- Por Norma L. Vázquez Alanís
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“Tecuichpo, flor de dos mundos”, es como titularon la maestra en Humanidades, escritora e historiadora ecuatoriana radicada en México, Alicia Albornoz, y el educador deportivo y autor de 15 libros, entre ellos Grandeza de la mujer mexicana, Carlos Martínez Plata, la conferencia virtual que dieron para los miembros de la Academia Nacional de Historia y Geografía (ANHG) sobre temas relacionados con los 500 años de la caída de Tenochtitlan, que se cumplen en 2021.
Albornoz y Martínez Plata eligieron hablar de Tecuichpo, la hija favorita del emperador Moctezuma, quien después de haber vivido en el imperio mexica tuvo que insertarse en la sociedad surgida de la conquista y convertirse en una noble dama novohispana, lo cual le generó el calificativo de “flor de dos mundos”.
Martínez Plata dijo que su nombre completo era Ichcaxóchitl Tecuichpo; el primero significa ‘flor de algodón’ y el segundo ‘hija del señor’. Fue hija de Moctezuma y orgullosa bisnieta de Itzcóatl, de noble linaje; fue soberana del imperio mexica antes que su hijo Axayácatl. En esos tiempos -refirió el conferencista- la mujer era preservadora del linaje, pero también era esclava y objeto de sacrificios a los dioses; además tenía que compartir al marido con otras mujeres, tantas como pudiera el hombre que la desposaba.
Al respecto, Alicia Albornoz expuso que el nombre Tepuichco está compuesto de la partícula te, que en una lengua modular como el náhuatl puede querer decir varias cosas, porque el pensamiento indígena no es único: es la piedra, es lo sólido del edificio, es simbólica de la persona, es la base de una descendencia que crece en España.
Asimismo, agregó, otras versiones señalan que se integra por el término teuctli, que quiere decir gobernante, e ichpochtli, que equivale a doncella; cuando se le añade el sufijo tzin, significa que pertenece a la nobleza, por lo tanto sería el correspondiente a princesa. El primer nombre, Ichcaxóchitl, proviene del náhuatl ichcatl y xochitl, palabras que en conjunto podrían traducirse como flor de algodón. Para la maestra Albornoz los nombres condensan la esencia del ser.
Acerca de las numerosas mujeres que podía tener un hombre en la sociedad mexica, Alicia Albornoz puntualizó que esa situación se daba en la realeza porque la gente del pueblo carecía de ese derecho y se les castigaba fuertemente si tenían más de una esposa, no podían tener concubinas. En cambio, se sabe que Moctezuma tuvo tres esposas legales y más de 300 concubinas porque era el tlatoani; tuvo 119 hijos.
Tecuichpo nació en julio de 1509 y vivió en la corte de su padre, de quien era la hija favorita, fue dos veces emperatriz y se le conoció como “la viuda blanca” porque tuvo seis maridos, cinco de los cuales murieron pronto; tuvo siete hijos, cinco con su último consorte, uno con su segundo marido, el español Pedro Gallego, y una hija con Hernán Cortés a la que siempre rechazó, continuó Martínez Platas.
Iniciada la adolescencia, Tecuichpo fue casada con su tío Cuitláhuac, suceso con el que se consolidó la posición de éste como nuevo tlatoani, sin embargo su reinado fue corto porque fue atacado por la viruela, murió y dejó su cargo al joven Cuauhtémoc, con quien Tecuichpo también fue casada, por eso fue dos veces emperatriz mexica. Se sabe que fue unida en matrimonio, por motivos dinásticos, a los nueve años, con un noble mexica que era su primo, pero la unión no duró mucho pues el esposo falleció antes de la llegada de los españoles.
Expuso Martínez Plata que, tras la caída de Tenochtitlan, Tecuichpo fue bautizada con el nombre de doña Isabel de Moctezuma y apadrinada por Hernán Cortés. Hay que señalar que el título de “doña” reconocía su nobleza y el apellido Moctezuma recordaba que era la única hija “legítima” y heredera del gran emperador mexica.
