Del Bienestar, al Malestar…

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Francisco J. Siller

¿Porqué no sorprende la propuesta de Dolores Padierna y que tiene como objetivo mantener el control absoluto para Morena en la Cámara de Diputados? Queda en la mente: Morena no comparte el poder. ¿Democracia? ¿cuál, se preguntará usted? Vivimos una época en la que la oposición se ha reducido a la mínima expresión. 

Me recuerda aquellos viejos tiempos pos revolucionarios, cuando solo los “chicharrones” del PRI tronaban y el poder presidencial era absoluto. Así… Absoluto, sin cortapisas. Época en que oposición no pintaba, en que las corrientes ideológicas sólo iban de la derecha a la izquierda con el centro como punto de equilibrio.

Es curioso que quienes pelearon por establecer un régimen democrático los últimos 18 años, hoy se nieguen al debate de las ideas y piensen que porque tienen una mayoría en el Congreso de la Unión pueden atropellar lo que sea, bajo el simplista concepto de que el “pueblo sabio” los puso ahí. No ven que el “sabio pueblo”, también los puede quitar.

Dice Padierna que la situación ha cambiado, por lo que los ganadores (los morenistas) no tienen que compartir la presidencia de la Cámara de Diputados y desde luego la de los senadores. Así pues mientras el partido de López Obrador sostenga su supremacía legislativa, debe negarse a la oposición ocupar la presidencia camaral. Así que hay que negarle al PAN que la ocupe durante el segundo periodo legislativo, y al PRI en el tercero.

Preocupa que el Congreso de la Unión sea fiel reflejo del Gobierno Federal, donde la óptica es destruir para luego construir. Nada de lo anterior es bueno, ni rescatable. Eso es un error grave. Cierto es que cada sexenio se reconstruye al país de acuerdo al estilo del gobernante en turno. El daño que están sufriendo las instituciones puede ser irreversible. El famoso bienestar, bien puede convertirse en malestar.

Y un caso es el del Seguro Popular que lo harán desaparecer para crear el pomposo Instituto de la Salud para el Bienestar lo que dejará en el aire los 80 mil millones de pesos —del fondo catastrófico— que lo respaldan y que pretenden incorporarlos al presupuesto de la nueva entidad, sin tomar en cuenta que no es dinero del presupuesto, sino fruto del ahorro y aportación de más de 50 millones de usuarios de ese sistema de salud.

Desde luego que no todas las ideas expuesta por el presidente López Obrador son malas. Rescato un tema de la mañanera del miércoles y qué va dirigido a los partidos políticos y a sus dirigentes para que reduzcan sus gastos y regresen el dinero a la hacienda pública. “Cuando menos en un 50 por ciento, a la mitad”, dijo el mandatario.

El sentir de una gran mayoría de mexicanos es que los partidos gastan demasiado —mas de 5 mil millones de pesos— en su operación y campañas. Sin embargo el financiamiento público a los partidos es para evitar que obtengan recursos mal habidos y contraigan compromisos con el crimen organizado. Antes de buscar situaciones como ésta, es necesario imponer candados y mecanismos de control y auditoría.

Esperemos el eco a esta petición que seguramente de concretarse merecerá el reconocimiento de ese “pueblo sabio” y que el dinero que retorne a las arcas de Hacienda se gaste de manera correcta y en proyectos que realmente impulsen el bienestar del país y no en caprichos sacados de la manga…