- Advierten sobre los riesgos de la lectura en pantalla
- Por Norma L. Vázquez Alanís
RedFinancieraMX
El uso de dispositivos electrónicos emisores de luz para la lectura, la comunicación y el entretenimiento, ha aumentado considerablemente en las dos últimas décadas, lo que ha traído como consecuencia una disminución en la calidad del sueño de la población mundial; la Organización Mundial de la Salud (OMS) calculó en 2020 que el 40 por ciento de la población mundial duerme mal.
Y es que utilizar dispositivos electrónicos para leer en la cama provoca insomnio o una merma considerable de la calidad del sueño, de acuerdo con un estudio realizado en 2018 por un equipo de investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.
Los médicos de este centro docente de posgrado encontraron que las personas que utilizan libros electrónicos con luz integrada o retroiluminados tardan más en quedarse dormidos, lo cual deriva en una peor calidad del sueño durante la noche -dormían menos profundamente- y en un mayor cansancio por la mañana.
La prospección del equipo de Harvard incluyó a 12 personas que estuvieron dos semanas encerradas en un laboratorio de estudio de sueño; pasaron cinco días leyendo libros de bolsillo y cinco días leyendo en una tableta. Concluido cada periodo se les hicieron análisis de sangre regulares, los cuales demostraron una baja en la producción de melatonina cuando leían libros electrónicos.
Los especialistas que participaron en el estudio, comandados por el médico estadounidense especializado en análisis del sueño, Charles A. Czeisler, llegaron a la conclusión de que la gente debería minimizar la exposición a estos dispositivos durante las horas antes de acostarse, porque el cuerpo humano está sintonizado con el ritmo del día y la noche mediante un reloj interno que se guía por el ciclo de luz y oscuridad del planeta, pero la luz azul puede desorientar ese reloj y desacelerar o interrumpir el proceso de producción de melatonina, una hormona que responde a los cambios en la iluminación ambiental. Cuando el cuerpo libera melatonina, hacia la noche, el individuo empieza a sentir ganas de dormir.
Para Czeisler, quien es investigador en los campos de los ritmos circadianos y la medicina del sueño, el problema radica en que “la luz emitida por la mayoría de los dispositivos de lectura electrónica brilla directamente hacia los ojos del lector, mientras que desde el libro impreso o el Kindle original especial para lectura de libros electrónicos, el lector sólo está expuesto a la luz reflejada de las páginas del libro”.
Según el doctor Czeisler, está demostrado que la insuficiencia de sueño aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas -como la obesidad-, así como la diabetes y el cáncer, “por eso nos preocupa la supresión de melatonina que observamos entre los participantes de este estudio cuando leían en dispositivos electrónicos con luz integrada”, finalizó.
Al respecto, la investigadora en ciencias del sueño del Hospital Brigham de Boston, EU, Anne-Marie Chang, puntualizó que la luz azul que emiten estos dispositivos entra a través de nuestros ojos hasta la retina y activa las células ganglionares, las cuales mandan una señal al cerebro que este interpreta como si estuviésemos en las horas centrales del día e inhibe la producción de melatonina, la hormona del sueño.
En tanto, la doctora en fisiología circadiana humana y comportamiento por la Universidad de Surrey, en Inglaterra, Victoria Revell, recomendó a la gente que minimice el uso de estos dispositivos al atardecer, porque la práctica de leer con dispositivos con luz integrada antes de acostarse podría estar retrasando ese reloj mucho más de lo debido. Esta especialista cuenta con más de 12 años de experiencia en la investigación de los ritmos circadianos humanos, centrada principalmente en los efectos no visuales de la luz en la fisiología, el comportamiento, el reloj circadiano y los patrones de sueño.
Pero la lectura en pantallas también conlleva a un nivel menor de comprensión y memoria según los investigadores de la lectura Anne Mangen, de la Universidad de Stavanger, en Noruega, y Don Kuiken, de la Universidad de Alberta, en Edmonton, Canadá, quienes han realizado estudios sobre los efectos de la digitalización en los aspectos cognitivos y experimentales de lectura, comparando la lectura de diferentes tipos de textos en varios dispositivos de lectura (impresos, lectores electrónicos, tabletas, computadoras) a fin de medir el efecto de las prestaciones técnicas y materiales de la interfaz en, por ejemplo, comprensión de lectura o participación narrativa.
Su trabajo plantea que la exposición a la tecnología, con énfasis en la velocidad y la multitarea, puede fomentar un tipo de procesamiento más superficial que conduzca a una disminución de la comprensión profunda en entornos digitales, esto es, que el entendimiento sufre al leer en una pantalla, ya que es más exigente física y mentalmente que leer en papel.
La neurociencia ha revelado que las personas usan diferentes partes del cerebro cuando leen desde una hoja de papel o desde una pantalla; cuanto más leen en las pantallas, más cambia su mente hacia la lectura no lineal. Así, la mayoría de los lectores de pantalla, teléfonos inteligentes y tabletas interfieren con la navegación intuitiva de un texto e impiden que las personas cartografíen el viaje en sus mentes; también las pantallas hacen que sea difícil ver un pasaje en el contexto de todo el texto, lo cual dificulta formar una visualización real del material, explicaron los investigadores.
Mangen y Kuiken dedujeron que la no linealidad de los medios digitales conduce a una experiencia de lectura caracterizada por la multitarea en línea y la falta de enfoque cognitivo; cuando la lectura del cerebro se desnaturaliza, se reduce el tiempo asignado a los procesos de lectura profunda, lo cual puede hacer que el lector no tenga tiempo suficiente para comprender la complejidad del texto.
Por último, la Universidad de Florida Central, en Orlando, descubrió que el deslizamiento vertical (scrolling) requiere que el lector se concentre de manera consciente tanto en el texto como en la forma en que lo mueve, por ello consume más recursos mentales que al pasar una página. Los libros impresos tienen diferentes características físicas y tipográficas que hacen más fácil formarse una visión general del texto, por ende, establecer objetivos específicos, releer secciones difíciles y verificar cuánto se ha entendido mientras se lee.
Igualmente, dicha institución reiteró que la lectura prolongada en pantallas vidriosas autoiluminadas puede causar síntomas como fatiga visual, dolores de cabeza, cansancio, alteración del estado de alerta y visión borrosa; este Síndrome Visual Informático afecta al 50 por ciento de los estudiantes universitarios que leen cotidianamente en pantallas digitales.
Empero, tampoco debe olvidarse que la lectura de libros en papel hace posible una experiencia sensorial porque satisfacen la necesidad de tocar, pasar las paginas y percibir las letras como objetos físicos, lo cual es imposible con los libros electrónicos.
Y algo muy importante, con los libros electrónicos se corre el riesgo de que la memoria histórica se pierda, porque con los libros impresos la humanidad puede construir un archivo infinito, lleno de diferentes ediciones que ayudan a entender por qué un texto cambió a lo largo del tiempo; asimismo dichas ediciones se almacenan en bibliotecas y están ahí para que quien quiera pueda consultarlas.