Péndulo político  

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  • La creación de una sociedad del aprendizaje joseph e. Stiglitz bruce c. Greenwald

RedFinancieraMX

Este libro busca presentar el marco más sencillo para comprender algunas de las determinantes fundamentales del ritmo del progreso, suficientemente desagregadas como para que las políticas sectoriales marquen una diferencia, y suficientemente agregadas como para mantener nuestro foco de atención en las determinantes del ritmo del progreso general de la economía.

EL DESARROLLO DELA ACTIVIDAD ECONÓMICA DE UN MUNDO DE CONSUMO GLOBALIZADO; El ritmo de aprendizaje (innovación) no solo es el determinante más importante para los aumentos en los niveles de vida, sino que el ritmo mismo es, casi con toda seguridad, parcialmente, si no totalmente, endógeno. La velocidad del progreso ha sido notablemente distinta tanto a lo largo del tiempo como entre los países, y aunque quizá no seamos capaces de explicar toda esta variación, queda claro que las políticas gubernamentales han tenido su papel. El aprendizaje se ve afectado por el medio ambiente económico y social, y por la estructura de la economía, así como por las inversiones públicas y privadas dirigidas a la investigación y la educación.

El hecho de que existan elevadas correlaciones respecto a los aumentos de la productividad entre las industrias, las empresas y las funciones al interior de las empresas sugiere que puede haber factores comunes (factores ambientales, inversiones públicas) que tienen efectos sistémicos o efectos indirectos importantes de un aprendiz/innovador hacia otros. Las economías más exitosas son aquellas que lograron no solo desplazar hacia fuera su curva de posibilidades de producción de forma más rápida, sino que, también, se han asegurado de que la brecha entre las prácticas «promedio» y las «mejores» prácticas sea pequeña. Hay más difusión del conocimiento, más aprendizaje, y son estos logros en el aprendizaje los que, a la larga, justifican los niveles de vida más elevados en estas economías exitosas. En pocas palabras, la transformación hacia las «sociedades del aprendizaje» que ocurrió alrededor del año 1800 en el caso de las economías occidentales y, más recientemente, en el caso de las asiáticas, parece haber tenido un mayor impacto en el bienestar humano que las mejoras en la eficiencia en la aplicación de los recursos o en su acumulación. Si esto es así, comprender cómo crear una sociedad del aprendizaje debería ser una de las preocupaciones centrales de los economistas y otros científicos sociales. El éxito de este esfuerzo puede tener un impacto mucho mayor en la elevación de los niveles de vida que el hecho de determinar cómo incrementar la acumulación de recursos o reducir las ineficiencias asignaturas a corto plazo.

Existen dos preguntas básicas y cruciales para nuestra investigación: ¿Los mercados, por sí mismos, dan como resultado un nivel y un patrón eficiente de aprendizaje e innovación? Si no es así, ¿cuáles son las intervenciones convenientes por parte del gobierno? Ineficiencia del mercado. La respuesta a la primera pregunta es sencilla y directa: No exístela presunción de que los mercados sean eficientes en la producción y diseminación del conocimiento y el aprendizaje. Muy por el contrario, existe la presunción de que los mercados no son eficientes. Las nociones modernas sobre la eficiencia de los mercados se remontan al trabajo de Adam Smith (1776) y su mano invisible: el concepto de que la búsqueda del interés propio llevaría, como por obra de una mano invisible, al bienestar de la sociedad.  Se Requirieron 175 años para que Arroz (1951b) y Debreu (1959) establecieran en qué sentido eso era cierto (cuando los mercados son eficientes en el sentido de Pareto; esto es, que nadie puede mejorar sin hacer que alguien empeore) y las condiciones bajo las cuales esto es cierto. Arroz aportó las condiciones suficientes para La eficiencia de Pareto de los mercados (véase Arrow 1951b; Debreu1959).Trabajos subsecuentes mostraron que dichas condiciones eran también esencialmente necesarias.

Por ejemplo, su comprobación de la eficiencia de los mercados implicaba que la información fuera exógena (esto es, no necesitaba ser perfecta, pero las creencias no podían cambiar como resultado de lo que los individuos observaran o hicieran); posteriormente se mostró que cuandoquiera que los mercados estaban incompletos o la información era endógena y asimétrica (esto es, en esencia, siempre) los mercados mercado fueron que los mercados eran perfectamente competitivos Y que el estado de la tecnología era fijo, exógeno.

