- Transformación moral y corrupción
- Por Gregorio Ortega Molina
RedFinancieraMX
*El crimen del Fobaproa, en riqueza perdida, es equiparable a la cancelación del AICM-Texcoco o la contra reforma eléctrica. El costo que los mexicanos menores de 30 años pagarán por haber enterrado y hundido la oportunidad de tener una terminal aérea que diera servicio al continente, o las inversiones extranjeras que fueron a otra nación, son -quizá- un crimen económico tan grave como los cometidos por los errores y horrores gubernamentales del priato
*“Los comicios (recuerdo, se refiere a 1867), por todo ello, fueron obra de las autoridades, a un costo muy alto para el futuro de la democracia. En los años y lustros por venir -por un tiempo que parecía no tener fin, hasta el ocaso del siglo XX, de hecho- las elecciones en México serían organizadas, financiadas, controladas, calificadas y juzgadas por el Supremo Gobierno de la República”
A Andrés Manuel se le llena la boca cuando sostiene que en tres años transformó moral y políticamente a sus gobernados, a los mexicanos todos. En la actitud de Merlín, sopló sobre el país y cambió, todos somos distintos.
Terrible ilusión y pavoroso desengaño nos espera, en cuanto vivamos las verdaderas consecuencias del “cambio” operado por la 4T.
La historia universal es un mosaico de gobernantes que se empeñaron en marcar su época, y muestran cómo sólo algunos lo lograron, fuese para bien o para mal. En un repaso somero aprendemos que Roma requirió de decenios y generaciones para alcanzar el esplendor, y luego el declive; Alejandro el macedonio soñó con lograrlo en menos tiempo, e ideó un método cómodo y casi infalible: el que sus soldados contrajeran nupcias con mujeres de los países conquistados. Imposible saber los resultados, pues el imperio por él construido en tan pocos años, se disolvió igual de rápido en cuanto falleció y sus herederos se lo disputaron. Fueron ellos los que terminaron por modificar al mundo.
¿En qué somos diferentes los mexicanos de hoy, gobernados por la 4T, y los que crecieron y desarrollaron sus conceptos de patria, nación, Revolución, solidaridad, desarrollo, bajo la égida del PNR-PRM y PRI, con todo y la alternancia? ¿Nos hizo daño considerar los mitos de los Niños Héroes, El Pípila…?
No estudié en libros de texto gratuitos, la idea de historia patria entre las generaciones que nos sucedieron y la que nació a la sombra del desarrollo estabilizador, es distinta; leímos y abrevamos en las páginas de Martín Luis Guzmán, Mariano Azuela, José Vasconcelos, incluso las novelas “históricas” de Jorge Ibargüengoitia nos muestran un mundo que hoy se empeñan en negar.
Cierto, los abusos nos lastran. Pero el crimen del Fobaproa, en riqueza perdida, es equiparable a la cancelación del AICM-Texcoco o la contra reforma eléctrica. El costo que los mexicanos menores de 30 años pagarán por haber enterrado y hundido la oportunidad de tener una terminal aérea que diera servicio al continente, o las inversiones extranjeras que fueron a otra nación, son -quizá- un crimen económico tan grave como los cometidos por los errores y horrores gubernamentales del priato.
¿Erradicaron la corrupción? Mienten, sin ella no podría intentarse el regreso al centralismo, al presidencialismo imperial, pues como se lo aseguró Miguel de la Madrid a Carmen Aristegui, la impunidad es el aceite que permite el funcionamiento de los engranajes del sistema. Poco importa si las cantidades de hoy son mayores o menores que las de ayer, si se le llama, o no, recaudación, lo que trasciende es el acto del rompimiento de la legalidad.
El priato construyó instituciones, fortaleció la participación democrática y procuró una sociedad igualitaria hacia arriba, el método de ascenso social, y no hacia abajo, donde para ser iguales necesitan imponer la pobreza en ideas, y alimentaria, y en empleo, y en salud. Nunca seremos como Dinamarca, al menos no por este método y camino de transformación moral.
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El presente año será de aúpa y el costo social altísimo, a menos que los otros dos poderes pongan un hasta aquí a las pretensiones señoriales de Andrés Manuel.
Comparto con ustedes la entrada de la columna de Sergio Sarmiento en Reforma del último 23 de diciembre: “Dos ministras nombradas por el actual gobierno, Margarita Ríos Farjat y Yasmín Esquivel, que forman la Comisión de Receso de la Suprema Corte, concedieron una suspensión este 22 de diciembre al presidente de la Cámara de Diputados, el morenista Sergio Gutiérrez Luna, en la controversia contra la decisión del INE de suspender por falta de presupuesto algunas tareas para la consulta de revocación de mandato. La decisión obliga al INE a mantener activas todas las tareas de preparación de la consulta, aunque no tenga los recursos para completarlas.
“La suspensión es cuestionable por varias razones. Una es que la Comisión de Receso, cuya función es tomar determinaciones urgentes mientras el pleno de la Corte no está en sesiones, ha adelantado criterios; en lugar de otorgar o rechazar una suspensión, ha entrado al fondo del asunto, que solo el pleno puede hacer. Además, ha tratado de resolver una cuestión electoral, que no puede definirse en una controversia constitucional”.
Lo anterior me lleva a recordar la reciente lectura del libro de Carlos Tello Díaz, Porfirio Díaz, Su vida y su tiempo, tomo II: la ambición, y lo que en él cuenta sobre las elecciones de 1867 y la manera en que Benito Juárez “las administró” para su benefició.
“Los comicios (recuerdo, se refiere a 1867), por todo ello, fueron obra de las autoridades, a un costo muy alto para el futuro de la democracia. En los años y lustros por venir -por un tiempo que parecía no tener fin, hasta el ocaso del siglo XX, de hecho- las elecciones en México serían organizadas, financiadas, controladas, calificadas y juzgadas por el Supremo Gobierno de la República”. ¡Gracias don Benito!, exclamarán desde el fondo de la 4T.
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