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El panorama de esta fuente de energía limpia podría cambiar si se implementan políticas adecuadas que fomenten su desarrollo
RedFinanciera
La energía producida a partir de residuos orgánicos y materiales renovables está ganando terreno a nivel mundial.
En 2020, el mercado global de bioenergía fue valuado en $102.5 mil millones de dólares y se espera que para el 2030 casi se duplique, llegando a $217.8 mil millones de dólares. Este crecimiento se debe a la necesidad de encontrar fuentes de energía más limpias y eficientes, especialmente en sectores como el transporte, la electricidad y la calefacción. Además, cada vez más países están adoptando regulaciones para reducir la contaminación causada por los combustibles fósiles, lo que ha impulsado aún más el desarrollo de la bioenergía.
La búsqueda de energías limpias es cada vez más urgente. Entre las alternativas renovables, el bioetanol se ha posicionado como una opción viable para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y disminuir el impacto del cambio climático.
A nivel global, países como Brasil, Estados Unidos y Canadá han apostado por este biocombustible, logrando diversificar su matriz energética y reducir emisiones contaminantes. Según Guillermo Gómez, Vicepresidente del Consejo Nacional de Biogás (CNBiogás), “su producción ha evolucionado significativamente, convirtiéndose en un recurso clave en la transición energética”.
El bioetanol se obtiene a partir de diferentes tipos de biomasa, como caña de azúcar, maíz y residuos vegetales. Esta versatilidad permite adaptarlo a las condiciones de cada región, aprovechando los recursos disponibles de manera eficiente.
El experto señala que el uso del bioetanol ofrece una serie de beneficios ambientales, económicos y sociales:
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Reducción de emisiones contaminantes: al sustituir parcial o totalmente los combustibles fósiles, el bioetanol contribuye a disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, lo que mejora la calidad del aire y ayuda a mitigar el cambio climático. Según Guillermo Gómez, “además de reducir las emisiones, el bioetanol mejora la eficiencia de los combustibles convencionales al actuar como aditivo en la combustión”.
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Complemento para la transición energética: el bioetanol no busca reemplazar completamente a los combustibles convencionales de manera inmediata, sino funcionar como un complemento en la transición hacia un modelo energético más limpio y sustentable.
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Aprovechamiento de residuos: Las tecnologías de producción de bioetanol han evolucionado para utilizar residuos agrícolas e industriales, lo que permite una producción más eficiente sin afectar la disponibilidad de alimentos.
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Desarrollo económico y generación de empleo: la producción de bioetanol podría impulsar la economía rural y crear empleos en comunidades agrícolas, promoviendo el desarrollo sustentable.
Desafíos y mitos en torno al bioetanol
Tras revisar los beneficios del bioetanol, es importante señalar que enfrenta obstáculos para su implementación a gran escala en México. Uno de los principales retos radica en la regulación, ya que la normativa vigente limita la cantidad de bioetanol que puede mezclarse con combustibles fósiles, lo que impide su adopción masiva. Además, la infraestructura para su almacenamiento y distribución aún es insuficiente en comparación con la de países como Brasil, donde este biocombustible se comercializa ampliamente.
Otro obstáculo importante es la percepción de que el bioetanol compite con la producción de alimentos y pone en riesgo la seguridad alimentaria. Sin embargo, el vicepresidente del CNBiogás sostiene que varios estudios han demostrado que, si se gestiona adecuadamente, su producción puede realizarse sin afectar el suministro de alimentos, especialmente mediante el uso de cultivos energéticos en tierras marginales y el aprovechamiento de residuos agrícolas. La falta de inversión en tecnología también representa un reto significativo. Aunque México cuenta con instituciones académicas capaces de desarrollar tecnologías innovadoras (Centro Mexicano de Innovación en Bioenergía, IBTech México, Centro ITAM Energía y Recursos Naturales, Red Mexicana de Bioenergía, entre otros), la escasez de financiamiento ha impedido que estos esfuerzos escalen a niveles industriales.
El futuro del bioetanol en México
El panorama de esta fuente de energía limpia podría cambiar si se implementan políticas adecuadas que fomenten su desarrollo. La adopción de una transición energética justa permitiría evaluar con mayor objetividad el impacto y viabilidad del bioetanol, equilibrando sus beneficios ambientales y económicos con los posibles desafíos sociales.
México tiene la capacidad para desarrollar biocombustibles, pero es necesaria una estrategia clara que fomente la inversión en tecnologías limpias. “El mercado global está evolucionando rápidamente y México no puede quedarse atrás en la incorporación de soluciones energéticas renovables”, concluyó Gómez.