- Por Norma L. Vázquez Alanís/ Segunda de dos partes
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Después de haber fundado la Villa Santa María de la Victoria, que más tarde sería la capital de la provincia de Tabasco, un Hernán Cortés muy carismático continuó por la ruta de Juan de Grijalva con 11 embarcaciones que bordearon la costa para llegar a San Juan de Ulúa el 21 de abril. Grijalba ya había llegado hasta ese punto, bautizado así porque algunos de sus marineros habían escuchado la palabra “culúa” cuando encontraron la isla.
Al día siguiente -por cierto, Viernes Santo- instauró la Villa Rica de la Santa Veracruz. Para entonces sus soldados ya querían regresar a Cuba porque habían oído muchas versiones sobre que los nativos eran caníbales y diabólicos, explicó el comunicador, investigador y catedrático veracruzano Héctor Efraín Ortega Castillo en la conferencia que con el título “Hernán Cortés. Destructor y creador”, ofreció vía Zoom a miembros de la Academia Nacional de Historia y Geografía (ANHG).
Cortés era un tipo muy astuto y al fundar la Villa Rica de la Santa Veracruz la puso a la orden del rey para no tener que rendir cuentas a Diego de Velázquez, quien gobernaba Cuba; en mayo creó el cabildo a la usanza española y eligieron alcaldes ordinarios a Alonso Hernández de Portocarrero, amigo de Cortés, y Francisco de Montejo, leal a Velázquez. Así quedó instaurado el primer ayuntamiento de México y América y más tarde la zona fue elegida para la recepción de la Flota de Indias proveniente de España.
Este cabildo nombró a Cortés capitán general y justicia mayor. Ya con este cargo y para impedir que huyeran los hombres que aún querían abandonar la expedición, barrenó sus naves. Existe la versión de que las quemó, pues al fin y al cabo eran de su propiedad, apuntó Ortega Castillo.
Ya habían comenzado a llegar los enviados de Moctezuma con numerosos y valiosos regalos porque los pueblos originarios tenían la costumbre de recibir muy bien a sus visitantes, por eso cuando llegaron a Tenochtitlan los hospedaron en el Palacio de Axayácatl, donde Cortés se maravilló de la ingeniería y la riqueza.
Lo que pretendía Cortés, era que Carlos V gobernara esas tierras a través de Moctezuma y por eso lo hizo jurar como vasallo del rey de Castilla.
Hija de Cortés, la esencia pura del mestizaje
Entre tanto, llegó la expedición comandada por Pánfilo de Narváez a Cempoala, enviado por Velázquez para apresar a Cortés a quien despreciaba por ser sólo un burócrata, de manera que quería llevarse él todo el mérito de lo que éste descubriera, pero sagazmente Cortés llegó ataviado con su armadura, pero también con muchas joyas de oro colgando para que los hombres vieran que estaba obteniendo riquezas y se pasaran a su bando.
Cortés había dejado al mando de sus hombres a Pedro de Alvarado, quien provocó la matanza de Tlatelolco que desencadenó el episodio denominado de la Noche Triste, en el cual Cortés perdió muchos hombres y a partir de entonces dejó de utilizar la diplomacia para emplear la violencia.
Luego de esta derrota y tras 20 días de una recuperación moral y física en Tlaxcala, como Cortés veía en peligro la credibilidad del ejército español, juzgó necesario rehacer sus huestes y escogió para ello al señorío de Tepeyacac (Tepeaca); una vez dominada esa plaza fundó la Villa de Segura de la Frontera el 4 de septiembre de 1520 y desde ahí planeó ataques a otras poblaciones.
El 11 de octubre le llegó a Cortés el nombramiento de Adelantado, jefe militar y capitán general de Nueva España. Recordemos – dijo el conferenciante- que él estaba conquistando para el rey Carlos V. Manifestó Ortega Castillo que algunos historiadores aseguran que Cortés se consideraba como el nuevo Alejandro Magno por la proeza que realizó.
Precisó también que Cortés quería establecer la Capitanía de la Nueva España en el centro de Tenochtitlan por dos motivos: para organizar sus defensas porque pensaba que lo podían atacar por parte de Velázquez, pero más que nada por la importancia histórica del lugar.
El conquistador encargó la reconstrucción de la ciudad a Alonso García Bravo, quien repitió las dimensiones del área rectangular que dejó la demolición de los templos menores del centro ceremonial mexica para conformar las cuadras del primer rostro urbano de la ciudad española, según datos del historiador Luis Gerardo Huitrón. El trazador de la urbe aprovechó las cuatro calzadas principales de Tenochtitlan.
Dijo el ponente que Cortés destruyó los edificios anteriores, entre otras razones porque desde la cúspide de estos los naturales que no querían someterse al yugo español lanzaban piedras a los conquistadores.
Como el centro de la urbe era barrio español, el Cabildo de la Ciudad de México le adjudicó 234 solares y 201 huertos y jardines. Y Cortés entregó Tula a Pedro Moctezuma y Tacuba a Isabel de Moctezuma, cuya hija concebida con el conquistador, Leonor Cortés y Moctezuma es, a juicio de Ortega Castillo, la esencia pura del mestizaje porque sus padres representaban a los mandos de los dos contendientes.
Cortés murió en 1547 en Castilleja de la Cuesta, Sevilla, y más tarde fue traído a México, finalizó el comunicador y catedrático.
Al respecto, el cronista de Coyoacán, Luis Everaert Dubernard (1923-2018), precisó en charla de 2016 en el Centro de Estudios de Historia de México (CEHM), que la osamenta de Cortés (plenamente autentificada) fue enterrada el 9 de julio de 1947, después de haber estado en varias sepulturas, en la iglesia del Hospital de Jesús con una placa de bronce rojo y el escudo de armas de su linaje.