El Rincón del Giróvago

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  • El desafío de romper el ciclo de la educación deficiente en México
  • Por. J. Alejandro Gamboa

RedFinanciera

La educación en México es un tema que me apasiona profundamente, sobre todo cuando mi propia educación fue, en su momento, deficiente.

Y me interesa el tema, no sólo porque es la base sobre la cual se construye el futuro de un país, sino porque es la herramienta más poderosa para transformar realidades, para romper ciclos de pobreza y para forjar ciudadanos críticos y responsables. Y si alguien entendió esto con una claridad inquebrantable, fue Eulalia Guzmán Barrón.

Escuchando la mañanera de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se habló de este personaje histórico femenino cuyo nombre Eulalia Guzmán debiéramos hacer resonar con la fuerza que debería en la memoria colectiva de México.

A decir de la información, su vida es un testimonio de lucha incansable por la educación y la justicia social. Nacida en 1890 en San Pedro Piedra Gorda, Zacatecas, desde temprana edad mostró vocación por el conocimiento. A los 14 años ingresó a la carrera magisterial y, para 1910, ya estaba titulada como maestra. Su carrera coincidió con la introducción de métodos educativos socialistas provenientes de España, que radicalizaron a muchos docentes de la época y la convirtieron en una pionera de la educación progresista en México.

Fue una de las primeras mujeres mexicanas en asumir un papel destacado en la arqueología y en la investigación histórica. Su labor en la preservación de documentos históricos y su trabajo en la educación indígena son apenas una fracción de su legado. Participó en excavaciones de Monte Albán, contribuyó a la educación de comunidades yaquis y dirigió la primera campaña nacional contra el analfabetismo. No obstante, su carrera también estuvo marcada por controversias, como el hallazgo de los supuestos restos de Cuauhtémoc en Ixcateopan, Guerrero, lo que generó un debate que dividió a la comunidad académica.

Pero, en realidad su vida es una prueba de que la educación no es sólo una cuestión de aulas y libros de texto. Es un proyecto de nación, un proceso que debe involucrar a toda la sociedad y que no puede permitirse fracasos. Y, lamentablemente, en la actualidad, la educación en México sigue enfrentando problemas estructurales, especialmente en las zonas rurales y marginadas del país, y en municipios del Estado de México, donde vivo.

Las desigualdades que persisten. Los datos más recientes del INEGI revelan una cruda realidad: en el ciclo escolar 2021-2022, sólo el 64.9% de los estudiantes de primaria y el 79.4% de los de secundaria tenían acceso a internet en sus hogares. En zonas rurales, el panorama es aún más desalentador: apenas el 46.1% de los estudiantes de secundaria disponía de una computadora en casa.

Siempre nos preguntamos ¿Cómo se supone que deben competir en igualdad de condiciones con niños de contextos urbanos que cuentan con acceso a la información de manera inmediata?

La falta de infraestructura, la escasez de materiales didácticos, la formación muy deficiente de los docentes y la insuficiente inversión gubernamental en educación son sólo algunos de los factores que contribuyen a la crisis educativa. A esto se suma la inestabilidad de los planes de estudio y la falta de continuidad en las políticas públicas, un aspecto que no debiera ocurrir.

Y es que el problema no es sólo la falta de tecnología o infraestructura, también enfrentamos un retroceso en la enseñanza del pensamiento crítico, de la historia y de la filosofía. La educación en México ha sido víctima de la improvisación política, y el resultado es una generación que no está recibiendo las herramientas necesarias para entender su contexto ni para construir el futuro.

Nos preguntarnos ¿qué podemos hacer? No podemos esperar a que el gobierno resuelva el problema por sí solo. La educación es una tarea colectiva, y cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en su mejora.

Formación docente especializada. Si queremos una educación de calidad, necesitamos maestros altamente capacitados. La enseñanza en zonas rurales, en zonas marginadas, en localidades olvidadas, no puede abordarse con las mismas estrategias que en las ciudades. Se necesita una formación docente adaptada a contextos multigrado, con enfoques pedagógicos diseñados para atender las necesidades de comunidades específicas.

En la mañanera se habló de la educación dual, que abordaré en un siguiente artículo por la relevancia del tema.

Integración de las TIC en la educación. La digitalización educativa no es un lujo, es una necesidad. Se deben crear programas que faciliten el acceso a dispositivos tecnológicos y conectividad en escuelas. Además, es fundamental diseñar plataformas educativas accesibles y sencillas, que permitan a los estudiantes complementar su aprendizaje.

Impulsemos la filosofía y la historia en la educación: No podemos educar a una generación de ciudadanos sin herramientas para el pensamiento crítico. La historia y la filosofía no son materias prescindibles, sino fundamentales para entender nuestra identidad y nuestro papel en la sociedad. La filosofía, en particular, debe ser rescatada como un eje central en la formación de los estudiantes.

Asimismo, la educación no ocurre en aislamiento. La comunidad debe involucrarse activamente en las escuelas, no sólo como espectadora, sino como parte fundamental del proceso de enseñanza. En algunas escuelas, el autoritarismo, reflejo de viejas prácticas educativas, debe dar paso a la riqueza cultural de cada región, incorporando al aprendizaje las aportaciones de los ciudadanos, padres de familia, madres incansables, promoviendo un sentido de pertenencia y arraigo en los estudiantes.

La infraestructura educativa sostenible. No se puede exigir calidad educativa cuando las escuelas carecen de lo básico. Invertir en infraestructura escolar es una inversión en el futuro del país. Se necesitan espacios dignos para nuestras niñas y niños, seguros y adecuados para el aprendizaje. Además, la arquitectura escolar puede ser un punto de innovación, utilizando materiales locales y energías renovables para generar entornos sostenibles.

Que se comprenda con claridad: hablar de educación no es sólo hablar de aulas, maestros y libros. Es hablar del país que queremos construir. La historia de Eulalia Guzmán nos recuerda que la educación es una lucha constante, que requiere valentía y compromiso.

No podemos darnos el lujo de seguir perdiendo generaciones en el abandono y la mediocridad. Si realmente queremos transformar México, la educación debe ser nuestra prioridad. Y no basta con discursos ¡necesitamos acción! Desde la trinchera en la que estemos, ya sea como maestros, como padres, como ciudadanos, tenemos la responsabilidad de contribuir a la educación.

Al final, educar no es solo una tarea del gobierno: es un deber de todos.

Algunas fuentes:

La Mañanera. Conferencia matutina de la Pta. Claudia Sheinbaum, 06 de febrero 2025

INEGI – Encuesta Nacional sobre Acceso y Permanencia en la Educación (ENAPE)

Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) – Información sobre la trayectoria y contribuciones de Eulalia Guzmán en la arqueología y la educación.

Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) – Estudios sobre historia de la educación en México, filosofía en la educación y análisis del pensamiento crítico en la enseñanza.

OCDE – Panorama de la Educación en México