Cautela del COMCE ante decisión de que militares administren aduanas

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  • Hay intranquilidad, debido a que podría obstaculizar el flujo de operaciones de comercio exterior

RedFinancieraMX

El Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología, A.C. (COMCE), desea manifestar su posición de cautela con respecto a la decisión del Gobierno Federal, de que el Ejército y la Marina tomen el control de la administración de las aduanas y puertos en el país.

Se destaca que la medida tiene la finalidad de abatir la corrupción que priva en ambas áreas, así como combatir el lavado de dinero, narcotráfico y contrabando de mercancías.

Si bien el propósito inmediato es plausible, consideramos que esta decisión debe ser temporal, toda vez que las fuerzas armadas tienen la responsabilidad de vigilar y dar seguridad a las operaciones cotidianas en las aduanas y puertos en nuestro país. Aunado a ello, no hay una certeza plena de que las fuerzas armadas cuenten en la experiencia y conocimiento especializados, para atender las distintas transacciones que en ellas se realizan.

En este sentido, la decisión anunciada por el Gobierno Federal, indudablemente genera intranquilidad, debido a que podría obstaculizar el flujo de operaciones de comercio exterior.

En el COMCE estamos a favor de que se erradique la corrupción, el contrabando, el tráfico de armas y drogas en las aduanas y puertos, y que los trabajadores y funcionarios coludidos en malas prácticas sean cesados y castigados en apego a las directrices legales correspondientes.

Sin embargo, la grave crisis estructural que México vive como consecuencia de la pandemia del COVID 19, demanda la activación de acciones dirigidas a contener la contracción de la economía nacional, y a promover una recuperación gradual y sostenida en el corto plazo.

Con esta decisión, el Gobierno Federal asume una posición de riesgo, porque una mala intervención del Ejército y la Marina en la administración de las aduanas y puertos, incrementará sensiblemente la desconfianza hacia nuestro país como destino de inversiones, provocando inevitablemente, la pérdida de competitividad de las empresas mexicanas, el cierre de negocios, y la consecuente pérdida de empleos.