- AMLO, el muchacho chicho de la telenovela gacha
- Por Francisco Rodríguez
RedFinancieraMX
La Cuarta Demolición está comprobando que el negocio personal desde el poder es superior a cualquier fuerza y avanza sobre todos los obstáculos. El Tren Maya costará 117 mil millones de pesos más que lo “planeado”. Diez de los súper delegados van tras quince gubernaturas.
Las maletas de Arturo Alcalde y Bertha Luján doblan las voluntades en el Trife para que éste cancele la consulta en la renovación de la dirigencia en Morena: hasta ahora parece que se queda Ramírez Cuellar hasta después de las elecciones intermedias, como usted y este servidor lo habíamos detectado. Alguien tiene que parar el aquelarre. Es demasiado para este país devastado.
La voracidad insólita que cayó sobre la extinción de los fideicomisos no tiene llenadera. Si se siguiera un proceso estrictamente jurídico para concretarlo, sería punto más que imposible. La liquidación de los fideicomisos para caer sobre el dinero equivaldría a una titánica tarea de destrucción similar a la quiebra y suspensión de pagos de 109 empresas que dudo que un régimen sin equipamiento pueda llevar a cabo. Tan sólo imaginarlo es de carcajada loca.
No lo podrían concretar jurídicamente en lo que sobra del sexenio. Acabarán cayendo en peculado. No es tan fácil como se imaginaron. Hay una montaña de procedimientos y de papeles que hay que solventar, si se quiere hacer la operación más o menos limpia. No todo es coser y cantar, para todo se requiere oficio.
Emoción melodramática en lugar del debate de las ideas
Superior a cualquier fuerza, la corrupción quiere avanzar como burro sin mecate. Pero hay cosas que no se pueden obviar ni ejecutar impromptu, a la ligera, con el solo uso del dinero. Se requiere gobierno, aparato jurídico, operadores en distintas materias, que la Cuarta Demolición ha demostrado a riñón que no posee.
Lo lógico es que si no puede concretar lo que le atañe, menos podrá tener el éxito que espera en las elecciones gubernativas del año que entra, sobre todo cuando sus candidatos han sido señalados por la opinión pública de las provincias de haber caído impunemente sobre sus dolientes humanidades.
Omar Rincón, un investigador colombiano que lleva tiempo estudiando el fenómeno de los telepresidentes, ha propuesto leer a este tipo de sujetos más que desde la ideología, desde las claves de la telenovela, más desde la emoción melodramática que desde el debate de las ideas, propuestas y acciones públicas.
Porque, opina, ahí donde la lógica política ve y constata un fracaso terrible, que implica violaciones a la Constitución y pérdidas económicas para el país, la lógica del espectáculo encuentra una urdimbre exitosa. Frente a la crisis el “caudillo” logra sostenerse sobre promesas emocionales de su campaña electoral: castigar a los malos, democratizar el sufrimiento.
El guion machacón: quien no está conmigo, está contra mi
Tal es la manera en que los analistas latinoamericana nos están juzgando en las páginas de The New York Times. Del diario londinense Financial Times no tiene desperdicio ninguna de sus líneas donde nos describe: señala que el Ejecutivo federal lleva a cabo la concentración del poder hostigando a las instituciones que se niegan a acatar su voluntad.
El diario londinense hace un recuento sobre las ocasiones en que López Obrador ha atacado a las autoridades electorales, a las que acusa de “nunca haber garantizado elecciones libres”, a pesar de que certificaron su victoria en 2018. Expone que su gobierno no tolera las expresiones de periodistas que critican sus proyectos de infraestructura, a los que llama corruptos que están al servicio de regímenes pasados. El guion central de cada capítulo de su telenovela.
La corrupción y el crimen siguen siendo intolerablemente altos y una respuesta errática al coronavirus ha provocado una de las tasas de mortalidad más altas del mundo. “A menos que el presidente cambie de rumbo rápidamente, la segunda economía más grande de América Latina corre el riesgo de volver a caer en un pasado más pobre, oscuro y represivo, habitado por los caudillos autoritarios que la región esperaba haber dejado atrás “.
Un remplazo para Donald Trump… ¿también para AMLO?
El que tenga perro, que lo amarre, el que no, no, dice el adagio ranchero. Soplan vientos de fronda. Ahí anda La Voladora, si no para una sustitución, al menos para un correctivo eficaz que ponga fin a esta pesadilla. Sustitución blanda, para no herir los egos, le llaman los que le avisaron a Trump que no va a poder repetir. Son demasiados los señuelos.
