Errores de cálculo

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  • Los líderes formales desempeñan su función
  • Los verdaderos dirigen y toman acciones
  • Los dictadores avasallan y engañan subrepticiamente
  • Por María Manuela de la Rosa A.

 

RedFinanciera

 

13 de abril del 2022

 

 

 

La invasión a Ucrania ha sido una guerra desigual, del ataque de un gigante militar contra la población de un país pacífico, históricamente apetecido por las potencias, con una situación geográfica de gran valor estratégico. Una invasión pensada para lograr su objetivo en una semana, pero que se ha prolongado ya más de mes y medio, los cálculos le fallaron al invasor. La estrategia no ha funcionado y menos la táctica de guerra, pese a la gran disparidad de fuerzas. Esta guerra nos ha dado algunas lecciones que no deberíamos olvidar.

 

Los rusos se encontraron con una población cohesionada, con un gran espíritu nacionalista y patriótico, una palabra casi olvidad en esta época de la globalización, donde las fronteras parecían no importar y menos las nacionalidades, porque somos ciudadanos del mundo, interdependientes, con una intensa movilidad. Pero la realidad es que la cultura, la historia y las raíces siguen ahí y o se pueden negar, porque una nación no se crea de a noche a la mañana, como han pretendido hacerlo los bolcheviques y han fracasado. Vladimir Putin, inmerso posiblemente en las teorías socialistas que propugnan por la revolución en todos sus sentidos, ha creído firmemente que con sólo invadir a su vecino se apropiaría de éste, pero no es así.

 

Se equivocó al pensar que sólo cuenta la fuerza de las armas, porque un pueblo con sentido de pertenecia se defiende hasta perder la vida. La historia oficial ciertamente no lo dice todo, porque ciertamente Ucrania ha sido un pueblo que ha sido invadido. Durante toda su historia, Crimea sin duda fue colonizada por rusos bolcheviques. Pero la gente se adapta, el hombre por naturaleza es migrante, pero donde hecha raíces se hace a la tierra. Así que no estemos tan seguros de que Crimea será siempre pro rusa. Las colonias tienden a la independencia irremediablemente.

 

Pensó que si en el 2014 nadie dijo nada cuando le quito Crimea a Ucrania, en esta ocasión mucho menos, considerando la escasa popularidad de los mandatarios y la coyuntura que se generó por la pandemia del Covid-19. Y no fue así.

 

Putin ha estado seguro de que sus alianzas políticas son estables, de su amistad con algunos dictadores y mandatarios, tanto en Latinoamérica como en el Caribe y en Asia, así como sus amigos de las izquierdas y ultraderechas en Estados Unidos y Europa. Con los acontecimientos de los últimos días, donde se han evidenciado las torturas y los crímenes inhumanos en la guerra en Ucrania, los políticos se han visto obligados a cambiar de actitud, si bien muchos se han mostrado moderados, aunque con declaraciones muy amistosas hacia el presidente ruso, sus representantes ante la ONU  han tenido que ser congruentes, reprobando todas las acciones contra Ucrania.

 

Y qué decir del error de  ver en el  presidente ucraniano a un cómico, un mandatario improvisado, ciertamente los servicios de inteligencia rusos no estimaron la ciencia de la psicología, porque ahí estaba un verdadero líder, carismático, inteligente, de gran valor, dispuesto a luchar por su patria. Tal ha sido su poder personal que ha logrado contener a las tropas rusas, si bien con algunas pequeñas batallas, ha podido mantenerse en pie, pero además, logrando la unanimidad de la comunidad internacional. Y no han sido pocos los voluntarios, no sólo nacionales, sino extranjeros, que se han integrado a las filas ucranianas para defender al país. Y países, antes neutrales como Suiza, Finlandia y Suecia, han dado todo su apoyo, pese a las amenazas rusas, incluso los dos últimos ya han manifestado su voluntad de adherirse al Tratado del Atlántico, en abierto desafío a Moscú, que los ha amenazado miliarmente, sin embargo, su posición sigue firme.

 

 

El liderazgo.

 

En momentos de definiciones y de riesgos mortales es donde  podemos ver a un verdadero líder, que surge de manera natural, que guía a su pueblo, sin titubear, que lo hace de manera razonada, pero decidida, no por nada ha puesto a los integrantes de la ONU de pie. Los verdaderos líderes hacen los cambios que transforman la historia, como lo hizo Alejandro el Grande, Julio César, Simón Bolívar, George Washington, Abraham Lincoln,  Nelson Mandela, Mahatma Gandhi, Sir Winston Churchill, entre otros. Aunque la historia oficial impone a otros que muchas veces son usurpadores, traidores y grandes impostores, como Vladimir Lenin, Adolf Hitler, Joseph Stalin y otros muchos.

