Antonio de Sesma, personaje poco conocido de la Independencia

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  • Por Norma L. Vázquez Alanís

RedFinancieraMX

(Primera de dos partes)

Antonio de Sesma y Alencastre es un personaje importante para el proceso de independencia de la Nueva España, pero poco conocido y valorado a pesar de que tuvo muchas aportaciones a la patria y la historia de México, expuso el doctor en Historia y Etnohistoria por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), Héctor Trejo Huerta.

En una conferencia virtual que con el título de “Antonio de Sesma, de Intendente General del Ejército Insurgente a damnificado del proceso de Independencia” dictó para miembros de la Academia Nacional de Historia y Geografía (ANHG), el también investigador hizo un recorrido por la vida de este hombre navarro–novohispano con el propósito de revalorar a una figura del periodo independentista que ha sido poco considerado en la historia oficial y del cual se han hecho contadas aproximaciones historiográficas.

Con el rescate de De Sesma y Alencastre, el doctor Trejo Huerta pretende replantear la importancia de la memoria regional en la construcción de “este rompecabezas histórico que es México”. Para su investigación el ponente recurrió a los archivos Histórico de la Ciudad y el Parroquial de Orizaba, Veracruz, al Archivo General de la Nación y al Histórico de la Ciudad de México, mientras que en el País Vasco consultó el Archivo Bergara y en Puebla el Archivo de Chalchicomula y el Histórico de la capital del estado.

Empero, sin duda uno de sus principales abastecedores de datos fue el rico acervo documental y hemerográfico, la mayoría de puño y letra del independentista, resguardado durante más de dos siglos por la familia y los descendientes directos, que integra el archivo privado de la familia Sesma.

A juicio de Trejo Huerta, este protagonista del movimiento de Independencia de la Nueva España, nativo de Orizaba, lleva 200 años de retraso historiográfico, porque -dijo- la historia es dinámica pues se construye, se reconstruye y, como apuntan ahora los historiadores, se deconstruye, lo cual significa desmontar, mediante un análisis intelectual, una cierta estructura conceptual.

Comentó el conferenciante que el sociólogo alemán Herbert Nickel fue el primero en investigar sobre Antonio de Sesma y Alencastre en su obra Morfología social de la hacienda mexicana (1978), pues provenía de una familia ilustre, privilegio que trajo consigo la posesión de diferentes tierras en la región del Golfo de México y en la zona de Navarra en la península ibérica.

En tanto que Javier Sanchiz hizo la historia genealógica de Sesma y Alencastre, entre cuyos ancestros estaban Ana Bretón, tercera marquesa de Sierra Nevada; su abuela de quien heredó el título que luego perdió por carecer de recursos para pagar la cantidad que exigía la corona para que pudiera disfrutarlo; como había que cubrir derechos por ostentarlo, su hermana María Jacinta de Sesma y Alencastre se lo adjudicó en octubre de 1790 tras sufragar las “lanzas y media anata que adeudaba el cognomento” (sic en la Carta de sucesión del título de Marquesa de Sierra Nevada a doña María Jacinta de Sesma, vecina de la ciudad de México).

Su trayectoria en la burocracia española en el virreinato

Antonio de Sesma optó por hacer una carrera en la burocracia española de Nueva España, en vez de dedicarse a administrar sus haciendas, y antepuso a sus objetivos personales el prestigio familiar ganado por la lealtad a la casa reinante, quizá previendo que las “gracias” reales le permitirían mantener su estatus de vida como marqués.

Así, Sesma y Alencastre supo capitalizar la importancia social de su familia para lograr ascensos en la política -su abuelo había fundado seis mayorazgos para cada uno de sus hijos- y fue nombrado Reconocedor del estanco del tabaco, monopolio que generaba ganancias millonarias para la Corona.

En Orizaba, don Antonio fue un personaje importante y cuando el oficio de Reconocedor del estanco del tabaco se acabó, Sesma y Alencastre fue enviado a las Cajas Reales de Puebla -institución que se encargaba de administrar el cobro de impuestos y de vigilar los intereses financieros de la monarquía- por intervención directa del virrey Juan Vicente Güemes Pacheco y Padilla, segundo conde de Revillagigedo.

En opinión de Ana María Parrilla Albuerne, doctora en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid, España, Antonio de Sesma fue un hombre que, a pesar de contar con un origen noble y claramente ultra realista, por efecto del reformismo borbónico en suelo novohispano tomó partido por la insurgencia y prestó importantes servicios a la causa de José María Morelos.

En tanto, para Trejo Huerta, quien es miembro de la filial de Veracruz de la ANHG, De Sesma y Alencastre, como otros de sus contemporáneos, padecieron el descenso en el gremio de los bien pagados, un título nobiliario heredado con deudas y una esperanza rota de un ascenso que nunca llegó, lo cual se tradujo en un conflictivo cambio de bando una vez que surgió el movimiento insurgente en Nueva España.

El caso de don Antonio de Sesma -afirmó el historiador- es parte de un proceso de decepción a mediano plazo en el cual la burocracia novohispana con nexos en la península cayó cada vez más en la inconformidad en este lado del Atlántico; esta situación a la larga se transformaría en una incomodidad patente, al no haber una respuesta a esa parte emocional y de tradición que constituían los eslabones entre la corona y sus vasallos nobles.

De esta manera, al perder todas las expectativas de recompensa ante la fidelidad manifiesta, la decepción colectiva disolvió esos lazos hasta que se olvidaron ante la nueva esperanza de un mundo distinto emanado de un movimiento libertador.

(Concluirá)