- Puede penetrar en el cartílago, liberando sustancias médicas que podrían curar el tejido dañado
RedFinancieraMX
La osteoartritis, una enfermedad que causa dolor severo en las articulaciones, requiere de tratamientos que puedan retardar la degradación del cartílago asociada con el padecimiento.
Existen tratamientos farmacológicos que ayudan a aliviar el dolor, pero no existen hasta el momento medicamentos que puedan revertir los daños, por lo que ingenieros del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) diseñó un nuevo material que puede administrar medicamentos directamente al cartílago.
De acuerdo a un comunicado, el material puede penetrar en el cartílago, liberando sustancias médicas que podrían curar el tejido dañado.
En un estudio en ratas, los investigadores demostraron que administrar un fármaco experimental llamado factor de crecimiento (similar a la insulina IGF-1), con este nuevo material, previno la descomposición del cartílago de manera más efectiva que inyectar el fármaco en la articulación por sí solo.
“Esta es una forma de llegar directamente a las células que están experimentando el daño e introducir diferentes tipos de terapias que podrían cambiar su comportamiento”, afirmó Paula Hammond, del Departamento de Ingeniería Química del Instituto.
La osteoartritis es una enfermedad progresiva que puede ser causada por una lesión traumática, como desgarro de un ligamento.
También puede resultar de un desgaste gradual del cartílago a medida que las personas envejecen; el cartílago es producido por células llamadas condrocitos, pero no se reemplaza fácilmente una vez que está dañado.
Estudios anteriores han demostrado que el IGF-1 puede ayudar a regenerar el cartílago en animales. Sin embargo, muchos medicamentos para la osteoartritis que se mostraron prometedores en estudios con animales, no han tenido un buen desempeño en los ensayos clínicos.
Por ello, los expertos del MIT trabajaron en el diseño del nuevo material que pudiera llegar al interior del cartílago.
La molécula con la que trabajaron los científicos, contiene estructuras ramificadas y tiene una carga positiva en la punta de cada una de ellas, lo que la ayuda a unirse al cartílago cargado negativamente.
Una vez que las partículas alcanzan los condrocitos (células del cartílago), las moléculas de IGF-1 se unen a los receptores en las superficies celulares y estimulan a las células para que comiencen a producir proteoglicanos, los bloques de construcción del cartílago y otros tejidos conectivos.