- Persiste la desigualdad norte vs sur
- Continúa la recuperación, pero no se llega a los niveles pre pandémicos
- Destaca el desempeño de las remesas de los mexicanos en el exterior
- Por Francisco Gómez Maza
RedFinancieraMX
Un problema aún no superado en las comunicaciones impidió compartir la columna, este jueves. En ella se hablaba de que la recopilación y análisis de la información económica estaba en manos de un brillante economista, como lo es Julio Alfonso Santaella Castell, graduado del ITAM. Y quien rinde, desde el INEGI, cuentas objetivas, no maquilladas como se hacía en tiempos de la dictadura perfecta.
Hoy jueves me llegó la Minuta de la Reunión mensual de la Junta de Gobierno del Banco de México en la que se da cuenta minuciosa y ampliamente de la Actividad Económica.
De la minuta podemos destacar algunos puntos importantísimos para normar criterios y calmar ansiedades:
La recuperación de la economía mexicana continuó durante el tercer trimestre del año, si bien persisten marcadas diferencias entre sectores y regiones.
La zona centro, que tiene una mayor concentración en servicios, ha resultado más afectada por la pandemia, mientras que las zonas norte y centro norte, las más vinculadas a la producción manufacturera, han tenido un mejor desempeño.
Sin embargo, la actividad económica sigue por debajo de sus niveles previos a la pandemia. Los más recientes datos muestran una desaceleración de la actividad. El Indicador Oportuno de Actividad Económica (IOAE) sugiere que, en agosto, la actividad económica podría haber registrado un nivel similar al de mayo, indicando cuatro meses de estancamiento, pero el consumo ha mantenido su recuperación.
Es de destacar que el consumo fue apoyado por el buen desempeño de las remesas y la masa salarial. Las remesas, en los primeros 7 meses del año, aumentaron 23.5% con respecto al mismo periodo de 2020 y la masa salarial rebasó en julio los niveles de febrero de 2020.
Los indicadores oportunos de compras en establecimientos comerciales sugieren un buen desempeño del consumo. Por su parte, la debilidad de ciertos indicadores relacionados con el consumo como la confianza del consumidor y las ventas de la ANTAD. El gasto de tarjetas de crédito y débito se mostró estancado.
En cuanto a la inversión, la mayoría consideró que sigue exhibiendo debilidad. Permanece por debajo del nivel previo a la pandemia. Pero la inversión continuó recuperándose moderadamente. Ha mostrado estabilidad en los últimos meses. Sin embargo, se espera una trayectoria desfavorable de la inversión.
Con respecto al sector externo, resalta el comportamiento diferenciado de las exportaciones y los problemas de suministro de insumos.
Por el lado de la oferta, destaca la recuperación heterogénea de los distintos sectores. Las manufacturas siguen resintiendo la escasez de insumos, especialmente en los sectores más integrados a las cadenas globales de producción, como el automotriz.
Por su parte, los servicios continuaron recuperándose, si bien con heterogeneidad entre sectores.
El mercado laboral sigue recuperándose. No obstante, aún prevalecen condiciones de debilidad. Sin embargo, la participación laboral aún no ha regresado a niveles pre-pandemia, que la tasa de desempleo urbano es de 5.5% y que la tasa de subocupación es de 13%, un nivel casi el doble del de tiempos normales.
La economía mantiene condiciones de holgura, con marcadas diferencias entre sectores. La información oportuna apunta a que las condiciones de holgura continuaron estrechándose durante el tercer trimestre, si bien permanecen amplias y con heterogeneidad entre sectores.
Se prevé que continúen estrechándose. Hay una mayor incertidumbre en las estimaciones de holgura. Ello se da por las afectaciones de la pandemia sobre la capacidad para producir bienes y servicios y por la profunda recomposición del gasto.
El IGAE (Indicador Global de la Actividad Económica) aún no supera el nivel pre-pandemia y la actividad agregada está 7.6% por debajo de su nivel tendencial, según la OCDE. Todo ello da cuenta del largo camino que todavía tiene por recorrer la economía mexicana para su recuperación plena.
El cierre de actividades y la reducción de capacidad de algunas empresas pudieron haber afectado la flexibilidad de los mercados y su competitividad, así como el crecimiento potencial. Estos efectos son difíciles de estimar debido a que, al mismo tiempo, se han acelerado los procesos de digitalización y automatización y se han afectado los procesos de formación de capital humano.
Debo aclarar que el contenido de esta nota resulta insuficiente, ante el cúmulo de información contenido en la Minuta.
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