- Castigar al asesino
- Fredi fue un excelente corresponsal de El Financiero
- Comulgar en cualquier iglesia es asunto de conciencia
- Por Francisco Gómez Maza
RedFinancieraMX
Reportero de cepa, periodista de sangre. De familia. Fredi López Arévalo. Asesinado por una bala de sicario desconocido.
La fatal agresión ocurrió la noche del jueves 28 de octubre, en San Cristóbal de Las Casas, cuando el periodista retornaba de la capital chiapaneca de Tuxtla Gutiérrez, a donde había ido a celebrar, con sus hermanos y familiares. El 83 cumpleaños de su madre.
Quién lo mató. Por qué. ¿Lo mató alguna autoridad política? ¿Algún potentado? ¿Lo hicieron por su trabajo periodístico?
Generalmente los asesinatos de periodistas quedan en la impunidad., a pesar de que haya un ente burocrático dedicado a defender sus derechos humanos.
En México, el historial de agresiones, secuestros y asesinatos de periodistas en abultado. Ni al caso viene repetir ahora cantidades. El hecho es que México es uno de los países pioneros en asesinatos de periodistas en el mundo.
Alguien llegó a acuñar la frase: México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo.
Y no queda más que imaginar que Fredi fue liquidado, o mandado a matar, por algún poderoso que se sintió afectado por el periodismo del colega. El autor intelectual de homicidio puede ser político influyente, funcionario público afectado, cacique, capo de la delincuencia organizada o delincuente común. Cualquiera. Alguien a quien afectó el periodismo de Fredi.
El periodismo del colega era trascendente, de profundidad, de análisis, de investigación, de denuncia. No puedo imaginar que no lo hayan matado por alguna denuncia. A alguien le piso los cayos de la injusticia, de la corrupción, de la impunidad, del cinismo, de la simulación. En Chiapas, muchos poderosos económica y políticamente actúan injustamente.
Es importante, ante esa situación, llegar al fondo de la investigación del asesinato de Fredi. Pero…
Pero casi puedo asegurarles que las autoridades del Ministerio Público estatal jamás encontrarán al verdadero asesino del colega. Ojalá que me equivoque.
Ojalá que me equivoque…
A Fredi lo conocí, lo traté más que nada profesionalmente. Fue nuestro corresponsal en el diario especializado en finanzas El Financiero; nos enviaba despachos desde Chiapas y desde Centroamérica, cuando apenas comenzábamos a descubrir el periodismo económico desde la redacción de aquel medio informativo fundado por los Rogelios (Rogelio Cárdenas Pérez, el grande, y Rogelio Cárdenas Sarmiento, el hijo).
Gran amigo, acucioso reportero, profundo investigador de la realidad, excelente publirrelacionista, límpido redactor. Aceptado por el diario, donde gustábamos de un periodismo breve, conciso y preciso. Y Fredi cumplía a cabalidad con ese periodismo. Sus notas eran bien recibidas, bien ponderadas, bien calificadas, en la mesa de redacción del diario.
Desde este espacio les envío a sus hermanos, a su madre, mis condolencias, con la esperanza de que las autoridades de procuración de justicia y el juez castiguen al asesino.
A DESFONDO: De risa ese cuasidebate de si Biden puede o no comulgar en la iglesia católica. Unos, los retrógrados, dicen que no, que está excomulgado ipso facto por su apoyo al aborto. El presidente estadounidense aseguró a periodistas que el Papa le dijo, en su reunión en el Vaticano, que es “un buen católico”, que debe “seguir recibiendo la comunión”, después de que en su país se barajara retirarle ese sacramento por estar a favor del derecho al aborto, un asunto que no trataron. Preguntado sobre si habían hablado de su postura acerca del derecho al aborto, Biden respondió: “No, no lo hicimos. Solo hablamos sobre el hecho de que él estuviera contento de que yo fuera un buen católico y que debería seguir recibiendo la comunión”. El mandatario estadounidense lo reveló a su llegada al romano palacio Chigi para reunirse con el primer ministro italiano, Mario Draghi, un encuentro que precede a la cumbre de jefes de Estado o de Gobierno del G20 que se celebrará en Roma durante el fin de semana. Bueno. Al final de cuentas, todo es un asunto personal, de conciencia, apoyar el derecho al aborto, en entrar o salir de una iglesia, el comulgar o no. En la conciencia no puede entrar ni Dios.