Horas después del meteórico padecimiento de Donald, en el Partido Republicano se empezó a manejar la posibilidad de una sustitución de candidato: 168 miembros de su Comité nacional podrían votar para seleccionar un remplazo. Incluso, una mayoría simple de su Convención se encargaría del trabajo de la sustitución del candidato republicano.
Y cuando veas las barbas de tu vecino rasurar… Porque la mejor vacuna contra este virus de conflicto post electoral es avisarle que ya es un cadáver político. Todo para no desinflar el ego de un mazazo, para que pierda sin ver destrozado su flagelado orgullo.
Opera a base de voluntades ciegas y de pueblo dormido
Y aquí en el rancho grande sigue el batidillo. Todavía no hemos llegado al conflicto post electoral, pero éste se presiente, se avizora. Como toda respuesta a las multitudinarias manifestaciones que exigían la renuncia, el “caudillo” les dice que “no coman ansias”, que esperen a las elecciones para “resolver las diferencias por la vía democrática”. ¡Sí, Chucha!
De cualquier modo, las manifestaciones seguirán. El nuevo líder autoritario de América Latina, como le apoda el Financial Times opera a base de voluntades ciegas y de pueblo dormido… hasta que despierte. La consulta para enjuiciar a expresidentes le quedó como anillo al dedo, se la mandó a hacer a su medida con el sastre de Zacazonapan.
Sin embargo, ya casi nada quedó del lenguaraz, del bocazas que amenazó a la Nación con irse y tragarse el mar de un buche de agua. No le ayuda ese 22 por ciento que ha podido jalar la encuesta de preferencias electorales de Morena.
La 4T jamás ha despertado la confianza de los patrones de EU
El teflón ya se acabó y nada se sostiene a base de negacionismos, engaños, trastupijes y mentiras por adelantado. Hasta los empresarios demoscópicos, los que venden las encuestas, ya se doblaron. No encuentran las preguntas artificiales para hacer flotar ese pedazo. Así no se puede, argumentan los perspicaces. Quedó seriamente lastimado.
Los proyectos de infraestructura energética de la pandilla neoliberal, en comandita con el régimen patito, no cuadran con los requerimientos que el capital trasnacional apuntó en el nuevo acuerdo comercial norteamericano. Aparte de más caros, son más chambones. El negocio quiere correr y apenas puede caminar.
La Cuarta Demolición jamás ha despertado la confianza de los patrones de allende las fronteras. La prueba es el Pacto de Nueva York por el que se sujetaba al paladín a la sensatez y a la cordura, bajo la vigilante mirada de los avales del documento.
No basta aparentar, ni jugar a las telenovelas dramáticas
Y ya falta poco para hacer valer esas hipotecas políticas. No basta aparentar, ni jugar a las telenovelas dramáticas, hay que garantizar la paz y la convivencia en este palenque, en el patio trasero. El arrendador tiene a su favor tres mil kilómetros de frontera.
Nosotros, echamos ya a la basura nuestra ubicación geoestratégica con el mercado norteamericano, agotamos los emblemas del proyecto original de Nación, perdimos en el camino los valores que se apoyaban en una rica tradición ideológica y cultural.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: “Cada mañana, el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene su propio espacio televisivo para neutralizar la información: las Mañaneras. Usa su programa para promover el espectáculo y evitar la política. En estos días, su espectáculo vuelve a dar un giro y abre la posibilidad de enjuiciar a los expresidentes que lo han antecedido. En términos del show business no está nada mal: así, al menos en la pantalla, deja de ser presidente y vuelve a ser candidato… La línea argumental de este melodrama podría esbozarse de esta manera: AMLO, un ‘hombre puro’, un ‘justiciero honesto’, llega a salvar al pueblo, que viene a ser como una heroína eternamente ‘inocente’, engañada y ultrajada de forma continua por “la mafia del poder”: un saco donde caben todos los que adversan al galán, una etiqueta que sirve para villanizar —por igual— a corruptos y delincuentes pero también a críticos independientes, incluso a todo el pasado, a la historia en general. Esta narrativa supone que —¡por fin!— la relación entre el líder inmaculado y el pueblo víctima es directa y transparente. Se aman con fluida pasión y con entrega total. Todos los otros vínculos y conexiones —formales e institucionales— parecen protocolos inútiles ante el poder inmenso de este nuevo vínculo sentimental. Y cuanto más se irriten y lo ataquen sus adversarios, más se reforzará la estructura. Todo podrá verse siempre como la pelea titánica del héroe por proteger a la muchacha virgen del apetito voraz de los depredadores.”: La nueva telenovela mexicana, Alberto Barrera Tyszka, en The New York Times.