Análisis a Fondo

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  • Crisis discriminatoria
  • Expectativas empresariales, buenas; malas las de los trabajadores
  • Pero son suposiciones, como la creencia en divinidades
  • Por Francisco Gómez Maza

RedFinancieraMX

La verdad es que un análisis de las expectativas de los economistas, asesores de las grandes empresas, en torno del comportamiento de la economía nacional, no revela ninguna conducta preocupantemente traumática, a pesar de la rudeza de la crisis y la fatalidad de la emergencia sanitaria de la covid-19.

Si acaso, creen que se desborda comparativamente la inflación, la cotización del peso pasa de 19 a 21 por dólar estadounidense y la tasa de interés se arrima al 4%, que a este nivel llegó a estar antes de la crisis.

Claro. La visión de los empresarios exitosos, especialmente sus economistas, no es la misma de quienes han padecido la crisis económica y los efectos de la covid-19. Y menos, la desesperanza de los trabajadores y de los millones de desempleados, en medio de la tragedia.

Los pobres, no se puede ser más que crudos, no ven muchas salidas a sus grandes limitaciones y carencias. Tienen que vivir en la más completa austeridad y con el cinturón muy apretado. No tienen medios para comprar satisfactores (bienes) y menos contratar servicios que naturalmente requiere cualquier ser humano, como los servicios de salud.

La pandemia ya ha causado, en México, alrededor de 200 mil fallecimientos, en el año que lleva de verdugo, y algunos profetas del desastre pronostican, para la segunda mitad de abril, una tercera ola de la enfermedad, que sería más mortal todavía, atizada por el relajamiento que se dio en las zonas de placer turístico, durante la Semana Mayor o Semana Santa.

El Banco de México reportó este lunes 5 de marzo expectativas razonables, relativas al comportamiento de la pandemia, que aún no permite abrir la economía y que no da certezas de que acabe a corto o mediano plazo, de la treintena de economistas empresariales (las más importantes corporaciones nacionales y extranjeras), que consulta mes con mes en torno al comportamiento de las principales variables de la economía: Inflación, Producto Interno Bruto, Tipo de Cambio y Tipos de interés.

Simultáneamente, el banco central consulta a los asesores económicos particulares sus expectativas en materias de mercado laboral, finanzas públicas, sector externo, entorno económico, condiciones de competencia y sobre el crecimiento de la economía estadounidense. No se puede afirmar que estos economistas sean radicalmente pesimistas.

Las expectativas de la marcha de la economía, o el comportamiento del producto interno bruto, de los asesores económicos de la clase dominante, rebasa el 4 por ciento para el transcurso del año que estamos contando, el 2021, y explicablemente baja a un promedio de 2% para los siguientes años, promedio similar para la siguiente década. Así se comportó la economía en los sexenios en los que imperó el modelo fondomonetarista con los gobiernos de la otrora aplanadora priista y la Docena Trágica del panismo en la Presidencia de la República.

Soslayamos, por el momento, otros indicadores evaluados en la encuesta de marzo, elaborada por el banquero central, debido al espacio que puede ocupar esta nota, y el interés del público en la manera en que la economía impacte la vida, principalmente de los trabajadores.