- Motociclistas
- Por Carlos Ramos Padilla
RedFinancieraMX
En una ciudad de leyes y que comparte todo, tenemos espacio, respetamos límites y protegemos a los demás.
Pero en la CDMX no ocurre así.
Los reglamentos se aplican a discreción y la policía recibe órdenes de abanderar a porros secuestradores de camiones, cierran vialidades por un grupúsculo de inconformes, encapsulan, sólo eso a anarcos y sin más razones obstruyen “agujas” de acceso al periférico sin dar explicaciones.
Este fin de semana, en plena contingencia, con más de 90 mil muertos, un excesivo contingente de motociclistas decidió bloquear Insurgentes sur y parte de periférico porque tenían su “rodada de Halloween”.
Cerraron todos los carriles de circulación y crearon un caos vial en el “trébol” de Perisur.
Los conductores de vehículos que circulaban de poniente a oriente sobre la lateral simplemente se encontraron con que las patrullas se colocaron como muro, pero a mitad del “trébol” lo que obligaba a los automovilistas a regresar sobre periférico en sentido contrario para incorporarse a carriles centrales metros atrás o buscar la salida hacia San Fernando.
Ningún policía estaba orientando, únicamente daban paso a los motociclistas que se encontraban parados, simplemente parados festejando sin ningún control sanitario, disfrazados y con niños pequeños.
Nadie puso orden y todos, todos corriendo riesgos evidentes o de un accidente o de un contagio masivo.
Esto me lleva a concluir, uno, ¿por qué la autoridad lo permitió?, dos, ¿por qué abusaron así los motociclistas cuando todos queremos una ciudad más segura? Tres, ¿por qué la autoridad no optó por cerrar para la caravana de motociclistas, previo aviso, el segundo nivel de periférico desde Satélite hasta la salida a Cuernavaca para que los de arriba y los de abajo tuvieran los mismos derechos y seguridad?
Bien sabemos, y lo he comentado con aficionados a las motos incluso líderes de agrupaciones, que son estos los que a diario revientan los reglamentos vigentes.
Circulan por donde quieren, a alta velocidad, en todos los carriles, se meten entre los autos y los fines de semana por la mañana usan al periférico como pista de carreras y no estoy hablando de los repartidores de comida o paquetería (que son un peligro) sino de quienes se consideran asimismo educados, padres de familia y que adquirieron una motocicleta no sólo por tener recursos económicos sino porque creemos no se comportarán como los patanes microbuseros.
Pero lamentablemente no es así. He denunciado el peligro que representan estos motociclistas cuando decides cumplir con su “Acamoto” es decir, partir de la CDMX al puerto de Acapulco.
En la carretera ya se imaginará cómo conducen. Toman todos los carriles, hasta el de acotamiento, aceleran a todo lo que dan, rebasan por donde no deben, hacen escala en los comederos intermedios para tomar cervezas y en Acapulco toman la ciudad como pista de carreras y como estacionamiento sobre las aceras.
Los arrancones son los de menos. En una ocasión escuché a dos motociclistas dialogando en una estación de gasolina cerca de Chilpancingo: “qué onda, a qué hora me rebasaste si venía a más de 190 y no te vi” y en la moto del temerario conductor una mujer montada en el vehículo.
Si queremos contar, repito, con una sociedad en una ciudad más amigable y segura debemos empezar por nosotros mismos. La moto no es un pasaporte a la impunidad, a la agresión, al riesgo, a la ofensa.
La moto no debe vulnerar la personalidad del conductor y creer que está trepado en un arma.
Ojalá y la torpe decisión de participar en su “rodada de Halloween” no concluya con la suma de más muertos por el coronavirus, por lo demás, la mayoría de los capitalinos ya estamos hasta “el gorro” de los motociclistas, ¡se lo han ganado!
*Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y TV
*Conductor del programa VaEnSerio mexiquense tv canal 34.2