- La salida de GB de la UE afectaría a ciudadanos de una media docena de países
RedFinancieraMX
Un grupo de 40 miembros del Comité de las Regiones (CoR) planteó hoy en Pleno varios cuestionamientos sobre la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE), al jefe negociador europeo, Michel Barnier.
Los efectos prácticos a nivel regional y local del Brexit (como se conoce la salida británica de la UE) fueron esbozados por los representantes regionales y locales que integran la Asamblea.
Las autoridades locales –eslovacas, italianas, españolas, irlandesas y británicas- mostraron especial preocupación por la suerte de sus ciudadanos.
“La seguridad de los ciudadanos, sus derechos sociales y laborales están asegurados en el acuerdo”, explicó Barnier.
“Son tres millones de ciudadanos europeos los que están en Reino Unido; 1.5 millones de británicos los que viven en la Unión Europea. Aseguramos sus derechos y los de sus familias hasta el final de sus días”, afirmó.
Lo que sí perderán los británicos será el derecho a participar en las elecciones europeas. La participación en comicios regionales y locales no es competencia de Bruselas sino de cada Estado miembro.
Autoridades británicas preguntaron en la sesión si la UE tenía previsto algo para aquellos ciudadanos de Reino Unido que no quieran el Brexit, a lo que Barnier prespondió: “fue el pueblo británico el que optó por salir de la UE, nosotros respetamos su decisión”.
El político francés hizo alusión a la decisión que saldrá la próxima semana del Tribunal de Luxemburgo en cuanto a la posibilidad de dejar sin efecto el proceso de salida.
Ante la tristeza expresada por algunos, Barnier respondió: “Reino Unido piensa que somos una zona de libre cambio y sólo un mercado único. Somos mucho más que 22 millones de empresas. Somos un ecosistema de derechos sociales, medio ambientales, con normas de certificación, con supervisión común de mercados financieros y un tribunal común. Eso hace que estadunidenses y chinos nos respeten”.
En cuanto a la preocupación de los irlandeses en la zona fronteriza entre Irlanda, miembro de la UE, e Irlanda del Norte, provincia británica, Barnier expresó su inquietud que una frontera dura no respetaría el acuerdo de Viernes Santo (1998) que puso fin a decenios de conflicto.
“El acuerdo que conseguimos respetaría el acuerdo de Belfast. Pero tiene que entrar en vigor. Si no hubiese acuerdo ésta es una de nuestras prioridades. Y aunque no es el ánimo que nos mueve, tenemos que barajar la hipótesis de tomar medidas unilaterales. Nuestro afán no es acudir a esa opción”, aseguró.