Difícil pero necesaria solución a los conflictos de Notimex

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  • Por José Antonio Aspiros Villagómez

RedFinancieraMX

En la agenda de los medios de información hay en estos tiempos muchos hechos importantes, encabezados por el coronavirus y sus consecuencias. Pero desde un año antes que surgiera ese lamentable problema de salud, ha sido un tema de atención constante la crisis en que vive hasta la fecha la Agencia de Noticias del Estado Mexicano, Notimex. Varios medios y articulistas se ocupan de ello en la actualidad.

En los casi 52 años que tiene de existencia ese organismo público, nunca se le habían acumulado tantos problemas como ahora: el reclamo de corresponsales despedidos; una huelga que lleva tres meses y un patrón que no suspende sus actividades; un sindicato desmantelado por el despido de todos sus miembros, pero reconocido por la autoridad laboral; demandas por falta de liquidaciones; contrademandas por corrupción que ya se investigan; una directora confrontada con diversos medios, organizaciones, comunicadores y comentaristas; destituciones y delaciones de empleados que ella misma había contratado, y un escándalo por supuestas órdenes de atacar en las redes sociales a diversas mujeres periodistas.

Sin ánimo de prejuzgar, esa es “la nueva Notimex”, como la definió a su llegada al cargo la actual directora general Sanjuana Martínez en marzo de 2019, tres meses después de que ya había surgido el conflicto con los corresponsales extranjeros por la no renovación de sus contratos y la falta de liquidación a pesar de su antigüedad hasta de décadas en la empresa.

El valioso trabajo de ellos contribuyó mucho a darle a Notimex un lugar reconocido en el país y en el extranjero por la cobertura junto con enviados especiales, tanto de las actividades fronteras afuera de todo tipo de figuras mexicanas públicas y privadas, como de sucesos internacionales de envergadura y entrevistas exclusivas a grandes personalidades.

Gracias a esos periodistas y también al personal operativo en la sede central de la Ciudad de México, así como a los ya igualmente despedidos corresponsales en el resto de la república, Notimex se labró un prestigio -no exento de algunos conflictos y escepticismos de variada magnitud- entre sus alrededor de 500 suscriptores.

Ahora Notimex está en huelga. Fue estallada por un sindicato cuyos miembros en su totalidad ya habían sido despedidos, y no se ven indicios de que vaya a tener fin. Una situación parecida terminó con la agencia Informex -de capital privado- en los años 80 del siglo pasado, que fue la época en que surgió el sindicato de Notimex.

La relación obrero-patronal casi nunca fue fácil desde entonces, pero se agravó desde que, a principios del siglo actual, llegó a la dirigencia sindical y se mantuvo en ella hasta 2019 el reportero Conrado García, quien quiso ser director general y a cambio consiguió un asiento en los consejos de administración y editorial consultivo.

Este líder fue la piedra en el zapato de los sucesivos directores, menos del anterior, Alejandro Ramos (2013-2018), quien para cumplir sin problemas su encomienda prefirió ser complaciente y le hizo todas las concesiones al parecer irregulares que ahora son investigadas por las autoridades tras la denuncia hecha por la empresa.

La solución a los muchos frentes de conflicto someramente expuestos aquí, pasa por finalizar esa huelga tan extraña y definir cómo quedará un sindicato sin miembros dentro de la institución. Eso incluiría el arreglo de las demandas tanto de la parte patronal como de los trabajadores despedidos, incluidos los corresponsales, si bien no parece haber voluntad oficial en este último caso, porque no entienden la importancia de su tarea.

Un siguiente paso sería que las instancias competentes -tal vez lo sean los consejos de administración y editorial- revisen si el actual programa de trabajo se ajusta a lo que establece la ley que creó la Agencia de Noticias del Estado Mexicano, o, como ha sido señalado por algunas voces, regresó a su antigua condición al servicio de los gobiernos en turno.

Y, no menos importante, que se examine si es adecuado que continúe la directiva actual de la empresa. Desde su arribo al cargo con un fuerte apoyo presidencial, que mantiene, la directora comenzó a tener una guerra de “tuits” y se ha confrontado con cuantos medios, organismos y personas no están de acuerdo con sus argumentos o le niegan lo que ella considera “derecho de réplica”, y así ha erosionado la imagen de la institución que costó muchos años y esfuerzos construir.

Además, han surgido nuevos cuestionamientos sobre la pertinencia de que Notimex se mantenga en operación. Sería injusto y torpe que este complicado panorama derivara en su cierre, como muchas veces ha sido el deseo dentro y fuera del gobierno por no conocer o aceptar la necesidad e importancia de que el país tenga una agencia de noticias pública, orientada a una función periodística que no debe limitarse a la defensa del derecho a la información como ahora se pregona.

Así lo entiende este tecleador y lo sustenta en su libro “Notimex: la imagen ‘sexenal’ de México en el mundo”, que contiene la historia no oficial de ese organismo desde su fundación en 1968.