- Entre los cuadros ayer fanáticos de Morena campea la derrota
- Por Francisco Rodríguez
RedFinancieraMX
A mediados de la década de los 70’s del siglo anterior y durante una plática de sobremesa en su restaurante preferido del barrio de San Ángel, y a poco de haber dado a luz El estilo personal de gobernar, una descripción integral del carácter esquizoide del presidente Luis Echeverria, don Daniel Cosío Villegas expresó con su voz tipluda:
”A México le hace falta ser gobernado por una gran dosis de sindéresis “. A sus jóvenes acompañantes nos costó algo de trabajo interpretar el contenido del concepto. A base de investigarlo supimos que las contradicciones en el adjetivo, las tautologías ignorantes se imponían sobre lo sensato. México, el reino del círculo cuadrado.
La sindéresis está asociada al uso adecuado del entendimiento para la toma de decisiones y la emisión de juicios prácticos, cualidades que deben estar siempre presentes entre los gobernantes. La insensatez es lo opuesto a la sindéresis. Esta noción está vinculada a la prudencia, a la honradez y a la discreción.
No hacía falta más para explicarse la vorágine en la que había caído el país debido a la verborrea y a la incapacidad motora para el buen juicio. En su lugar, la tautología, la repetición de un pensamiento lineal, inútil y viciosa, estaba protegida por discursos mentirosos y de mal gusto, por simulacros ofensivos de lo superfluo.
No sólo un sexenio perdido, sino una década o tal vez más
La sindéresis, esa virtud ausente, aludía a la necesidad de la sensatez, la lógica y la rectitud a la hora de ejercer los actos de gobierno. Hacer lo adecuado para no tener necesidad de explicaciones ridículas y absolutamente falsas.
La demagogia discursiva y el modito populista de hacerse el chistoso, no corresponde casi nunca a la realidad cotidiana. Las amenazas y las promesas de hacer lo que se les pide, sin concretar nada, atenta contra las más elementales razones de un mandato público. Los más grandes desbarres son ocultados por el engaño.
La noche cae hoy sobre esa pantomima de la Cuarta Transformación que se ha convertido en un circo bufo. Los organismos latinoamericanos e internacionales auguran no sólo un sexenio perdido, sino una década o tal vez más, de generaciones tiradas al caño. Por eso el mandarín, en cada visita a la provincia se ve obligado a llegar en las madrugadas a los fortines militares, sabedor de que un poco más tarde, al clarear el día, será abucheado por la rabia de los pobladores.
Cree ser dueño de la razón y, si se equivoca, nadie puede corregirlo
En todos los lugares, donde fue recipiendario del voto popular, hoy es el centro de la mofa, de la imprecación y del rechazo. Y los que le gritan sus verdades no son fifís ni conservadores, son simplemente los que le dieron sus sufragios para ungirlo como portavoz de la esperanza en el cambio. Esa esperanza que se retira cuando ya no hay materia ni sentido.
Hasta los empresarios favoritos que lo acompañaron a la vergüenza de las reuniones con Trump en la Casa Blanca están desesperados. Comentan entre ellos que el Ejecutivo no entiende, menos se deja aconsejar o siquiera ayudar a salir del escollo. Él es el dueño de la razón y si está equivocado no hay poder humano que intente corregirlo.
Gracias a sus descabelladas imposturas y decisiones de quinto patio, los datos duros arrojan una realidad inocultable: se fugan miles de millones de dólares de inversionistas trasquilados, se pierde el grado de confianza, escasean las subsistencias, crecen las masacres y la inseguridad, aumenta compulsivamente la corrupción generalizada en todos los rubros del aparato público. La Cuarta Decepción trajo el aquelarre.
Descomposición de Morena porque Delgado no conecta con AMLO
El temor del Caudillo a no estar en sus cabales lo lleva a chocar de frente con todos. Los asesores le redactan respuestas que sobrepasan los límites de la razón, de la verdad objetiva y de la cordura, y él pide cada día más de ese veneno. El régimen está herido de muerte y el miedo se apodera de un sujeto con exagerada importancia personal.
