- Conoce las diferencias que hay frente al seguro tradicional
RedFinancieraMX
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), el 41 por ciento del territorio nacional y 31 por ciento de la población están expuestos a huracanes, tormentas, terremotos y erupciones volcánicas, lo que posiciona a México en el lugar 23 de los países con mayor exposición a desastres naturales.
Ante este escenario, contar con instrumentos financieros que coadyuven a rehabilitar rápidamente a los usuarios y a impulsar una sociedad más resiliente es indispensable, sobre todo en zonas consideradas de mayor riesgo. Una cobertura aún poco conocida en el país, y que son considerados como los seguros del futuro porque permiten determinar pagos en muy poco tiempo y a gran escala, son los seguros paramétricos o seguros basados en índices.
Éstos son una tecnología desarrollada hace un par de décadas que han sido utilizados principalmente por Gobiernos y ONG’s alrededor del mundo, y poco a poco ha ido permeando a usuarios; se basan en información pública y en modelos o algoritmos que se construyen utilizando tecnología y datos científicos, por ejemplo, dependiendo el caso pueden basarse en ingeniería sísmica, geología, e información meteorológica
“Ésta es una manera nueva de asegurar que tiene grandes beneficios para ambas partes, porque se disminuyen mucho los costos, sobre todo en el ajuste, ya que el ajuste en general es algo muy complicado cuando hay un desastre natural como un huracán o un terremoto, ya que se puede dificultar el acceso del ajustador a la zona de daños. Además, ante un parámetro previamente establecido y muy claro, si se rebasa esa intensidad la compañía de seguros en horas o días entrega la cantidad preestablecida”, detalla Eduardo Reinoso, director general de ERN, empresa líder nacional en evaluación y administración de riesgos.
A pesar de contar con grandes ventajas, tanto para las aseguradoras como para el consumidor final, el mercado del seguro paramétrico en México aún es muy pequeño y representa prácticamente un producto nuevo.
Estos seguros, a diferencia del esquema tradicional cuya indemnización está ligada a las pérdidas, se basan en parámetros predeterminados que permiten fijar desde un inicio la cantidad que se pagará al ocurrir el siniestro.
“Cuando se contrata un seguro tradicional, hay que esperar a que el ajustador revise las pérdidas, las valúe y, de acuerdo con ello, se paga la indemnización. En el caso de los paramétricos el pago es contingente a otro evento, que nosotros llamamos evento disparado, esto quiere decir que tomamos un cálculo o un parámetro a partir del cual se va a disparar el pago del seguro”, señaló el investigador.
“Por ejemplo, se registra un sismo, y suponiendo que el sismo tiene una serie de parámetros precalculados, como la aceleración, la región y/o la distancia a la que está sucediendo, el pago se dispara por el criterio establecido. No se necesita un ajustador, no se paga por los daños causados, sino por el parámetro acordado”.
A través de modelos catastróficos y estrategias novedosas de aseguramiento, y con el fin de remediar algunos contratiempos que se pueden llegar a presentar en el aseguramiento tradicional, como riesgo moral, escasez ocasional de capital o fricciones en los procesos de ajuste, el aseguramiento paramétrico es un instrumento más flexible.
Entre las ventajas de los paramétricos se encuentran: pagos inmediatos, sin necesidad de prolongados procesos de ajuste de pérdidas, más fácil de administrar que el seguro tradicional. Y es mucho más fácil calcular los precios.
Lo cierto, es que se debe considerar que el tamaño del pago está determinado sólo por la intensidad de la amenaza o por el tamaño de las pérdidas modeladas, no por el daño realmente sufrido (riesgo de base), y para su diseño requiere del desarrollo de un modelo catastrófico base.
“En el seguro convencional, se da la correlación entre las pérdidas y los pagos, al no ocurrir lo mismo con el seguro paramétrico, porque el pago es contingente a la ocurrencia de otro evento, puede ocurrir que haya pérdidas sin pago o pago sin pérdidas. Por lo que la recomendación es que el diseño del modelo de riesgo sea lo más exacto posible”, señaló el fundador de ERN.
Como ejemplo de su aplicación, el Gobierno Federal ha tenido algunos casos de uso emblemáticos de este tipo de cobertura, uno de ellos fue en el sismo de Chiapas del 2017 que activó un seguro paramétrico al 100%, ya que el sismo ocurrió con la magnitud y ubicación especificado en la póliza, por lo que México recibió 150 millones de dólares de suma asegurada.
ERN, como agente de cálculo que diseña, calcula y monitorea seguros tradicionales y paramétricos para fenómenos naturales como sismos o huracanes, ha desarrollado modelos que se usan ya para operar pólizas paramétricas, como la de Terremoto, Ciclón Tropical y Exceso de lluvia en el Caribe y América Central, o el Seguro de terremoto en casas habitación para la CDMX.
“Aunque los seguros paramétricos no son buenas soluciones a todos los problemas, si hay situaciones en que son una excelente alternativa. Sin duda, estos instrumentos llegaron para quedarse. ERN ha acumulado ya varios años de experiencia en el diseño y operación de estos instrumentos. Nos estamos preparando para satisfacer la demanda de modelos que seguramente vendrá del sector asegurador”, señala el especialista.
Caso práctica del seguro paramédico
Desde el año 2015, ERN en conjunto con RED cumplen con la función de Agente de Monitoreo y Cálculo de las pólizas paramétricas por sismo, ciclón tropical y exceso de lluvia que el CCRIF1 ofrece a los países del Caribe y América Central.
A partir de la temporada de huracanes 2019, el modelo utilizado para calcular los disparadores de las pólizas paramétricas del CCRIF fue desarrollado por ERN-RED. En ese mismo año el gobierno de Bahamas recibió un pago de $11.5 millones de dólares al dispararse la póliza paramétrica de ciclón tropical por el impacto del huracán Dorian; mientras que en el año 2020 el gobierno de Nicaragua recibió dos pagos al dispararse la póliza paramétrica de ciclón tropical ante el impacto de los huracanes Eta ($7.79 millones de dólares) y Lota ($19.9 millones de dólares), los montos indemnizables fueron calculados con las herramientas en que ERN ha tenido una destacada participación como modelador de riesgos.