Confesiones de un Alcohólico

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  • Lo único que necesitaba era seguir alcoholizándome, eso era mi vida
  • Por Catalina Guadarrama

RedFinancieraMX

En esta ocasión, Julio C., originario de Escuintla, Chiapas, nos comparte sus experiencias en el mundo del alcohol. “El primer contacto que tuve con el alcohol fue después de la muerte de mi padre, a los 14 años, la tristeza me embargaba me sentí sólo sin la fuerza de un padre, sin su compañía. Un día fuimos en un paseo a la playa mis amigos y yo, me ofrecieron tequila, lo probé y sabía muy feo, sin embargo, pensé erróneamente que eso iba a curar las heridas de la muerte y el vacío que tenía  desde la partida de mi padre, así bebí demasiado hasta perder la conciencia, me llevaron a casa de uno de mis amigos para que se me bajara la borrachera y mi madre no se enterara.

Me sentí muy mal física y emocionalmente pues tenía sentimiento de culpa, porque me llevaron cargando mis amigos a las 4 de la tarde y yo sin sentido, perdido, embrutecido.

Pasaron seis meses cuando volví a beber sin embrutecerme, así fue como en realidad empezó mi fuga emocional con el alcohol, mis amigos se daban cuenta de cómo iba creciendo mi gusto por el alcohol; a la casa no llegaba borracho para que mi madre no se diera cuenta, porque estaba también muy afectada por la muerte de mi padre.

La enfermedad era progresiva, después me fui exhibiendo en todos lados hasta con mi madre y ella pensaba que era pasajero, pero no fue así, me volví en un alcohólico problemático, bebía dos o tres veces a la semana, de los 14 a los 21 años, solo trabajaba para beber, desde que mi padre falleció tuve que trabajar, pero estaba sin control en el alcoholismo a los 23 años me internaron en un centro readaptación.

Tuve muchos problemas, pleitos, escándalos solo fueron arrestos menores, estuve tres meses internado en ese tiempo ya sobrio, me dejaron salir pero dejé de asistir a las terapias y volvió la obsesión de beber pero ahora peor, bebía 5 días a la semana, luego 15 días seguidos y aumentó mí vicio ya estaba luchando conmigo mismo para dejar de tomar un tiempo, pero siempre me vencían las ansias por sentir los efectos del alcohol; estuve a punto de perder la vida: Muy joven estábamos tomando en un camión mis amigos y yo, estaba sentado a un lado del conductor  y me dijo que me bajara abrir el portón de su casa para meter el camión y seguir tomando pero no quise y comenzamos a discutir, me pasó a dejar a mi casa. Los tres amigos que se fueron en el camión, más adelante tuvieron un terrible accidente, el amigo con el que discutí murió y los otros dos quedaron muy mal heridos, para mí fue un mensaje del poder celestial que me cuida, luego pasaba por la casa del portón y me daba remordimiento.   Después del incidente estuve siete meses en abstinencia, pero el regreso fue peor, comencé a rodar sin sentido por las calles.

En el año 2000 fallece mi madre y bebo todavía más, pues siempre fui dependiente de mis padres, a los 31 años me interno por voluntad propia en otro centro, estuve tres meses, pero no dio resultado, no valoré lo que era la recuperación y a los 8 meses estaba hundido de nuevo en el alcohol, ahora de una manera desastrosa, ya no trabaja solo vivía para embrutecerme día y noche, ya eran pocas las veces que estaba sobrio no me importaba nada mi aspecto, mi familia, lo único que necesitaba era seguir alcoholizándome, eso era mi vida.

Hasta que un día ya no pude sostener un vaso porque temblaba sin control, no me podía levantar del suelo, yo quería seguir bebiendo, no sé cómo llegué a una iglesia, como pude entré y sin más comencé a llorar tanto que moje el piso, solo pedí al cielo y al poder supremo que me cuida que me ayudara a dejar de beber.

Estaba en el aniversario de un compañero en su casa, pero temblaba tanto que no pude sostener ni un vaso, ni el plato con la comida me dio tanta vergüenza, que me fui de ahí, como pude llegué a la casa, le dije a mi esposa que buscaría un grupo de AA y salí a caminar, iba buscando algo hasta que entré a un cuarto y era un agrupo AA, desde entonces no volví a tomar un vaso con alcohol. Ahora en el grupo debo estar día y noche ayudando, escuchando experiencias para ayudar a quien lo necesita, ocupado en el grupo estoy bien.

Cuando cambié de vida recuperé a mí familia y con la ayuda de mí padrino pude superar y aprender para tratar bien a la familia, en lo espiritual y en lo físico. Una experiencia aterradora y muy triste, estaba con unos amigos de parranda estábamos borrachos, llegó mi hija a buscarme para pedirme dinero para unas copias y solo tenía 15 pesos, pero no se los di, porque eran para la próxima garrafa, no me importaron las lagrimas de mi nena, porque yo sólo quería seguir tomando, por eso estoy dedicado a cuidar a los míos y nada les falte ahora.

A los jóvenes le recomiendo escuchen las experiencias de los que comparten las vivencias, siempre decimos “lo dejo cuando quiera”, pero no es cierto, yo lo decía saliendo de una cárcel cuando me arrestaron por no pagar una cuenta.

Invito a los jóvenes a vivir su vida y dejar vivir porque las familias si nos quieren, el alcoholismo es un abrazo mortal que no nos deja ver la realidad del problema y sólo en AA te pueden ayudar. Dios manda un padrino para que nos guíe y nos hace comprender todo lo que el alcohol nublo.

Alcohólicos Anónimos, Sección México,

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