 

A diferencia de los líderes formales o estructurales, que obtienen el poder por ser designados, como los presidentes, los directores de empresas o los mandos militares. Su liderazgo tiene que ser puesto a prueba y muchas veces fungen sólo como administradores y meros ejecutores, sin ascendencia por parte de sus subordinados, incluso de sus gobernados. A los mandatarios se les puede observar a través de su popularidad, que mide su nivel de aceptación. Y en este rango se sitúan lamentablemente la mayor parte de líderes mundiales, porque si bien han sido elegidos por su pueblo, no siempre logran el liderazgo que4 debería, de ahí que sea tan difícil la tarea de gobernar y más el de lograr consensos. Y en esta guerra ha sido crucial, porque sin el apoyo de los poderes legislativo e incluso judicial, difícilmente se pueden tomar decisiones . Y vemos al presidente norteamericano, que no obstante la larga experiencia en temas internacionales, la gestión de la crisis ucraniana se le ha complicado por falta de apoyo. El pueblo no quiere más guerras y menos exponer a sus soldados, el trauma de Vietnam

y el fracaso de Afganistán sigue vivo. Al presidente no le queda mas que recurrir a la negociación y utilizar todas sus habilidades diplomáticas y políticas, porque la hegemonía norteamericana esta en juego.

 

Para los líderes impuestos, o dictadores, que están al frente de gobiernos totalitarios, como es el caso de Vladimir Putin, la toma de decisiones recae en él solamente, pero se engaña al pensar que sólo basta con ordenar y guiarse por sus propios designios, porque el pueblo, aunque desinformado, también piensa y siente, tiene memoria. Y aunque no es del todo cierto de que como decía José Guadalupe Posadas que el pueblo es sabio y nunca se equivoca, están los hechos para desmentirlo. Lo que si es real es que llega el momento de la toma de conciencia y no hay argumento más contundente que la realidad. En este caso para el pueblo ruso, sus tropas, que han obedecido órdenes para masacrar a la indefensa población ucraniana. Basta con mencionar los menajes que han dejado al retirarse pidiendo perdón por sus abusos.

 

En la mira.

 

En este río revuelto no podemos dejar de mencionar a China, el gigante de Oriente que se ha mantenido al margen, silente, y con ello, apoyando a su aliando ruso, pero además, tomando nota de los acontecimientos. O tal vez el ejemplo de Crimea, porque ya el gobierno Chino desde hace mucho tiene los ojos puestos en Taiwán y desde el año pasado aviones militares chinos han estado sobrevolando su territorio. Ya los habitantes de la isla han sido alertados. Así que en cualquier momento podría darse una invasión. No por nada desde hace años el gobierno chino ha estado realizando acciones propagandísticas entre la población comprando además a varios medios locales de comunicación. Pese a ello, los taiwuaneses tiene un alto sentido de identidad.

 

Taiwán tiene asimismo un alto valor estratégico, toda vez que representa una posición clave para la seguridad de China continental y cuenta con el apoyo de la OTAN, además de que los Estados Unidos le abastecen de armamento para su defensa. Pero, además, ideológicamente es una afrenta para China, ya que es un país con una democracia muy consolidada. Pero además, Taiwuán domina todas las innovaciones electrónicas del mundo y un gran porcentaje de la producción China la gestiona Taiwuán, no olvidemos que casi todo lo que compramos de oriente tiene la leyenda “Made in Taiwán”.

 

Y para invadir esta isla, Xi Jinping, presidente de China, líder del Partido Comunista y de todas las instituciones del Estado, no tiene que pedir permiso de ningún congreso ni a nadie, porque está en la misma posición que Vladimir Putin,  un autócrata cuyos designios no serán cuestionados.

 

El juicio que se avecina.

 

Y no obstante, aunque el mundo entero condene la invasión a Ucrania, Putin ha designado como comandante de las operaciones al general Alexandr Dvórnikov, que estuvo en la Guerra de Siria y Chechenia, muy conocido por su brutalidad contra la población civil, por lo que le llaman “el carnicero de Siria”. Y tal vez este nombramiento obedezca a un posible escenario apenas contemplado por Putin, de llegar a los tribunales internacionales para ser juzgado por crímenes de guerra.

 

De hecho dos exministros alemanes han iniciado un proceso contra el presidente ruso, 32 funcionarios del Consejo de Seguridad de Rusia y contra miembros de las fuerzas armadas rusas. Se trata de la ex ministra de Justicia Sabine Leutheusser-Shnarremberger y el ex ministro del Interior Gerhart Baum, quienes ya han interpuesto una demanda penal de 140 páginas ante la justicia alemana. Ya anteriormente se ha aplicado la norma de jurisdicción universal, que permitió la condena de un alto funcionario sirio a principios de año.

 

Por su parte en Ucrania están abiertos 4,000 casos penales individuales contra militares, funcionarios y el mismo Vladimir Putin;  además de que están colaborando con otros diez países que ya han abierto sus propios procesos penales individuales, a quienes les están aportando miles de pruebas.

 

A este respecto el presidente Joe Biden ha declarado que lo que ha sucedido en Ucrania son crímenes contra lesa humanidad. Acusación que también ha hecho el primer ministro inglés, por lo que también  la corte Penal Internacional ha iniciado  una investigación contra el presidente ruso por presuntos crímenes de guerra y de lesa humanidad en Ucrania.

 

Cabe mencionar que la CPI se encarga de procesar la responsabilidad penal de los individuos, en tanto que la Corte Internacional de Justicia arbitra en litigios de Estados Soberanos. Y en este caso podrán tener injerencia las dos instancias, toda vez que se trata de un conflicto entre dos Estados, con la condena de la comunidad internacional contra el país agresor.