- Aquí encontrarás 3 pasos para poder enfocarte en el éxito
RedFinanciera
Vivir en un nivel excesivo de estrés puede obstaculizar nuestro rendimiento y afectar nuestra salud, sin embargo, de acuerdo con los investigadores Yerkes & Dodson, un nivel leve de estrés en realidad puede alentar a las personas a comportarse de una manera más activa, esto quiere decir, entonces, que no todo el estrés es malo.
Esto es con referencia al estrés, pero debemos reconocer que la presión es algo completamente diferente. Por tal razón, es importante distinguir la diferencia que existe entre estrés y presión, así cómo gestionar cada uno de ellos. Para esto, nos acercamos con Nora Taboada, coach ejecutiva y fundadora de AFE-Liderazgo Consciente, quien nos comenta que “el estrés se refiere a la situación dónde hay demasiadas demandas y de falta de recursos (tiempo, dinero, energía) para satisfacerlas; mientras que la presión es una situación en la que percibes que algo en juego depende del resultado de tu desempeño”.
Si quieres aprender a diferenciarlos en tu día a día, te puedes hacer esta pregunta: “¿Me siento abrumado por las exigencias que se me imponen o siento que tengo que producir un resultado específico?”.
Si lo que estás experimentando es estrés, la estrategia es reducir los elementos que te agobian y enfocarse en el presente, en lo que estás haciendo en el momento.
Taboada nos comparte que “para la presión, la estrategia es enfocarse en el resultado final y, ya sea aterrizar un helicóptero, encestar una canasta en un partido o cerrar un buen trato con un cliente. A grandes rasgos, en los momentos de presión es importante enfocarse en el éxito e ir adaptando tu comportamiento conforme vas avanzando”.
La presión suele afectar nuestro rendimiento, sobre todo si no tenemos los pensamientos correctos. La experta nos da un ejemplo para que podamos distinguirlo de manera más clara: Imagina que tienes una gran presentación y que tienes que dar un discurso para lograr convencer a un cliente. Tus pensamientos recurrentes antes de la presentación son: “no puedo fallar”, “tengo que hacerlo perfecto”, “no puedo hacer el ridículo. Por tanto, si tú mismo te pones ese nivel de presión lo más probable es que acabes trabándote y olvidando todas las palabras. ¿Por qué ocurre esto? “Porque la presión nos crea una exaltación física que consume más recursos de nuestro cerebro afectando nuestra memoria y haciendo que nuestro corazón lata más fuerte”, explica Taboada.
“Independientemente de la tarea, la presión excesiva puede disminuir nuestro juicio y afectar nuestras decisiones, enfoque y desempeño. Por esta razón es importante aprender a gestionar nuestros pensamientos y manejar el nivel de presión de manera que sea algo que eleve nuestro desempeño y no que lo reduzca”, recuerda la fundadora de AFE-Liderazgo Consciente.
Tres estrategias mentales para dar lo mejor de ti bajo presión
Ahora que reconocemos cuáles son las diferencias entre el estrés y la presión, Taboada nos propone tres estrategias que podrás aplicar para dar lo mejor de ti bajo presión.
- Replantea la ansiedad como entusiasmo
La ansiedad tiene un alto nivel de energía, por eso si le recomiendas a alguien que se calme cuando se siente así, le estás pidiendo que salte de un nivel de energía a otro lo cual es prácticamente imposible. Sin embargo, el entusiasmo y la excitación está en el mismo nivel de energía, por tanto si le dices a alguien que en vez de repetirse por dentro: “estoy ansioso, estoy asustado” se repita: “estoy emocionado, me entusiasma esto por x”, será más fácil pasar de un estado emocional negativo a uno positivo y aprovechar ese nivel de energía para hacer un buen papel.
- Energízate con tus éxitos pasados
Recordar un momento en el que pudiste enfrentar un desafío similar y tuviste éxito te ayuda a identificar los comportamientos y acciones que te han ayudado antes. Te prepara para mantenerte positivo y elegir acciones que te ayuden a lidiar con tu situación de presión.
- Desarrolla una rutina pre-desempeño
Es bien sabido que los atletas, comediantes, cirujanos, actores, artistas de teatro y probablemente muchas otras personas exitosas utilizan rutinas previas a la actuación para centrar la atención, limitar las distracciones y entrar en un estado mental de confianza. Puedes practicar lo que sea que necesites para prepararte a dar lo mejor de ti: respirar, dar una caminata, brincar o escuchar tu canción favorita, cualquier cosa que te distraiga de la ansiedad y te permita enfocarte posteriormente en los pasos que tienes que seguir para tener éxito.
Por último, Nora Taboada, nos menciona que “se ha comprobado que pensar con optimismo y actuar con valentía son dos elementos fundamentales para dar lo mejor de ti bajo presión. No olvides que el nivel adecuado de presión nos ayuda a expandir nuestras habilidades y talentos más allá de lo que pensamos que seríamos capaces”.