- Focos rojos
- Por Francisco J. Siller
RedFinancieraMX
Vaya lección de autonomía le dio a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en eso de la autonomía en eso de tomar sus decisiones, pues cuando se esperaba que se ordenara la suspensión de la encuesta para la dirigencia de Morena, le dio el aval.
A principios de semana Mario Delgado, uno de los más fuertes contendientes a la presidencia del partido de Andrés Manuel López Obrador difundió un anteproyecto del magistrado Felipe Alfredo Fuentes Barrera encaminado a permitir que Alfonso Ramírez Cuellar siguiera como presidente temporal hasta después de las elecciones intermedias.
El pleito a muerte entre los morenos por acceder a los puestos de poder, despertó incluso una airada protesta de Andrés Manuel López Obrador, quien se despojó de su “investidura presidencial” —como si eso fuera posible— para llamar la atención de sus correligionarios.
Así que el cabildeo en el TEPJF se incrementó a niveles superlativos. Qué mejor que dejar a Ramírez Cuellar al frente de Morena, pues este personaje no significaría contrapeso a la decisión presidencial para designar candidatos, entre ellos a diez de sus super delegados que aspiran a igual número de gubernaturas.
Y es que en ello hay un riesgo importante. Si el próximo presidente de Morena fuera Porfirio Muñoz Ledo, significaría un contrapeso importante en la conducción del partido, porque esta visto que no es un político que las lleve todas con el presidente López Obrador, con quien ha discrepado públicamente.
Además, de ser triunfador en la encuesta —cuyos resultados se darán a conocer el sábado 10 de octubre— la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum se posiciona como una posible sucesora para 2024. Igual si Mario Delgado gana, el preferido será Marcelo Ebrard, el delfín de éste gobierno.
Ambos precandidatos son de la predilección presidencial, por lo que cualquiera que sea el resultado de la encuesta —Muñoz Ledo o Delgado— contarán con el apoyo del gobierno federal para que en la justa intermedia se mantenga la supremacía de Morena en la Cámara de Diputados y se alcancen por lo menos 10 de las 15 gubernaturas en juego.
El proceso para elegir a la dirigencia de Morena lleva más de un año en el que se presentaron alrededor de 800 recursos de impugnación. La Sala Superior del TEPJF al confirmar los resultados de la encuesta abierta, estimó que con ella se garantizaba la participación de la militancia en los procesos electorales en condiciones de certeza, transparencia y equidad, que apuestan por un ejercicio democrático real.
Pero para Morena no todo será fácil, ni tiene garantizado el triunfo electoral para el año próximo. Hasta ahora, tanto el presidente como al interior su incipiente partido, se cree a “fe ciega” que la oposición en México está muerta, moralmente derrotada. Que no es capaz de arrebatarle sus curules.
Pero no ven más allá de lo que quieren ver, ni escuchar lo que no les endulza el oído. No se dan cuenta que hay una creciente decepción entre los votantes y que las filas de la oposición se van engrosando día a día. El Frente Anti Amlo (FRENAAA) y sus concentraciones en el Zócalo deberían encender “los focos rojos”. No es así.
Piensan que minimizando la asistencia de manifestantes para pedir la renuncia de Andrés Manuel López Obrador, pues ya están del otro lado. Autoridades dicen que solo fueron aquel sábado unos 8 mil, en tanto que el FRENAA, señala que fueron 180 mil, registrados y notariados.
López Obrador ofreció que si se juntaban cien mil, él renunciaría. Pero como lo escribimos en esta columna, en ello habría que entender “la letra chiquita” y leer entre líneas lo que dijo en la mañanera. La trampa estuvo en el punto de que eso pasaría cuando baje su popularidad y respaldo.
Sin embargo, lo que hay que ver es que a la convocatoria del frente anti AMLO acudieron familias, mexicanos inconformes que son votos en contra, que por solo ese simple hecho, para el presidente son conservadores, promotores de la corrupción e hijos del odioso neoliberalismo.
A los mexicanos que protestan y quieren la renuncia del presidente, les hace falta liderazgo. Alguien tendrá que surgir, con la capacidad del unir a aquellos inconformes con la manera de gobernar de este presidente y de sus ocurrencias. Que una a los partidos de oposición en un frente común.
Por cierto que el Zócalo de la Ciudad de México tiene una superficie de 46 mil metros cuadrados —incluidas las vialidades— y para llenarlo se requieren de unas 120 mil personas, sin contar con los espacios relativos a las vialidades. Su capacidad es a ojo de “buen cubero” de autoridades o manifestantes.
Si es un mitin de López Obrador, caben hasta 1.5 millones —es decir 32 personas por metro cuadrado— Lo que es imposible, incluso tomando en cuenta los accesos a cuatro cuadras a la redonda, que llenos no albergan a más de 300 mil almas.
Así que si en Palacio Nacional no le ponen atención a manifestaciones como las del Frente Anti AMLO y el presidente sigue burlándose del descontento popular y lo siguen desestimando, la sorpresa será mayúscula, cuando los resultados electorales no les favorezcan y pierdan el control de la cámara.
Entonces será el tiempo de olvidar caprichos y dedicarse a gobernar realmente…