El tenis en México, el proceso que Kafka no entendería

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  • Por Juan José Ochoa, ex presidente de la ATJ

RedFinancieraMX

No causa extrañeza lo que está pasando en el tenis de México con la renuncia del tesorero y por el comunicado de una parte del consejo directivo de la FMT cuestionando la actuación del presidente (https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=10226034730234571&id=1225815126) (https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=3840642792723012&id=100003319862285&sfnsn=scwspmo); los tenistas podemos sentirnos tristes, pero no podemos decirnos decepcionados. Porque lo que está ocurriendo es consecuencia, tanto de lo que se ha venido haciendo, como de lo que se ha dejado de hacer. ¡JUSTO FRENTE A NUESTRAS NARICES! 

Además no son hechos aislados o emergentes, sino dos capítulos más de una triste novela en la que muchos de nosotros como tenistas, como directivos de asociación, directivos de club, o como padres de familia, tenemos más responsabilidad de la que creemos; esto se puede englobar en dos grandes problemas, que debemos identificar y atender puntualmente, si es que queremos mejorar este deporte: el primero, es la incapacidad de dirigir honestamente una institución como la FMT y el segundo, el bajo nivel competitivo de los jugadores. 

Creo identificar tres tipos de directivos. Existen afortunadamente los directivos que intentan promover y sacar adelante actividades muchas veces metiendo dinero propio; pero también existen lamentablemente los directivos que se involucran en una organización solamente para ayudar y dar preferencia y apoyo a un hijo o hija tenistas, aunque haya otros jugadores que los merezcan más; y también existen los directivos que pretenden hacer de la política su modus vivendi. Aunque tuve el honor de conocer algunos de los primeros, me percaté que muchos directivos llegan a ver qué sacan y no qué aportan, es una dolorosa realidad de las instituciones que organizan el tenis. Por otro lado, como normalmente las actividades directivas en el tenis no son remuneradas y a veces hasta hay que aportar, es difícil que alguien se involucre de manera desinteresada, ya que adicionalmente hay que considerar otros elementos como la resistencia de los clubes para colaborar ordenadamente debido a que tienen sus propios intereses particulares, o los cuestionamientos de tenistas que critican pero no participan. 

PLEITOS VERGONZOSOS 

El pleito entre los directivos es sin duda vergonzoso. Si bien el dinero es normalmente el motor de las desavenencias, dudo que los montos que maneja una organización semiquebrada como la FMT, sean lo suficientemente atractivos como para desafiar la integridad de cualquier persona. No creo que valga la pena ir a prisión o estar en boca de todos por las cantidades disponibles, a menos que la necesidad sea mucha, o… que tal vez no sea tan poco el dinero en disputa. 

A pesar del poco dinero que creo que hay, parece que eso ha sido el motivo de diferencias entre los miembros de la organización. No importa cuál haya sido la trama, si se trató de dinero proveniente de la CONADE, de dinero proveniente de la ITF, dinero que se genera a través de las propias actividades o infraestructura como afiliaciones, organización de la Copa Davis o la Copa Billie Jean King (antes Copa Federación), o avales para la realización de torneos, o los rendimientos del Centro Nacional de Tenis, en Chiapas. El común denominador es el dinero que, si es poco, con esas pugnas se esfuma por completo. La prioridad de muchos directivos es el poder o el dinero. 

Y la “desaparición” de ese dinero en medio de las pugnas, es el pretexto ideal para justificar la falta de apoyos a proyectos de desarrollo. Aunque en realidad, estos proyectos tampoco existen, lo que da pie para hablar del otro gran problema: el bajo nivel competitivo de los jugadores mexicanos, que por cierto fue el tema por el cual decidí involucrarme hace años en las actividades de promoción y de política en el tenis. 

AUSENCIA DE TENISTAS TOP 

Mientras que el pleito entre federativos se prende de vez en cuando, la inquietud general por la falta de jugadores mexicanos en top 100 de ATP o WTA, toma fuerza cuando surge un grupo de jóvenes que sobresalen de otros países; pero, basta recordar que hace 40 años, Canadá no se las veía con México, para darnos cuenta del mal trabajo que hemos hecho. 

No creo necesario recordar la paupérrima producción de jugadores de competencia en México; y todos ellos parecen haber sido resultado de su propio talento, aunque tal vez cuando Lavalle, Maciel y Lozano coincidieron en un incipiente proyecto, se demostró que al hacer algo diferente, se pueden lograr resultados diferentes. 

Aunque hay varios esfuerzos aislados y existe el antecedente de un Programa Nacional de Tenis, tenemos que reconocer que no hay nada generalizado y sistematizado. La inmediatez y el eficientismo nos llevan una y otra vez de manera inevitable a la improvisación. Y, si bien es cierto que a veces tenemos que improvisar para salir de algún aprieto, la improvisación constante o como regla, nos impide construir a futuro. 

Inclusive me tocó presenciar que, en lugar de pensar en trabajar en un proyecto de desarrollo, hubo un momento que llegamos al colmo de pretender contratar los servicios de Ernesto Escobedo, para que representara a México porque estaba como top 100 y había nacido aquí. ¡Una locura! 

Pero entonces, ¿Qué se debe hacer exactamente para “producir” jugadores de alto nivel?, pues si nos interesa, podemos acceder a los sistemas de desarrollo de jugadores de países como Canadá, Francia, España, Argentina, etc., pero con cautela, porque las condiciones de México son muy distintas a aquellos. 

Lo que creo que debemos saber es que ¡NO HABRÁ JUGADORES TOP 100, BAJO EL MODELO QUE TENEMOS EN MÉXICO Y QUE REPLICAMOS DÍA CON DÍA! 

