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El exquisito Monte Nelson, A Belmond Hotel (belmond.com), situado en el corazón de Ciudad del Cabo y a los pies de la Montaña de la Mesa, con su icónico e inconfundible tono rosa, pintado en este color en honor a la paz en el año 1918 ha sido un alojamiento con historia que se respira desde que uno accede por la gran entrada que fue instalada en 1925 para dar la bienvenida al príncipe de Gales, o paseando por los jardines en los que John Lennon solía meditar, sentándose en los salones en los que lo hacía Winston Churchill -quien dijo de Monte Nelson que era uno de los “mejores establecimientos que había conocido”- o en la que fuera la mesa favorita de Nelson Mandela. Pinceladas de historia únicas que hacen que los huéspedes se sientan en un lugar especial.
Entre sus fabulosas habitaciones y suites (hasta 198 con distintas tipologías) resaltan las Garden Cottage Suites, unas cabañas que dan al jardín, combinando el encanto discreto con el lujo moderno, llenas de paz y privacidad. Las suites han sido decoradas con sofás de gran tamaño, chimeneas y espejos venecianos. Y para el lujo más exquisito la Presidential Suite, con impresionantes vistas Table Mountain, decorada por el interiorista Graham Viney con lujosas telas de seda y 1930 luminarias con cristal de Baccarat y un escritorio original de cuando abrió el hotel en 1899.
Para relajarse nada mejor que un paseo por los jardines, con Table Mountain como telón de fondo. En ellos se puede realizar un tour entre árboles centenarios, algunos con más de 170 años de historia. También descansar en la piscina, que aunque la temperatura máxima en estos días ronda los 17º, Mount Nelson cuenta con piscina climatizada, con lo que la temperatura exterior no es una excusa. O con un masaje relajante (para dos) en Librisa Spa, a base de tratamientos naturales.
Recientemente el chef George Jardine, originario de Escocia, ha sido nombrado chef ejecutivo del hotel. Famoso por sus sabores sencillos en su cocina y sobre todo por Jardine Restaurant, abierto a su llegada a Sudáfrica en 2006, un restaurante que forma parte de los 50 Mejores Restaurantes del Mundo.
Para una experiencia gastronómica única la que ofrece The Red Room, donde el dublinés Liam Tomlin y el sudafricano David Schnider han creado un menú que encarna la filosofía panasiática, invitando a los huéspedes a un viaje por Oriente, que rinde homenaje a estas cocinas. Unas vieiras a la brasa con espuma de Tom Yum o unos bollos al vapor con cerdo estilo barbacoa coreana, un pato a la pekinesa o unos dumplings y tofu marinado serán algunas de las exquisiteces que la pareja y el resto de huéspedes podrán disfrutar.
Una cita imprescindible en la escena social de Ciudad del Cabo desde hace más de 30 años es la hora del té en el Nellie de Mount Nelson, un ritual con más de 60 tés de hoja suelta que se acompañan con una lujosa selección de delicias dulces y saladas elaboradas por la chef pastelera Vicky Gurovich, como la tarta de leche sudafricana, una exquisitez a la que es casi imposible resistirse.
Como otros visitantes, se pueden disfrutar de alguna de las actividades marinas que se pueden realizar en la espectacular y cambiante costa del Cabo. Para explorar este mundo marino, Mount Nelson ofrece la oportunidad única de hacerlo de la mano del biólogo marino Justin Blake, especializado en tiburones y perteneciente a la The Rockhopper Fundation, que trabaja en la protección del entorno y en el fomento de los viajes con conciencia social, para proteger la salud de los océanos.
De junio a noviembre, temporada de avistamiento de ballenas, es posible realizar la experiencia Whales, Wine and Helicopters. En estas fechas las ballenas bordean la costa para migrar y poder aparearse en aguas más cálidas. El vuelo permite contemplar la costa desde un helicóptero, a lo largo de la bahía de Walker, para dirigirse hacia el mejor lugar para el avistamiento: Hermanus. Después se aterriza en la finca vinícola de Hemel-en-Aarde Valley donde la sumiller Carolyn Martin guía al visitante en una cata de vinos personalizada seguida de un almuerzo para rematar la jornada.
Para descubrir la vida marina del Cabo la mejor opción es hacer una excursión en barco por los increíbles bosques de algas kelp -una de las maravillas subacuáticas naturales del mundo- con fascinantes cuevas marinas. Aquí se puede practicar snorkel rodeados de pequeños tiburones (no entrañan peligro), peces, delfines, ballenas jorobadas y francas australes. Y todo acompañados de un biólogo experto que nos descubrirá los secretos de estos increíbles animales.
Más allá de las actividades marinas, Monte Nelson ofrece otras en tierra, como visitas a bodegas con catas y almuerzo incluido, excursiones por la ciudad en sidecar hasta conocer la maravillosa playa de Bloubergstrand –popular entre los aficionados al windsurf– o ir al encuentro de los pingüinos por las arenas blancas de Boulders Beach, donde incluso bañarse junto a ellos.
Lo primero para tomar el pulso a la ciudad será subir -en teleférico o a pie- a Table Mountain. Las vistas desde allí son únicas. De vuelta a la parte baja hay que acercarse al barrio de Bo-Kaap, con sus casitas de colores, pasar por el puerto histórico Victoria y Alfred y el Jardín Botánico de Kirstenbosch, el más grande del mundo y en la lista del Patrimonio de la Unesco. También acercarse a la isla Robben, en cuya prisión estuvo preso Nelson Mandela.
Los huéspedes se llevan como recuerdo de Ciudad del Cabo alguna de estas increíbles experiencias que formarán parte de esa experiencia de tanta belleza que vivirá siempre en los recuerdos de quienes visiten este sitio.