Análisis a Fondo

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  • Triunfó, pero a Monreal se le fue la posibilidad del 2024
  • AL zacatecano le tocó el miércoles bailar con la más bonita
  • ¿Y ahora cuándo se irá Ricardo Monreal Ávila de Morena?
  • Por Francisco Gómez Maza

 

RedFinancieraMX

 

Lo espera la Alianza va por México, lo esperan los Plurales, lo espera su amigo Dante…

 

La de Andrés Manuel López Obrador y la de Ricardo Monreal Ávila son vidas paralelas. Este escribidor ya lo había advertido desde hace varias entregas de esta nota. Son como el agua y el aceite. Siempre lo han sido. No entiendo por qué insistían en caminar juntos. Andrés Manuel es un luchador de izquierda. Monreal es más que nada un político que se acomoda en donde le den espacio: izquierda, derecha, y hasta en inexistente centro.

 

Ahora, a Ricardo Monreal Ávila le tocó bailar con la más bonita. Está feliz. Fortalecido. A partir de este miércoles, los senadores simpatizantes le entregaron, en posesión absoluta, el Senado. Es el dueño del Senado en todos sus aspectos. Él no es apéndice de nadie, refiriéndose a su relación con López Obrador. Ya hay división de poderes. López Obrador no tiene por qué meterse en la vida y obras del Senado. Éste es coto de Monreal, de ahora hasta el año 2024, cuando cambie el gobierno.

 

Este miércoles, no cabe duda, Monreal Ávila le ganó al presidente López Obrador con su habilidad de zorro del desierto, con su doble lenguaje, con su piel cambiante.

 

Pero la ruptura exige que el presidente de la Junta de Coordinación Política se defina ya: Si está con Dios o con el Diablo.

 

Y la verdad es que Monreal se siente muy satisfecho y feliz, cuando está con los miembros de la oposición, particularmente con Dante Delgado Ranauro, presidente del Consejo de Administración, o dueño de Movimiento Ciudadano. Se emociona cuando está junto a la señora Kenia López Rabadán, una de las más radicales destiladoras de odio sobe la humanidad de López Obrador, o el apostata Emilio Álvarez Icaza, que comparte la vocación de Lorencito Córdova Vianello, ambos renunciantes de la herencia democrática de sus progenitores.

 

Monreal presume de ser amigo de sus broders de la prensa, que no pueden ver ni en pintura al presidente López Obrador. Usted los conoce. Antes de López Obrador hasta se autocalificaban de izquierda. No es necesario apuntas su nombre,

 

Lo cierto es que ahora el Senado ya no es ni de Morena, ni del presidente de la República. Está más cerca de Movimiento Ciudadano y del Señor X, empleador de los presidentes de la alianza Va por México.

 

Monreal Ávila se despojó de su vestidura morenista (en realidad nunca se vistió de demócrata) y ahora tiene toda la libertad del mundo de vestirse de albiceleste, de naranja o de tricolor. O de verde del español Vox, Del color que más le guste. Menos de vino tinto, aunque sea, hasta ahora, el líder de la mayoría morenista en el Senado. Pero déjenlo. Que se ilusione.

 

Ojo: La enorme diferencia entre Monreal Ávila y el presidente López Obrador es un abismo, un profundo abismo; AMLO tiene un gran respaldo popular. Por encima del 60 por ciento. Monreal Ávila no lo tiene, aunque ahora el zacatecano goce de todo el poder institucional; el Senado será suyo por tres años. La Junta de Coordinación Política, la presidencia de la Mesa Directiva del Senado, en la persona del senador por Puebla, Alejandro Armenta, y enorme influencia en los partidos de la alianza Va por México, quienes quisieran con ardor que el zacatecano fuera su candidato a la presidencia de la república, para enfrentar a la o el candidato López obradorista.

 

Ya estamos viendo a los próceres de la antidemocracia, Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito”, y Marko Cortés ungiendo a Monreal Ávila como el candidato de la oposición, el candidato de la alianza Va por México y a los próceres panistas celebrar con champán la victoria del zacatecano sobre López Obrador. Una victoria que no tendrá ningún impacto entre los seguidores morenistas y simpatizantes del candidato que presente Morena, entre Claudia Sheinbaum o Adán Augusto López Hernández, o Marcelo Ebrard Casaubón.

 

Claro que Monreal se siente fortalecido, con mucha fuerza, porque sus correligionarios votaron por él en la persona de Alejandro Armenta. Y ahora debe de sentirse el muchacho chicho de la película gacha, y par del presidente López Obrador, porque, como él insistió, ahora hay división de poderes y el inquilino de Palacio Nacional no puede intervenir en las decisiones colegiadas del Senado de la República.

 

Cree Monreal Ávila que en Morena ahora si hay unidad, pero lo que no dice es que su destino es la oposición, porque ciertamente no será el candidato del morenismo a la presidencia de la república. Lo más probable es que lo sea por la alianza Va por México, con lo que -él no se da cuenta ahora-, se perderá en el basurero de la historia.

 

El presidente de la República tiene ya un contrapeso aparente: El Senado, jefaturado por Monreal Ávila. Aunque aún hay senadores pro-AMLO. Pero el presidente goza del apoyo de la mayoría de los votantes. Monreal podrá tener el Senado, pero no tiene el poder del pueblo. Y sin éste, cualquier político se va al despeñadero.

 

Pero el senador Germán Martínez, ex panista, ex morenista, y ahora “plural” entrevistado por Cero Gómez Leyva, se lamentó y manifestó su creencia de que era suya y dejó pasar la gran oportunidad de su vida. Al final, sólo tuvo los votos de la oposición y le faltó coraje cívico para hacerse de la presidencia del Senado. “A Monreal lo respeto, le tengo aprecio, es un gran político. Se trataba de cambiar la correlación de fuerzas y hacer del Senado órgano de control. Y creo que se le fue para siempre el 2024 a Ricardo Monreal, si es que tenía alguna oportunidad.”