- Cifras de miedo
- Por Carlos Ramos Padilla
RedFinancieraMX
Alfonso Navarrete Prida, secretario de Gobernación, antes de irse, antes de que la nación se lo demande, dió a conocer datos escalofriantes sobre los resultados del crimen organizado y el fracaso, en otro sexenio, el tercero, de garantizar la seguridad de nosotros los mexicanos.
Ya Zedillo reconoció que se equivocó. Los demás, Fox, Calderon y Peña, se reservan el número cierto de muertos y de desaparecidos. Pero todos sabemos, conocemos, día a día, de algún conocido, cercano o lejano, que fue acribillado y lo peor del asunto es que entre nosotros ya dudamos de nuestra integridad.
En cada ceremonia fúnebre hasta los perimeters, en voz baja, entre murmullos, cuestionan: “¿En qué habrá estado metido?”. Afirman, “seguro andaba en malos pasos” y sospechan “tiene pinta de maloso”, es decir que en lugar de presionar para que ya esto acabe, caemos en la trampa de dudar de todos, por todo.
Los casos de Isabel Miranda de Wallace, Alejandro Martí o de Nelson Vargas se multiplican de manera impresionante.
Y nos enteramos que quienes intervienen en los asesinatos o son policías en activo o personas con antecedentes penales que no entendemos por qué están libres y reincidentes.
Finaliza otro sexenio y el escándalo continúa. Las cárceles con autogobierno, los custodios coludidos con los hampones (o preguntemos al Chapo), los delincuentes cada día más salvajes, los huachicoleros haciendo del país un botín para malhechores, la corrupción en los altos mandos del gobierno con amplia impunidad.
Más de 37 mil de desaparecidos en el país. Hay pocas bases de datos, existe confusión. Solo 340 casos de 37 mil están confirmados. Con qué cara un gobierno se despide con estos registros.
Y el entrante, el gobierno ganador en las elecciones no puede ni organizar foros para atender el tema, sólo alardea con un tema, sólo uno, la amnistía, es decir, la aplicación de la ley a discreción.
Vivimos una foto trágica en la nación. Y cuando finalmente cae uno grande, pues al rato libre por falta de pruebas o una indagatoria con faltante de elementos jurídicos. El Estado de Derecho se mide por la calidad de sus instituciones de justicia, usted dirá como andamos y lo grave, lo que nos espera.