Conferencia de Antonio Rubial García

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  • La difusión de la Historia está en manos de gente no preparada
  • Por Norma L. Vázquez Alanís

RedFinancieraMX

(Primera de dos partes)

“Hacer historia y literatura al mismo tiempo es un reto”, pero es fundamental afrontarlo en este momento que vivimos, cuando la difusión de la disciplina que estudia el pasado es ocupada por gente sin ninguna preparación en la materia, dijo en una conferencia el especialista Antonio Rubial García.

Doctor en Historia de México por la UNAM, el doctor Rubial García cerró el coloquio ‘Dialogo entre la historia y la literatura’ que se llevó a cabo como parte del seminario permanente ‘Vida conventual femenina novohispana’. Fue coordinador del mismo el doctor Manuel Ramos Medina en el Centro de Estudios de Historia de México.

En su disertación, el ponente consideró que México es un país muy ávido de saber cosas sobre el pasado, porque la historia forma parte de su vida cotidiana. Sin embargo, los historiadores deben pensar qué tipo de información proporcionar a estas personas interesadas, y lamentablemente no siempre es la más adecuada ni la mejor documentada.

Quien también es doctor en filosofía y letras por la Universidad de Sevilla, España, indicó que, “si sufriéramos un golpe en la cabeza y nos diera amnesia, no sabríamos qué somos, quiénes somos, dónde estamos, a qué familia pertenecemos, a dónde vamos, de dónde venimos. Sería verdaderamente para nosotros como individuos un caos perder la memoria, y algo similar sucede con los pueblos sin memoria, que no saben a dónde van, en dónde están, cuál es su situación, es decir, no tienen identidad”, ejemplificó.

La memoria histórica

y su reconstrucción manipulada

La memoria histórica se construye a partir de los recuerdos personales de cada individuo y del pasado colectivo, pero ninguna reminiscencia es algo real, ya que los recuerdos son manipulaciones que la mente hace de hechos que sucedieron y que solamente son importantes a partir de su reconstrucción en el presente.

Los individuos nos acordamos de algo de nuestra infancia, de un hecho trágico o alegre, y como lo hemos repetido a través del tiempo, ya no es el hecho mismo, sino un recuerdo que ha sido manipulado a lo largo de años, de tal forma que es importante siempre como un presente, y ese presente es lo que estamos recordando. Esos recuerdos, que son muy vívidos y han sido manipulados, se transformaron a través de nuestras distintas etapas de la existencia, y eso es un poco también lo que pasa con la historia, aseguró el conferencista.

De manera que -continuó- la memoria histórica se renueva cada vez que se traen esos recuerdos al presente; hechos muy importantes de la historia de México como, por ejemplo, la Conquista, son recordados en cada etapa y ésta trae a la memoria los sucesos según sean las necesidades del presente.

Si partimos de la premisa de que el pasado no existe como tal porque ya pasó, ese pasado se reconstruye continuamente a partir de un discurso imaginario en virtud de que nuestro conocimiento se basa en documentos, descubrimientos arqueológicos, imágenes, pinturas. “Todo ese material histórico que utilizamos para reconstruir el tiempo pretérito sólo nos da trozos del mismo y los historiadores tenemos que llenar muchas lagunas porque los documentos no nos dan toda la información, pero tampoco ésta es total, porque la realidad es muy compleja”, explicó.

“Los historiadores de hecho hacemos esto -confesó Rubial-; a partir de una serie de elementos aportados por los datos duros; llenamos las lagunas faltantes y creamos imaginariamente lo que debió haber sucedido”.

Combinación entre historia y literatura

La combinación entre historia y literatura, es decir entre una actividad científica que se basa en métodos, argumentos, estructuras y análisis de textos, y otra más relacionada con la creación literaria, cimentada en la ficción, indudablemente es posible, señaló el doctor Rubial García, quien es especialista en historia social y cultural del Virreinato.

La historia desde sus orígenes es una narración que está a caballo entre los hechos realmente acontecidos y la literatura. Cuando surgió la historia de manera científica en el siglo XIX, ya tenía un largo trayecto andado como parte de la literatura; la historia está llena de narraciones de seres humanos que han vivido, sufrido, llorado, hecho hazañas extraordinarias, y es muy atractiva por sí misma. “Entonces podemos asegurar, apuntó el conferenciante, que la literatura está relacionada más con la forma y la historia con el contenido”.

La historia se genera a partir de documentos y, la literatura, de la recreación desde géneros como el drama, la comedia, la tragedia, la novela o el guion cinematográfico. La historia se fundamenta en la hermenéutica a través del análisis de los documentos y la aplicación de teorías de tipo económico, cultural, social, etcétera, a fin de que funcionen como una narrativa lo más aproximada posible a la realidad histórica, mientras que la literatura se maneja en términos de ficción, de imaginación.

Así, la historia utiliza una narrativa causal y explicativa, en tanto que la narrativa literaria se basa en anécdotas. Podríamos decir que en la historia los personajes son los procesos históricos y los protagonistas están insertos en ellos; y para la literatura, los personajes son quienes eligen las emociones, las acciones y los pensamientos. En ese sentido, la historia y la literatura utilizan métodos distintos.

(Concluirá)