- Pero mantiene fortaleza ante el dólar, a pesar que se esfumaron sus ganancias del último trimestre
RedFinanciera
Expertos financieros consideraron que al finalizar septiembre, el peso mexicano ya agotó casi en su totalidad el espacio para una mayor apreciación, ante los crecientes riesgos tanto en el frente fiscal – local y en EU, pero lo más relevante es que el bono del Tesoro de Estados Unidos ha alcanzado un rendimiento del 4.78%, sin descartar que pueda alcanzar el 5% en las siguientes semanas.
Este mayor rendimiento en los bonos del tesoro de EU se suman a la incertidumbre que han expresado los inversionistas y son los factores que pueden seguir incidiendo en un mayor apetito por dólares a nivel global.
En los últimos días del mes los movimientos de nuestra moneda fueron veloces, por lo que frente a un panorama incierto con cuestiones como elevados precios del petróleo, tasas elevadas por más tiempo y cuestiones políticas estimamos que la paridad peso-dólar pueda seguir una moderada trayectoria de alza.
De acuerdo con Intercam Banco, lo que pareció ser un evento excepcional de depreciación al cierre de agosto derivado del anuncio de la Comisión de cambios, ahora parece ser en retrospectiva el punto de inflexión para la moneda mexicana.
A partir de ese evento, la paridad peso dólar se ha alejado de su senda descendente que comenzó de manera evidente a mitad del 2022 y se prolongó por poco más de un año.
En su lugar en septiembre se registró una trayectoria con sesgo al alza, dentro de un amplio rango de 60 centavos, inclusive, tocando máximos de cuatro meses.
En este sentido, cabe aclarar que si bien, el retroceso de septiembre – iniciado al cierre de agosto – eliminaron completamente las ganancias del inicio del trimestre, erosionando también la apreciación acumulada en la primera mitad del año, ciertamente el peso se mantiene aún en un nivel considerablemente inferior al de los cinco años previos, denotando su aún relativa fortaleza.
Es aún más importante señalar que los factores que han incidido en el reciente relativo debilitamiento del peso son atribuibles principalmente a factores externos y no precisamente de índole local.
En primer lugar, reconocemos una menor tolerancia al riesgo en los mercados ante la incertidumbre que aún continua nublando el horizonte.
A esto se sumó el riesgo del cierre del gobierno de EU, que si bien se logró evitar por lo menos de manera temporal, esto hizo mella en los mercados dada su proximidad con otro episodio similar, las negociaciones sobre el techo de la deuda, del cual los legisladores norteamericanos pareciera no tomaron lección alguna, denotando nuevamente la falta de gobernanza e institucionalidad en la legislación fiscal norteamericana, y que seguramente
continuará ensombreciendo los mercados hasta resolverse de manera definitiva.
Pero el factor toral de la depreciación del peso es la fortaleza generalizada del dólar ante las expectativas de que las tasas permanecerán elevadas por mas tiempo del previsto ante la resiliencia de la actividad económica, aunado a la más que proporcional sensibilidad del peso a los movimientos del mercado derivada de su alta transaccionabilidad.
No obstante, los fundamentales que llevaron al fortalecimiento del peso continúan presentes: un excedente de dólares en la economía mexicana; un alto diferencial de tasas con respecto a los bonos del Tesoro; tasas reales positivas y sólidos fundamentales macro, con excepción de la “rígida” disciplina fiscal que había presentado el gobierno federal hasta este año y cuya laxitud proyectada para el último año de la actual administración fue tomada negativamente por los mercados; evento que no es menor dado que había sido la piedra angular de la actual administración.