En su demostración de la eficiencia de la economía de mercado, Arrow yDebreu pasaron por alto la innovación. Al hacerlo, dejaron sinresponder la pregunta de si una economía de mercado era eficienteen lo relacionado con la innovación. Dado que muchos defensores de los mercados asumieron que su carácter innovador era su principal virtud, esto constituyó, obviamente, una laguna fundamental. Cierto es que anteriormente Schumpeter (1943) había ido tan lejos como para argumentar que una de las distorsiones en las que los economistas habían centrado su atención —el monopolio—podía, de hecho, ser una virtud en una economía de la innovación: proporciona los recursos que soportan la investigación y el desarrollo, y mientras haya competencia por el mercado no deberíamos preocuparnos por la competencia dentro del mercado. La razón por la que no lo hicieron es porque no podían hacerlo: el análisis que se muestra más adelante, basado en el trabajo de Arrow y otros, muestra que hay una presunción de que los mercados, por sí mismos, no son eficientes en el nivel ni en el patrón de  la innovación. Arrow reconoció que las fallas del mercado en la producción y diseminación del conocimiento (ya fuera como resultado  de la asignación de recursos a la investigación y el de   DESARROLLO como resultado del aprendizaje) eran generalizadas.  Así pues, seguir el ejemplo de Arrow en cuanto a la comprensión delos procesos de aprendizaje —y de las fallas generalizadas del mercado en los procesos de aprendizaje— resulta fundamental para formular políticas económicas efectivas.

El papel del gobierno en la promoción dé una sociedad del aprendizaje Sí el aprendizaje —y, de manera más general, la investigación y el desarrollo— se encuentra en el núcleo del éxito de una economía, y si no existe la presunción de que los mercados son eficientes a la hora de tomar decisiones que afectan el ritmo del aprendizaje(o investigación y desarrollo), entonces las presunciones de toda 46 Joseph E. Stiglitz y Bruce C. Greenwaldla vida en contra de la intervención gubernamental simplemente están equivocadas. La crisis financiera ha llamado la atención al papel del gobierno en la prevención de las crisis. Los problemas ambientales extendidos han llamado la atención al papel del gobierno a la hora de prevenir la contaminación y el cambio climático potencialmente catastrófico.

En resumen, la perspectiva de aprendizaje redefine la teoría dela ventaja comparativa dinámica y lo hace de tal modo que formular estrategias de desarrollo resulta más complicado pero más interesante. En la actualidad, los países menos desarrollados no pueden simplemente imitar patrones de desarrollo que fueron llevados a la práctica por desarrolladores anteriores. Para este momento esto tendría que ser evidente. Los países que a principios y hasta mediados del siglo xx siguieron la estrategia de fuerte industrialización —que fue la base del éxito de Estados Unidos y la Alemania del siglo xix— fracasaron. Los países africanos que tratan de seguir ciegamente las estrategias de Asia Oriental centradas en la exportación pueden ver que son menos exitosas que cuando fueron empleadas en Asia Oriental durante el último tercio del siglo xx. Aunque es probable que los economistas del desarrollo alaben la estrategia de crecimiento de Asia Oriental basada en las exportaciones, no fue el crecimiento en las exportaciones per se lo que llevó a su éxito; fue el crecimiento en clases específicas de exportaciones que estaban asociadas con altos niveles de aprendizaje. Otros países que siguen las estrategias de crecimiento basadas en las exportaciones, pero que exportan bienes para los cuales no existen semejantes beneficios de aprendizaje resultarán tristemente decepcionados.

Este enfoque pone de relieve la importante forma en la que la perspectiva de aprendizaje redefine conceptos básicos como la ventaja comparativa, las políticas y las estrategias económicas. La perspectiva de aprendizaje también lleva a repensar otras nociones que han permanecido durante mucho tiempo. Ya hemos observado que nuestra teoría pone en duda la utilidad del concepto de una función de producción agregada, en especial la que se predica sobre el supuesto de que todas las compañías (digamos, dentro del país) tienen el mismo conocimiento y son igualmente capaces de convertirlos insumos en productos finales.