Qué triste es que el poder se escape de las manos y del control emocional sin haberlo ejercido, sin saber para qué servía, sin llegar a conocerlo, sin haber dado una sola obra ni un solo empleo, sólo utilizarlo para montarse en el macho de la reelección insensata, que creo sinceramente que nunca llegará.
Y, ante ello, la descomposición interna de su partido, pues sus altos mandos no tienen relación directa con las emociones de Palacio. Todos colmaron el plato, y ya no hay que repartir. Las posiciones y postulaciones, antes anheladas y peleadas, hoy son parte de un festín que sabe a derrota. Las arengas populistas se vuelven insultos a velocidad turbo.
Morena no pudo hacer alianzas con los nuevos partiditos satélites
Y a no ser que a una rana le salgan pelos, las obras faraónicas no detonaran el desarrollo, la inversión o los empleos, salvo en el momento en que se hagan si los soldados-albañiles dan chance de contratarse. De ahí en adelante sólo chuparan más presupuesto de las arcas públicas tan sanjuaneadas. Serán más caprichos empobrecedores a fondo perdido.
Y así ningún culto a la personita puede progresar. La evidencia de los hechos, la condición trágica de la depresión económica y de la miseria indican otros datos, datos duros sobre la ignorancia, la incapacidad y la engañifa del llamado nuevo régimen, el de la honestidad valiente.
Morena no pudo hacer alianzas con los nuevos partiditos satélites, inventados al vapor, porque la ley impide que los nuevos se recarguen sobre los lomos de los antiguos, deben pagar primero su derecho de piso, su razón de ser. Entonces, recurre a lo antinatura, a los que representan aquellos que en campaña juró combatir la Cuarta Decepción.
Dante Delgado, el de los acuerdos en lo oscurito con el poder prestado
Por el otro lado, el PAN, el PRI y el PRD, no pudieron jalar a Movimiento Ciudadano debido a los cálculos convenencieros de la cháchara, en la que siempre se ha sumergido Dante Delgado, el de los acuerdos en lo oscurito con el poder prestado. El que nada de muertito sobre cualquier cadáver, tenga o no certificado de defunción. Así ha sido siempre.
Pero la alianza federalista de “Vamos por México” tiene el apoyo de la sociedad civil, de los grupos lastimados por el poder despótico e insensato, de la gente de razón. Es, no una alianza tóxica para regresar a la corrupción, sino el auténtico veneno contra la ignorancia y el abuso del poder, contra la obsesión de reelegirse, de flotar en temporada de ciclones.
Viene la debacle. Está ya tocando a las puertas de Palacio Nacional
El voto de castigo es predecible e inevitable. En política hay dos reglas infalibles: lo que se siembra se cosecha, y los acompañantes baratos, acaban costando demasiado caros. Entre los cuadros ayer fanáticos de Morena campea la derrota y la rebelión contra el manejo político imprudente.
Se viene la debacle. Está ya tocando a las puertas del famoso castillo de la pureza. Son millones contra un grupito perdido en la bruma de la demagogia y el populismo trasnochado.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Desde enero comenzó la desbandada. Se van de Morena, fulano, zutano, menganita. Así se leía en los titulares de los diarios de las principales ciudades del país. En aquel momento, por el descontento provocado por la selección de candidatos que, la verdad, se hizo “con las patas”, relegando trayectorias, soslayando lealtad y entrega de los militantes. Sigue ahora la fuga de militantes y hasta de candidatos a diversos puestos de elección. ¿Sabe usted por qué? Pues porque no se ven con posibilidades de ganar. Porque han sentido en carne propia el rechazo de la ciudadanía a los colores del partido de quien despacha y vive a nuestras costillas en el que originalmente fuera el Palacio Virreinal y hoy se asemeja a uno Imperial.