- Impactará la perspectiva de un mayor aumento de la tasa de Banxico
- Por Ricardo Jiménez
RedFinanciera
La tendencia del peso mexicano en el corto plazo estará definida por la política monetaria interna, es decir, la mayor apreciación esperada se explicaría básicamente por la expectativa de un mayor aumento de la tasa objetivo del Banco de México (Banxico).
En ese sentido, sin el Banxico toma la decisión de incrementar su tasa objetivo en 25 puntos base para apuntalar la inflación definitivamente hacia la baja, el tipo de cambio peso-dólar previsiblemente podría bajar hasta un precio de 17.60 pesos por dólar, el cual lo alcanzaría entre l segunda y tercera semana de mayo.
El próximo anuncio de política monetario del Banco de México está previsto para el 18 de mayo del año en curso, con amplias posibilidades de un avance de un cuarto de punto en su tasa de interés de referencia para llevarla hasta un nivel de 11.50% y quizá sea el último incremento previsto para este año, además, que igual Banxico finalice su ciclo restrictivo.
El tipo de cambio peso-dólar previsiblemente estaría encontrando su nivel piso del año, sobre todo cuando la revaluación de la moneda mexicana se explica fundamentalmente por el endurecimiento de la política monetaria que comenzó prácticamente a principios del 2022 derivado de las presiones inflacionarias existentes en la economía mexicana.
La paridad peso-dólar ingresará dentro de un entorno de relajamiento que podría durar durante algunas semanas, principalmente en segunda quincena de mayo y las tres semanas consecutivas de junio, cuando la inflación muestre una clara tendencia de baja, la cual se verían niveles por debajo del 6%.
En el corto plazo, el peso mexicano bajo este contexto mantendría en rango de operación que podría entre 18.35 pesos como nivel máximo y 17.50 pesos como precio mínimo, aunque, la mayoría de las negociaciones se encontrarían en promedio sobre los niveles de 17.80 pesos por billete verde.
Sin embargo, los participantes del mercado de cambios se encuentran un tanto inquietos por la perspectiva de que la economía de Estados Unidos podría entrar en recesión a partir del segundo semestre de este año, debido al anuncio de datos económicos poco consistentes.
La semana pasada se notificó un dato que avalaría la perspectiva antes mencionada, como es el caso de la cifra del índice manufacturero (ISM) correspondiente a marzo, el cual se ubicó en 46.3 puntos, su peor nivel desde mayo del 2020, además, de que se encuentra por debajo de los 50 puntos, que estando por debajo de ese nivel implica una desaceleración de la economía.
Los pedidos de bienes duraderos cayeron 1.0% mensual en febrero y las ventas minoristas de marzo disminuyeron 1.0%. El 27 de abril, se publicó la cifra de crecimiento económico de Estados Unidos correspondiente al primer trimestre de este año, el cual registró apenas un aumento de 0.26% y anual se ubicó en 1.06%, por debajo de las expectativas de los analistas económicos que esperaban un 2% anualizado.
La desaceleración del crecimiento económico estadounidense se derivó fundamentalmente a una caída de los inventarios, reflejo de que los negocios están limitando las nuevas órdenes ante una probable recesión, aunque, habría que ver que tan profunda sería la caída de la economía de Estados Unidos.
En líneas anteriores comentamos que los analistas económicos del sector privado esperan la entrada en recesión de la economía estadounidense a partir del segundo semestre, pero lo más probable es que comience a partir del cuarto trimestre de este año, por ello, habría que estar pendiente del anuncio de datos económicos de Estados Unidos.
En esta semana, el principal foco de atención se centrará en el anuncio de política monetaria de Estados Unidos prevista para el próximo miércoles 3 de mayo, donde los analistas del medio financiero pronostican un aumento de 25 puntos base para ubicarla en 5.25%.
Es probable que sea este el último aumento del ciclo alcista de la tasa de referencia de la Reserva Federal (Fed). Asimismo, también previsiblemente el Banco Central Europeo (BCE) aumentaría su tasa en 25 puntos base, además, del anuncio de política monetaria de los bancos centrales de Australia, Malasia, República Checa, Brasil y Noruega.