Tras la puerta del poder

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  • La cuestionadísima ley cacha-dólares va al congelador en San Lázaro
  • Por Roberto Vizcaíno

RedFinancieraMX

Luego del tsunami de recriminaciones, advertencias y sospechosismo vertido durante el fin de la semana contra la reforma a la Ley del Banco de México que lo obligaría a captar los dólares en efectivo que circulan en el país, y no pueden ser repatriados a EEUU vía el sistema financiero privado, su dictamen -que sería tramitado ahí fastrack antes del fin formal del período-, pasó al congelador legislativo.

Con mensajes entrelineas y por debajo de la mesa, off the record, los encargados de tramitar su aprobación indicaron a medios que el dictamen quedaría varado a intocado en San Lázaro, hasta nuevo aviso.

La agenda política y electoral del país indica que ese nuevo aviso no llegará en 2021.

Resulta que el siguiente período legislativo inicia el 1 de febrero y concluye el último de abril, justo tres meses que se empalman con el proceso electoral de 2021, calificado ya como el más grande y complejo de la historia del país.

Además de eso, muchos senadores y diputados de la legislatura saliente, ya no estarán en sus respectivas cámaras porque estarán compitiendo justo en el proceso electoral como candidatos a alcaldes o gobernadores, y formarán parte de los equipos de otros candidatos.

Así que sacar a aprobación en San Lázaro una iniciativa como la de la Ley del Banco de México sería no sólo una locura por su destino incierto, sino que serviría de argumento a la oposición contra los candidatos de Morena en todo el país.

Los exhibirían como candidatos de un gobierno que busca convertir al Banco Central como el principal instrumento lavador de dinero del narco y el crimen organizado.

O sea…

MONREAL: LA REFORMA APROBADA NO TIENE DEDICATORIA

Abrumado sin duda por los múltiples señalamientos que lo colocan como promotor de una reforma en beneficio del pago de insospechadas cuotas y compromisos inconfesables del presidente Andrés Manuel López Obrador a su amigo Ricardo Salinas Pliego, el líder del Senado Ricardo Monreal intentó ayer atajar el sospechosismo de sus detractores afirmando que la iniciativa promovida por él no tuvo las motivaciones que dicen ellos que tuvo.

“No hay dedicatorias, ni beneficiarios en este tipo de normatividad”, subrayó.

La única motivación para presentar e impulsar esta reforma a la Ley del Banco de México, agregó, fue la de “conocer de primera mano el problema por el que atraviesan los migrantes mexicanos a la hora de enviar su dinero a sus familiares… y el problema a que se enfrentan sus familiares para acceder a esos recursos en México”.

Recordó que como zacatecano, originario de un estado en el cual la mitad de su población vive en Estados Unidos, sabe que las remesas enviadas a familias mexicanas sufren una merma de hasta el 30 por ciento debido al cobro abusivo de tarifas impuestas por instituciones financieras de aquí y allá.

Esa y únicamente esa fue su motivación para presentar la iniciativa, dijo.

Por lo demás, y luego de sostener una charla virtual con Ignacio Mier Velasco, coordinador de los diputados de Morena en San Lázaro, en la que ambos analizaron la posibilidad de revisar o corregir la reforma de la Ley del Banco de México ya aprobada por los senadores, dijo que se abrirá un nuevo espacio de diálogo para escuchar nuevos planteamientos sobre esta iniciativa.

Todo para reforzar las medidas antilavado, o para volver a revisar todos los indicios que sugieran que la reforma vulnera la autonomía de Banxico, subrayó.

Explicó que, hasta dónde se llegó durante el trámite de esta reforma en el Senado, Banxico sólo podría adquirir los montos que no pueden repatriarse de parte de las entidades financieras que forman parte del sistema financiero mexicano.

Y este sistema, agregó, cuenta con “candados y convenios internaciones, para regresar el excedente de efectivo en moneda extranjera al país de origen”.

Por lo demás subrayó que la aprobación de la reforma en el Senado se realizó sin precipitaciones, ni presiones de nadie, y fue una reforma meditada y asumida con gran responsabilidad, consideró.

“En el Senado no se aceptan presiones de ningún tipo, ni injerencias”, insistió para dejar en claro que no tuvo nada que ver con beneficios preconcebidos o acordados para Salinas Pliego.

SE VA BÁRCENA, GANA EBRARD

Entre ellos no había ni respeto ni concesión. Para uno el otro era una aberración en su destino. Designados por el presidente Andrés Manuel López Obrador sin consultarlo con ninguno de los dos, los nombramientos les cayeron a ambos de lo peor.

Martha Bárcena creyó en un momento que podría ser la secretaria de Relaciones Exteriores del gobierno de la 4T. Acarició con ese sueño en pareja. Dicen que lo conversó muchas veces con su esposo, el también embajador Agustín Gutiérrez Canet, tío directo de Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del tabasqueño con quienes convivieron y festejaron el triunfo de López Obrador.

No había nadie más que la familia. Ahí no existía Ebrard.

Pero el dueño del momento de México tenía otros planes. Para el presidente López Obrador la colocación de la embajadora Bárcena, su tía política, en la embajada de México en Washington, ya era de sí una jugada con grandes riesgos.

Cumplía con ello con su compromiso familiar. Y se jugaba una carta arriesgada porque si bien la embajadora Bárcena era una diplomática de carrera, nunca se destacó por ser de la primera línea de Relaciones Exteriores.

Vaya, no ocupó antes una embajada realmente importante como la de Canadá o París o Londres o Roma o Berlín. Fue embajadora en Turquía y en Dinamarca. Antes fue cónsul en varios países y jefe de oficinas internacionales.

La verdad pensar que podría ser canciller de México era un despropósito. Pero ella y su marido sabían de la influencia que tenía su sobrina sobre su marido el presidente de México, y soñaron.

¿Por qué no?, se dijeron a sí mismos los Gutiérrez-Bárcena. Al fin en la 4T todo iba a ser nuevo, inaudito, sorpresivo.

Pero AMLO designó a Marcelo Ebrard como su canciller.  Y Ebrard lo menos que iba a tolerar era tener a un personaje como Bárcena en la principal embajada de México en el mundo. Menos si era tía de la esposa de su jefe.

Y comenzaron los jaloneos, los complots, las zancadillas, los golpes mediáticos desde la pluma del esposo de la embajadora, los madruguetes, el juego de vr quien es más influyente en el primer círculo de Trump, quien de los dos era más importante para López Obrador.

A la embajadora no tardó en dominarla la hormona. Y en usar la vía familiar para envenenar la relación del canciller con el Presidente.

Las vías se agotaron. El manipuleo sentimental, familiar, pronto les cobró facturas. Ebrard operó con astucia y AMLO le agradeció sacarlo del problema de la amenaza de los aranceles de Trump debido al conflicto migratorio centroamericano. Luego lo del cierre del Tratado de Libre Comercio. Y después la obligada y riesgosa visita a la Casa Blanca. Y lo de las vacunas y la pandemia, Y otros muchos consejos y comentarios que terminaron por salvarle situaciones incomodas al tabasqueño como las participaciones vía zoom con otros mandatarios en el mundo. Ebrard no sólo era su traductor sino su consejero estrella.

La embajadora no competía en nada de eso.

Y ayer anunció su retiro anticipado, con el consecuente comentario de que lo hace sin que nadie haya intervenido en su decisión.

“Nadie más intervino ni tuvo opinión, ni influencia sobre esta decisión personal. El proceso se concluirá en los próximos meses. En tanto, seguiré al frente de la embajada”, Mmmm.

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