La hija rechazada
Después de la muerte de Cuauhtémoc, el propio Cortés se hizo cargo de asegurar el futuro de doña Isabel, le concedió en encomienda parte del antiguo señorío de Tlacopan como dote en el matrimonio que le concertó con el capitán Alonso de Grado, quien murió poco después de esas nupcias; entonces el conquistador la llevó a vivir a su casa y se especula que la tomó como concubina porque concibieron una hija, Leonor Cortés Moctezuma, a la que doña Isabel rechazó y excluyó de su testamento.
Luego Cortés la unió con Pedro Gallego, marido que también falleció. Isabel casó nuevamente en 1532 con Juan de Cano Saavedra, quizá por primera vez por elección propia, con quien tuvo cinco hijos: Juan, Pedro, Gonzalo, Isabel y Catalina. Albornoz reveló que, a Tecuichpo, el sacerdote que la bautizó le pronosticó un destino positivo, que sólo se cumplió en la última parte de su vida, ya casada con alguien que no le fue impuesto y respetada por la sociedad surgida de la conquista.
Por su parte, Martínez Plata relató que en julio de 1526 Cortés dio a la princesa mexica una parte de su herencia, al concederle 1540 casas en el pueblo de Tlacopan (hoy Tacuba) del que su madre, Tayhualcan, era princesa por ser hija del rey de ese señorío, de manera que doña Isabel tenía sangre noble en las dos ramas de su ascendencia.
En la sociedad prehispánica, apuntó Albornoz, la riqueza de la mujer era heredada por parte del padre, pero mucho más por parte de la madre, y la de Tecuichpo era la señora del reino de Tacuba; Moctezuma era un tlatoani famoso por su tesoro constituido por grandes cantidades de oro. Tecuichpo tenía un gran don de mando aprendido de su padre el tlatoani (“el que tiene la palabra o autoridad”) Moctezuma, además hay que recordar que en aquella sociedad las mujeres eran educadas desde niñas en los templos bajo reglas muy estrictas, complementó la historiadora.
A su vez, el escritor comentó que Tecuichpo fue mujer inteligente y culta que liberó a sus esclavos que como señora de Anáhuac le correspondían, fundó el hospital de San Juan de Dios (hoy Museo Franz Mayer), donde se daba asilo a los indígenas, y el colegio San Juan de Moctezuma; asimismo dio un generoso apoyo para la construcción de un convento de la Orden de San Agustín, cuyo templo es actualmente biblioteca de la UNAM; no obstante, el virrey Antonio de Mendoza le ordenó que cesara sus obras pías ante la simpatía que despertaban en el pueblo.
Doña Isabel de Moctezuma falleció en julio de 1550 y al momento de su muerte era una mujer rica, noble, cristiana, influyente y ponderada por la sociedad; poco quedaba de la antigua princesa mexica en la noble dama novohispana, ella es un claro ejemplo del duro proceso de mestizaje que sufrió esta tierra con la llegada del conquistador europeo, concluyó Martínez Plata.
En tanto que Alicia Albornoz subrayó que el mestizaje es una mezcla renovadora y llegó a España con la descendencia de Isabel de Moctezuma, que se inició en Cáceres cuando su hijo Juan de Cano Moctezuma se unió en matrimonio con la hija de un noble español, Elvira de Toledo y Ovando, y formó el tronco más ilustre de la Casa de Moctezuma en España.
La familia de Tecuichpo en España tiene mucho orgullo de ser descendiente de Moctezuma y en Cáceres aún existe el Palacio de Moctezuma -construido por su estirpe- donde se conservan frescos que representan a los 13 señoríos de México; hoy es sede del Archivo Histórico Provincial de Cáceres. La maestra Albornoz recomendó leer Memorias de Isabel de Moctezuma, de José Miguel Carrillo de Albornoz.
El nuevo concepto de la Historia abarca la crónica de la vida privada, al individuo y la parte vinculada a lo cotidiano, enfatizó la historiadora. La genealogía da luces sobre la historia, el saber quién soy, de dónde vengo y qué deuda tengo con el apellido.
Al recordar el nombre de Isabel de Moctezuma, estamos rescatando la valía de nuestra raza indígena, finalizó Albornoz.