Análisis a Fondo

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  • Más pobreza les espera a millones
  • La gente se pasa la vida trabajando y, al final, ni quién le tienda la mano
  • Las cifras del INEGI no dicen nada de la vida diaria de los trabajadores
  • Por Francisco Gómez Maza

 

RedFinanciera

 

 

 

La situación del empleo en México no sólo es cuestión de cifras. No es únicamente porcentajes relacionados con la población económicamente activa ni los montos de personas en un puesto de trabajo.

 

Las cuentas, las sumas, las restas, las multiplicaciones no revelan mucho. Los montos del desempleo tampoco. Los registros oficiales revelan que sólo el 4 por ciento de la PEA está desempleada. Pero hay realidades mucho más dramáticas no sólo para los trabajadores inscritos o no en el Seguro Social. La vida que les espera a los por lo menos 15 o 16 millones de trabajadores del campo es dramática. Sin pensión, sin jubilación, sin poder ya trabajar, millones se la pasan negras. Y esa es la suerte de la inmensa mayoría de los campesinos de México.

 

Los hombres del campo, por ejemplo, se pasan la vida trabajando la tierra, contribuyendo a la alimentación de los mexicanos, pero trabajan sin ninguna garantía de seguridad social, ni servicio médico, ni ahorro para el retiro, ni ninguna ventaja laboral. Los gobiernos los han descuidado. Y no los atienden ni siquiera por razones clientelares. El sistema gubernamental tendría ya que haber creado un aparato que garantizara una pensión económica para estos trabajadores, y para millones que no gozan de la seguridad social por múltiples razones.

 

Habría que preguntarle a la secretaria del trabajo y previsión social, la jovencita Luisa María Alcalde, qué está haciendo la Cuarta Trasformación para acabar con esta lacerante realidad. Es indignante que la mayoría de los trabajadores no esté asegurada para vivir los últimos años de su existencia.

 

Grosso modo, las cifras de la ocupación y el empleo parecen muy positivas. Sin embargo, habría que analizarlas con lupa. Se ve que la mayor parte de la población económicamente activa, la que necesita de un puesto de trabajo para sostenerse personalmente y contribuir al sostenimiento de la familia, tiene un empleo. 

 

Sin embargo, la población oficial y estadísticamente desocupada asciende a 2.2 millones de personas, casi un 4% de la Población Económicamente Activa. No es que una inmensa proporción no tenga un empleo. El asunto es que el empleo está muy mal pagado. Hay más de 20 millones registrados en el Seguro Social, pero los patrones cotizan no es base al salario real, sino de acuerdo con los salarios mínimos, lo que afecta al final la pensión que recibirían los trabajadores al final de su vida laboral.

 

Es algo que la población desocupada se reduzca en tal o cual cantidad de personas y que la Tasa de Desocupación descienda. Al final, sin embargo, lo que vale es que el empleo sea pleno y bien pagado, lo que, hasta ahora, pese a los incrementos de los salarios mínimos, no ha ocurrido.

 

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, Nueva Edición (ENOEN), en febrero de 2022 la Población Económicamente Activa (PEA) de México fue de 58.2 millones de personas, lo que implicó una Tasa de Participación de 58.7%. Sin embargo, tendría que haber una entidad que midiera, no sólo la cantidad de empleos, sino principalmente la calidad; si los salarios les permiten a los trabajadores elevar su nivel de vida, si le permiten ahorrar, ir por lo menos una semana a vacacionar con la familia, o si le permiten escalar social y económicamente.

 

Hay un dato muy revelador: La Población No Económicamente Activa (PNEA) es de alrededor de 41 millones de personas. Cómo los trata la oferta laboral.

 

De acuerdo. 56.1 millones de personas (96.3%) estuvieron ocupadas durante febrero pasado, 3.3 millones más que en febrero de un año antes. Pero ¿y la calidad de la remuneración? ¿Y las prestaciones económicas y sociales? Y… Y cómo vivirán cuando ya no puedan trabajar…

 

A DESFONDO: El Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero revisó el tema de la seguridad cibernética de las instituciones del sector en el contexto actual de incertidumbre e inseguridad. Así, reiteró la importancia de que autoridades e instituciones financieras continúen con las acciones de prevención, seguimiento y rápida   respuesta en materia de ciberseguridad, permaneciendo en máxima alerta mientras continúe el conflicto geopolítico del Mar Negro. El Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero está conformado por el Secretario de Hacienda y Crédito Público, quien lo preside, la Gobernadora del Banco de México, el Subsecretario de Hacienda y Crédito Público, dos Subgobernadores del Banco Central, el Presidente de la Comisión Nacional    Bancaria y de Valores, el Presidente de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas, el Presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro y el Secretario Ejecutivo del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario.