  supongo no se percataron de mí estado, pues también los adultos estaban bien briagos.

Luego tomaba con moderación, pero a escondidas, que no se dieran cuenta mis papás.  A los 15 años volví  a beber sin control, uno de mis primos  de me dijo que  me fuera despacio, que apenas comenzaba la fiesta, pero a las 10 de la noche yo estaba totalmente ebrio, me salí de la fiesta, según yo, iba corriendo, quería llegar a la casa  pero me perdí, quería saltar una alambrada, creo para acortar el camino, pero me enredé en unos alambres de púas y me rompí  el pantalón, cuando desperté me encontraba en la casa, mi madre me golpeó hasta cansarse, porque me vieron ebrio corriendo, me buscaron y encontraron tirado, sin sentido en la calle. Pero no me importó, no quería dejar de beber, aún no sabía el problema en el que estaba metido, fue sólo un momento de malestar.

Desde muy joven, ya empezaba a entrar a las cantinas, a los 16 años trabajaba y estudiaba; esperaba los sábados con ansias, para beber, terminar briago. Según yo, ya sabía beber y jugaba con los amigos, todo era muy bonito me atrevía hacer cosas que en mis cinco sentidos no haría: como bailar, enamorar a las chicas, era muy agradable, por supuesto, nadie me hacía caso en ese estado de perdición en el que me encontraba.

Me junto con una mujer a los 19 años, la embarazo, todavía estudiaba, y me emborrachaba con los amigos en las canchas de la escuela, más no importaba ni mí pareja o el estudio. Mi vida de pareja comienza mal, de pronto tenía obligaciones y no supe ni cómo, pero tenía que trabajar para mantener a mí familia. Dejé la escuela, pero mi vida en el alcohol no cambió, según yo era responsable, porque trabajaba y llevaba comida a mí casa, pero ya tenía muchos problemas porque en varios trabajos ya me habían despedido por mí manera de tomar desmedida.

El alcohol siempre me traía problemas, cuando me corrían de un empleo, me decían: “ojalá cambies porque eres muy buen elemento”, pero no tomaba en cuenta ese tipo de consejos, pensaba que la gente no me valoraba, que no tenía por qué meterse en mí vida, ¿quiénes eran para opinar en mis acciones? A los 35 años, mi problema ya era grave, porque repartía carne y siempre traía cerveza en el camión, ya no podía estar sin sentir los efectos del alcohol. Esperaba los viernes, sábados y domingos para quedarme bien briago hasta que ya no me importó y bebí seis días seguidos; me corrieron de nuevo del empleo, y llegué a perder toda fuerza de voluntad, no quise buscar trabajo, estuve deprimido, me enfermé y tuve que trasladarme a la ciudad de México, al Hospital General y me quedé a vivir en la ciudad y comencé a trabajar y como era costumbre, me corren de nuevamente, por mí tonta manera de beber.

Un día me detuve a desayunar y se me antojo una cerveza, hice base en el lugar y seguí tomando, hasta que me buscaron del trabajo, regresé a la empresa totalmente borracho, me gritaron irresponsable, porque debido a mí estado de ebriedad pude causar algún accidente; salí de ahí sin nada y regresé a Tuxtepec, Oaxaca, llegué con la familia, pero mentí como siempre, el alcohólico es un hábil mentiroso.

Perdí muchas buenas oportunidades en la vida, nadie me quería contratar en Tuxtepec, y yo seguía bebiendo, y lo poco que ganaba era para calmar mis ansias de alcohol, no importaba nada ni mis hijos, que son tres, me volví una carga para mi esposa, más nada tenía sentido sin el alcohol.

Un día ya cansada de verme bebiendo en la calle, me sacó de la casa, pero rogué, lloré y me acepto, yo le prometí que dejaría el trago pero sólo lo hice por 10 días, una segunda vez, estaba muy alegre con los teporochos con los que hacía amistad, pasó mí esposa por la calle donde nos reuníamos y me miró, movió la cabeza en desaprobación y cuando llegó a la casa me tiró las cosas a la calle, ropa, zapatos, hasta nuestras fotos estaban en la calle.

Un amigo, que me invitó al grupo, antes habíamos sido compañeros de parranda, pero pasó el tiempo y cuando me vio me dijo: ¿si quieres dejar de beber?, por supuesto le dije que no, no me interesaba, entonces ya no le quería hablar porque ya no bebía, me ofendí por su propuesta.

Días después de una borrachera tremenda, mi esposa ya no me dejó entrar a la casa, ahí estaba yo: queriendo entrar para dormir, después de varios días de juerga, grité, rogué pero la puerta no se abrió, entonces recordé a mi amigo, y lo busqué para que me ayudara, me llevó al grupo  y estuve asistiendo tres meses, sin beber; conseguí trabajo, regresé con mi esposa pero cometí el error de dejar el grupo, ya no quería ir a la reuniones, comencé de nuevo a beber en un velorio para acompañar al papá de un amigo que falleció, según lo hice para no despreciar, me tomé como cinco copas, decía que solo era ese día, y en el entierro me ofrecieron otras cervezas que no desprecié, me curé la cruda y mi esposa ya estaba muy enojada; la verdad yo seguí bebiendo y fue peor, ya era de todos los días, me tiré al vicio totalmente, volví con mí grupo de cuates teporochos y por casualidad encontré al amigo de AA, no lo pensé y regrese al grupo desde 2011, ingresé a los servicios, asisto al grupo todos los días, estoy tratando de recuperar mi vida, no he bebido desde entonces y descubrí una nueva forma de vida, para integrarme a la sociedad y también conservo mi trabajo.

A los jóvenes les recomiendo que valoren su vida, la aprovechen, porque vivir en el desenfreno es agradable, pero al final destruye lo mejor de uno, se vuelve totalmente insensible, destruye tus proyectos. Un alcohólico, es capaz de vender todo para seguir bebiendo, deben tener mucha precaución cuando se es joven, porque estas en la etapa de experimentar, y no dejen la vida en un bar o en una cantina, ni en uno botella, que realmente terminen una carrera, emprendan un negocio, siempre hagan cosas positivas. La vida te da muchas oportunidades, pero las pierdes, dónde se quedan tus sueños, a los 45 ya perdiste todo. Me dio mucha pena darme cuenta que actuaba como adolescente, a esa edad, era tonto, me enfrasqué en el alcoholismo la vida se fue sin darme cuenta.

A los jóvenes, si les ofrecen la primera copa lo eviten porque una vez que caes siempre quieres más y más y más… Acérquense a los grupos AA a escuchar experiencias vayan, siempre aprenderán algo.

Despiertas de una pereza mental para darte cuenta de lo mal que andas, si no recompones el camino, tu destino es la muerte sin duda.

Alcohólicos Anónimos, Sección México, Ofrece una alternativa de Solución para quien Sufre la enfermedad del alcoholismo.

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