Análisis a Fondo

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  • El final del Cártel de Atlacomulco
  • Luego de 94 años de dictadura, se impone la maestra
  • La mayoría de los mexiquenses estaban ya cansados
  • Por Francisco Gómez Maza

RedFinanciera

 

La noticia no es que el PRI haya triunfado en Coahuila. Coahuila ha sido casi ciento por ciento priista. O, mejor dicho, moreirista. Los coahuilenses viven muy contentos con los Moreira. Manolo Jiménez ha sido una estrella política y un personaje al estilo de Peña, que lo mismo le da ser priista que panista. Él siempre ha querido ser cabeza. Y los votantes son históricamente conservadores. Y fieles al priismo.

 

No. La noticia, y bomba, es el contundente triunfo de la profesora Delfina Gómez Álvarez, con ventajas contundentes, aplastantes, irreversibles, por más del doble, lo que significó la caída de esa banda de rufianes asentados en Atlacomulco.

 

Una gran noticia porque la maestra es la primera mujer, y opositora, de la izquierda, que representa un cambio radical en esa sociedad aparentemente priista, que ya cumpliría un siglo.

 

El triunfo de Morena se dio, pese al control priista sobre las mayorías de la sociedad, sobre pueblos originarios desplazados, excluidos, explotados; sobre millones de pobres; el aplastamiento de una maquinaria de control férreo, que fue echada a la basura por los votantes, desesperados, cansados hasta la coronilla de pandillas de rufianas con un rolex en la muñeca izquierda; y decididos a romper cadenas casi centenarias.

 

Significativo el triunfo de Morena, el de Delfina, la de rostro indígena, la maestra de pueblo, sin vestidos de lujo, como la primera mujer en gobernar un estado en extrema pobreza de millones, y extrema riqueza de unos cuantos encabezados por la banda de rufianes encastillados en Atlacomulco.

 

Además, la derrota en el Estado de México representa la caída total del Señor X (Claudio X. González Jr) y la destrucción de lo que fue llamado Alianza va por México, porque a los Moreira, en Coahuila, que son los que siguen gobernando, cuidándole las espaldas a Manolo Jiménez, les tiene sin cuidado,

 

En Coahuila, dicen las malas lenguas, que Morena cedió el triunfo al PRI a cambio de su triunfo en el Estado de México. Pero no es así. Morena fue traicionado por sus aliados, el Partido del Trabajo y el Verde Ecologista.

 

La corrupción continuará campante en Coahuila, y ahí nadie podrá pararla. Pero sí en el Estado de México en donde hay mucho que hacer para acabar con el grupo Atlacomulco, el asiento de la corrupción de todos los gobernadores priistas que se han cebado en la riqueza del Estado.

 

La elección en el Estado de México si hay que celebrarla desde las líneas de reflexión de cualquier periodista que se diga periodista, porque nadie puede cerrar los ojos ante la corrupción imperante en Palacio de Gobierno y en todas la oficinas gubernamentales y en el currículum de los gobernadores que han pasado por Toluca.

 

La maestra Delfina, sin embargo, tiene una gravísima responsabilidad. Batallar contra los corruptos que se localizan concretamente en Atlacomulco. Acabar con la corrupción. Y no olvidar el reportaje publicado por el diario londinense The Guardian y el español El País, en el que se dan pruebas contundentes de una gran operación fraudulenta del gobierno estatal por cinco mil millones de pesos, en el que está involucrada, además del gobernador Alfredo del Mazo Maza, la excandidata Alejandra del Moral.

 

¿Y el PAN? Los panistas perdieron hasta la camiseta en el Estado de México, Los Moreira fueron los únicos que ganaron, sin importar que el PRI se hundiera en el Estado de México. El PRI, aun ganando Coahuila, perdió todo. Porque en Coahuila, quienes ganaron fueron los Moreira y a estos lo único que les importa es su propia suerte, Y los coahuilenses los confirmaron como los patrones de La Laguna.

 

Alejandra del Moral tendrá que huir a un país extranjero, porque tiene una muy larga cola que las autoridades de procuración de justicia le tendrán que cortar, El hasta ahora gobernador Del Mazo Maza… se espera que el presidente no lo designe embajador en Transilvania. Tiene muchas facturas que pagar. Entre ellas, la de las empresas fachada. Y los cinco mil millones de pesos.