- En la novela El ancla de arena, hay datos históricos e hipótesis de por qué no existe documentación acerca de Colón
- Norma L. Vázquez Alanís
RedFinanciera
El antropólogo, arqueólogo e historiador francés Christian Duverger decidió incursionar en el género literario narrativo de ficción, con una trama policiaca unida a la biografía del navegante Cristóbal Colón y a dos documentos existentes sobre sus viajes: el Diario de a bordo y la copia a dos manos que mandó hacer el rey Fernando de Aragón.
Esos manuscritos están desaparecidos desde hace siglos y en torno a su paradero y autenticidad se desarrolla la trama de la novela El ancla de arena, (SUMA de letras, Penguin Random House Grupo Editorial, primera edición, enero de 2016, 383 páginas), en la que el lector hallará datos históricos e hipótesis de por qué no existe documentación acerca de Colón antes de que apareciera en la corte española: su origen judío y su cambio de nombre.
Si bien a través de la ficción Duverger retoma a un personaje que es objeto de acaloradas discusiones más de cinco siglos después de su muerte, con la aportación -gracias a sus amplios conocimientos e información documental- de elementos que antes no habían sido considerados en torno a la figura del navegante, lo cierto es que no logra un estilo plenamente novelístico porque su prosa es muy reiterativa y con un precario manejo del idioma, además de que en ciertas partes resulta demasiado obvio el argumento y el lector casi sabe lo que sucederá.
En este libro abundan las largas conversaciones de los protagonistas en las cuales manejan innumerables fechas y personajes históricos que revelan la minuciosa y exhaustiva investigación que como historiador realizó Duverger acerca del navegante que llegó a América, aunque también abrevó en el Colón que ha estado vivo en la tradición literaria a través de la pluma de escritores como Carlos Fuentes, Paul Claudel, Alejo Carpentier, Lope de Vega, Julio Verne y Augusto Roa Bastos, entre muchos otros, aunque sin tanta pericia.
El ancla de arena da al lector una visión diferente sobre la vida del célebre y complejo personaje; uno de sus pocos aciertos es que la acción se sitúa en el presente, lo que permitió al autor desplegar un monumental conjunto de versiones, datos, incertidumbres, hallazgos, documentos, tradiciones orales y un sinfín de elementos con lo que reconstruye tanto al hombre histórico como el significado distinto que sus hazañas han recolectado a través de más de 500 años, lo que en una narración histórica habitual hubiera sido imposible. Sin embargo, el suspenso y el desarrollo de la narrativa literaria resultan bastante pobres.
“En El ancla de arena la ficción permite entrar de manera lúdica en la vida de Colón y las dudas que generó su personalidad”, afirma el autor de este thriller que involucra a un policía español (Ricardo Luna), una historiadora italiana (Myrta Pitti) y dos documentos desaparecidos desde hace varias centurias: el Diario de a bordo, un manuscrito de Cristóbal Colón que él mismo entregó al rey Fernando de Aragón en calidad de préstamo, y una copia de esa bitácora de viaje que el soberano encargó elaborar a varios escribanos, porque había decidido conservar de manera definitiva el original. Colón nunca volvió a ver ese escrito y sólo recibió el calco hecho por los copistas del monarca.
En el argumento se plantea que dichos textos fueron decomisados por la policía, en la frontera de Francia con España, a un comando terrorista que pretendía venderlos; entonces surgen las dudas sobre su autenticidad y los protagonistas enfrentan sucesos desafiantes como asesinatos, robos, encubrimientos, amoríos, sospechas y revelaciones que los ponen en peligro, pero los llevan a involucrarse con mayor ahínco en el desciframiento de las claves de este misterio, y siguiendo las huellas del navegante intentan despejar algunas dudas como si asesinó a su esposa, si fue amante de la reina Isabel, si fue agente secreto de Portugal, o si buscó negociar con otros poderes su descubrimiento, aunque ello significara traicionar a la corona española.
“Es una novela que permite entrar en un asunto histórico y el lector puede saber que dicha parte no es inventada, pues se basa en una investigación muy cuidadosa que hice durante muchos años”, asegura Duverger.
En su libro, el también antropólogo intentó mezclar “la seriedad más exigente de la historia crítica con la libertad de ficción, lejos de las teorías especulativas”. Empero, El ancla de arena se quedó en un relato lleno de datos, poco creíble y sin técnica novelística. El último capítulo glosa todos los epígrafes para cerrar la historia de la ficción y la vida de Colón.
Al respecto, el periodista y crítico literario duranguense Fernando García Ramírez (revista Letras Libres y periódico El Financiero) considera que “si como historiador Duverger es osado, imaginativo, audaz, especulativo y brillante, como novelista es muy limitado, se vale de todos los lugares comunes al uso en la novela policiaca, su trama es básica, rocambolesca, tipo James Bond, el misterio escaso, la prosa afectada y las escenas rayan en lo ridículo”.
Comenta García Ramírez que “dada la inexperiencia de Duverger con el género, a lo largo de la novela se permite ir soltando sin mesura la copiosa investigación sobre Colón”, de manera que los protagonistas van desplegando a todas horas la erudita y altamente especulativa narración sobre el navegante.
La formidable imaginación de Duverger como investigador aterriza pobremente en una novela previsible y en muchos momentos francamente tediosa, concluye el crítico, quien señala que el historiador como novelista es limitado y de inventiva más bien escasa, lo cual sitúa a El ancla de arena muy cerca de El código Da Vinci de Dan Brown.
Post Scriptum
Christian Duverger (Burdeos, Francia, 1948) es doctor por la Universidad de París (Sorbona) y profesor de la cátedra de Antropología social y cultural de Mesoamérica en la École des Hautes Études en Sciences Sociales de la misma ciudad. Fue consejero cultural de la Embajada de Francia en México. Se ha dedicado al estudio del México prehispánico y colonial (siglo XVI) durante más de 30 años y ha realizado varios trabajos de campo en el ámbito de la arqueología y la antropología, en México y en América Central.
Ha colaborado con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad de Guadalajara. Entre sus publicaciones destacan: La flor letal, El origen de los aztecas, La conversión de los indios de la Nueva España, Arte sacro indígena de México en el siglo XVI, El primer mestizaje, Cortés (Biografía) y Crónica de la eternidad.