- Cuando el lenguaje se vuelve noticia (II)
- Por José Antonio Aspiros Villagómez
RedFinancieraMX
(Segunda parte)
En agosto de 1980 asistimos en la capital de Nicaragua a la ceremonia donde ese país fue declarado “territorio victorioso contra el analfabetismo”, después de una cruzada que duró cinco meses para enseñar a leer y escribir, en español, a más de 400 mil habitantes mayores de diez años.
Casi 42 años después, quienes ocupan el poder a nombre de un sandinismo que ya no es ni la sombra del promisorio que conocimos entonces, lejos de fomentar el conocimiento del idioma español acaban de disolver la Academia Nicaragüense de la Lengua (ANL), de la que fue miembro el célebre Rubén Darío, tal como lo comentamos en la entrega anterior de estos Textos en libertad.
En aquella cobertura periodística en representación de la agencia Notimex, presenciamos en Managua la enorme concentración popular donde se dio a conocer el “parte de guerra” de los alfabetizadores, a quienes se había dado “la orden de abrir fuego contra siglos de ignorancia y humillación”, como dijo en su discurso de 45 minutos el orador Humberto Ortega Saavedra, hermano del actual gobernante.
Asistieron al acto de masas todos los integrantes de la Junta de Gobierno de Reconstrucción y dirigentes del Frente Sandinista de Liberación Nacional, incluido el entonces célebre -y muy aplaudido en la ceremonia- Edén Pastora, “El Comandante Cero’.
Dos de aquellos líderes a quienes conocimos entonces: el novelista y abogado Sergio Ramírez, próximo a cumplir 80 años, y el ya fallecido sacerdote y poeta Ernesto Cardenal (1925-2020), cobran actualidad no sólo por su condición de miembros de la ANL, sino porque, después de cerrar esa Academia hace unos días, también fue declarado “ilegal” por las autoridades el Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) que fundara el segundo de ellos en 1990.
Ramírez, miembro también del CNE, vive desde 2018 en España, donde logró la nacionalidad después de haberse asilado tras las persecuciones de que ha sido objeto por parte del gobierno de Daniel Ortega, de quien fue vicepresidente en uno de sus cinco mandatos. Ahora ocupa la vicepresidencia la esposa del gobernante.
Y no solamente eso. En la campaña oficial contra decenas de centros culturales y organizaciones no gubernamentales, el Parlamento -con mayoría afín al Ejecutivo- retiró asimismo los permisos de operación a cinco universidades. De acuerdo con la agencia Europa Press, en todos los casos el régimen nicaragüense ha esgrimido “irregularidades de tipo administrativo, no político”, pese a las evidencias en contrario.
La Academia Nicaragüense de la Lengua es correspondiente de la Real Academia Española (RAE), forma parte de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale) y participó -según hizo notar la RAE al lamentar su cierre- en “los grandes proyectos panhispánicos como el Diccionario de americanismos, las dos ediciones de la Nueva gramática de la lengua española, el Diccionario de dudas, el Diccionario de la lengua española y otros”.
También la propia RAE -que cumplirá 310 años en 2023- ha tenido a su vez cuestionamientos a lo largo de su trayectoria. Como en 2014 cuando se publicó el libro El cura y los mandarines. Historia no oficial del bosque de los Letrados. Cultura y Política en España 1962-1996, donde su autor Gregorio Morán relata cómo la dictadura española de Francisco Franco tuvo “sujeta y bien atada” a la RAE y sus directores Ramón Menéndez Pidal y Dámaso Alonso (Proceso # 1989, 14 de diciembre de 2014).
El libro de Morán iba a ser editado por Planeta, empresa que a última hora pidió al autor retirar del original once de sus 800 páginas donde llamaba “aldeano” y “mediocre” al ex director de la RAE Víctor García de la Concha, porque estaba vinculado con esa empresa “en muchos proyectos editoriales”. El autor, un veterano periodista, se negó y su trabajo fue publicado sin censuras por Ediciones Akal.
Un episodio destacado en “esas malditas once páginas”, como las llamó Morán, se refiere a las dos veces que Camilo José Cela se opuso al ingreso a la RAE de la filóloga María Moliner, autora del Diccionario de uso del idioma español (ver la postdata), que es tanto, o más consultado que el de las Academias. “Moliner no, en ningún caso”, habría dicho Cela en la segunda ocasión. De hecho, una crítica fuerte a la RAE -como veremos líneas adelante- es el escaso número de mujeres que han ocupado los sillones de académicos (once en tres siglos, frente a 475 hombres, y eso a partir de 1978).
Mucho de lo que relata Gregorio Morán al ser entrevistado por Alejandro Gutiérrez en la citada edición de Proceso, nos recuerda a Raúl Prieto ‘Nikito Nipongo’, ya mencionado en la entrega anterior de Textos en libertad, quien también fue muy crítico con la RAE y las Academias de los países americanos, en especial la de México. Busque usted en internet, por ejemplo, su ‘Autopsia a Doña Real Academia’, para conocer sus razones.
No encontramos protestas, pero debe haberlas, por la admisión en la RAE del político peruano y novelista Mario Vargas Llosa, ya nacionalizado español, quien ha destacado principalmente por sus críticas a los gobiernos de izquierda, la más reciente de ellas dedicada a la victoria de Gustavo Petro en comicios presidenciales: los colombianos “han votado mal”, dijo. Por cierto, para alegría de sus adversarios AMLO ha recibido críticas tanto de Vargas Llosa, como de los también académicos Arturo Pérez-Reverte y Javier Marías.
Quienes sí protestaron contra la RAE, pero no cumplieron sus airadas amenazas de ocupar por la fuerza los asientos de los académicos, fueron en 2018 unas españolas del colectivo Entraremos, que literalmente no dieron la cara (usaron máscaras) cuando exigieron la “disolución inmediata” de esa institución, previa solicitud de perdón a sus víctimas “por perpetuar el uso machista de la lengua durante sus 300 años de historia”, según informó en su momento el sitio web Periodistas en español.
En su “manifiesto”, recordaron que, además de Moliner, la Academia rechazó a Gertrudis Gómez de Avellaneda y Emilia Pardo Bazán. Y mucho se le ha reclamado también, frente a un rechazo muy argumentado, que incorpore en la gramática el lenguaje incluyente o de género, para escribir, por ejemplo, lxs trabajadorxs o l@s trabajador@s. ¿Cómo se pronunciará eso?
Dejamos para la tercera y última parte de esta serie, algunos comentarios sobre la Academia Mexicana de la Lengua.
Postdata.- Una de las 69 fuentes de consulta a que recurrimos para elaborar el Manual de operación y estilo editorial de Notimex, fue la primera edición del Diccionario de uso del idioma español (reimpresión, Editorial Gredos, 1991). Y cuando lo presentamos en una reunión del Consejo Editorial en 1999, la representante de la Organización Editorial Mexicana, Pilar Ferreira (española), dijo que nuestro trabajo no servía porque ya se había publicado (apenas en 1998) la segunda edición, actualizada, de la obra de María Moliner. La revisamos más tarde, pero nada nuevo aportó para los propósitos del Manual.
(Concluirá)