Pero ¿Y cuál es ese modelo? Muy sencillo: cuando sobresale un jugador joven, tal vez con buena técnica o buen nivel físico, lo nombramos “promesa” o de “élite”; y con eso… ¡Apostamos todo a ella o a él!, hasta donde dé el presupuesto. Solo que la experiencia nos dice que no da mucho, ni el presupuesto, ni el jugador. 

Las principales dificultades de este modelo, son la falta de una sistematización de programas de formación de tenistas y una base de competencia demasiado pequeña, por lo que los jugadores que muestran un desempeño superior, cuentan solamente con la referencia de unos pocos jugadores a su alrededor, y su verdadero nivel es evidenciado con competidores de otros países. 

LAS RESTRICCIONES 

Hemos venido generando en óptimas condiciones, juveniles top 200 de ITF; y como óptimas quiere decir, jugadores dedicados en su totalidad a competir y entrenar en centros de alto rendimiento, pero además son top 200 tardíos, ya que cuando logran esos niveles tienen edades entre 17 y 18 años, implicando que a veces hay 100 jugadores o más, de entre 17 y hasta 14 años, con mejor ranking ITF. 

A la postre, esos top 200 de ITF que producimos se convierten en 600 o 700 ATP o WTA y por desgracia no todos cuentan con dinero suficiente para participar en torneos necesarios y ganar puntos para mejorar su ranking. Y como el dinero se esfuma en pugnas entre directivos, llegan los reclamos de esos jugadores por falta de apoyos, como si de dinero se tratase para mejorar. 

Aquí cabe la pregunta siguiente: si el dinero es suficiente para mejorar el nivel tenístico, ¿Cuántos jugadores y jugadoras mexicanos de buen nivel en ITF y familias acaudaladas, han intentado llegar a altos niveles en el ranking mundial y no lo han logrado, a pesar de que obviamente contaron con apoyado económico? La respuesta es: sí, se requiere de dinero, pero definitivamente debe ser utilizado de otra manera. 

EL CUENTO DE LOS CANGREJOS 

Hay mucha actividad y diversas personas que vienen trabajando en el tenis amateur, incluyendo torneos para veteranos con puntuación internacional y otros enfocados a los profesionales, como la AMTP, con muchos años de vigencia. Pero en ocasiones surgen esfuerzos similares que en lugar de unirse a lo que ya se viene trabajando, se ponen a competir. Ojo, no son cosas innovadoras, es lo mismo, con otro nombre. Parece el cuento de los cangrejos mexicanos, porque la prioridad de muchos promotores es la página del Jet Set. 

Otro ejemplo de trabajo es el que realiza el Centro de Tenis de Cancún, que viene organizando torneos que ayuda a los jugadores en su matchplay, pero también está enfocado a los pocos jugadores que han logrado sobresalir y se deciden a ir a esa sede. Por supuesto está el Centro de Tenis de Mérida y en Florida trabaja Nicolás Guízar. 

Por lo tanto, hay varias acciones de trabajo en cuanto alto rendimiento, pero falta la formación desde “cero” para que haya una cantidad mayor de jugadores de “verdadero” alto rendimiento. 

Justamente las academias de tenis son las que forman los jugadores desde cero, y en México las academias se encuentran totalmente abandonadas a su suerte, ya que todas ellas tienen que buscar sus propias alternativas para sostenerse y muchas veces recurren al pirateo de jugadores, porque cuando en una academia hay algún jugador “promesa”, la academia lo presume para promover sus servicios. La principal prioridad de las academias es subsistir. 

Hay infinidad de ideas, provenientes principalmente de tenistas de opinión que no tienen claro lo que debe de contener un proyecto, ni tampoco conocen los procesos de desarrollo de tenistas. Pero definitivamente tienen razón, se necesita estructurar algo, pero, evitando el empirismo, con ayuda de un grupo interdisciplinario que incluya profesores, exjugadores, preparadores físicos, y otras disciplinas que se consideren necesarias. Un proyecto que logre ampliar la base de competencia de tal manera, que genere tantos jugadores que nos sea imposible memorizar los nombres de todos los niños y niñas que por sus habilidades tenísticas puedan ser considerados verdaderas promesas, y que logren el nivel de los jugadores de su misma categoría en otros países. 

En Nuevo León están trabajando en un modelo de monitoreo de los jugadores para intentar identificar los puntos específicos que deben fortalecerse, pero no deja de ser un esfuerzo aislado. 

Javier Ordaz y Ricardo Sánchez pretendieron presentar en 2017 durante una copa Davis en Guadalajara, un proyecto de formación de jugadores que contenía estos alcances, pero lamentablemente no se les hizo caso. 

PERO, ¡QUE SEPAN DE TENIS! 

Obviamente estamos hablando de implementar acciones de largo plazo dirigidas a las academias que decidan participar, de apoyos para el traslado de jugadores para las competencias, de apoyo para la organización de torneos, etc., y para eso se requiere el dinero que los directivos desaparecen con sus pleitos y sus intereses, pero también estamos hablando de generar un compromiso por parte de academias y de jugadores y padres de familia, de que realizarán el esfuerzo que les corresponda. 

En fin, si para los directivos la prioridad es el poder y el dinero, para los clubes su prioridad son sus intereses particulares, para los tenistas de opinión que no participan la prioridad es hablar y criticar, para las academias la prioridad es subsistir y para los promotores la prioridad es el jet set, tendremos que seguir conociendo este tipo de pleitos absurdos sin sorprendernos, y resignarnos a ver en torneos organizados en nuestro propio país, a casi puros jugadores extranjeros, más uno que otro mexicano para la primera y quizás segunda ronda. 

Tal vez un buen inicio para mejorar el panorama, aunque no la solución en sí, sería que las asociaciones y la federación contaran con directivos que sepan de tenis.