Confesiones de un Alcohólico

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  • Ante cualquier circunstancia, la única salida siempre era el alcohol
  • Por Catalina Guadarrama

RedFinancieraMX

En esta ocasión Miguel M. de Veracruz, nos comenta sus experiencias durante su vida como alcohólico, “el primer contacto que tuve con el alcohol fue a los 15 años durante una reunión para realizar un trabajo de secundaria en equipo, mi papá tenía una cerveza caguama en el refrigerador y se me ocurrió compartirla con mis amigos, sólo para convivir seis chamacos bebiéndonos una caguama, al principio no me gustó el sabor estaba muy amarga pero con tal de quedar bien yo puse mi mejor cara, era para demostrar que ya sabía del alcohol.

Después pasó un año, hasta que tuve una novia que iba a cumplir sus 15 años, terminó conmigo antes de la fiesta y fui de incógnito, logré colarme en la reunión, la veía con otro novio, me dolió mucho y comencé a tomar  hasta ponerme borracho, me sacaron de la fiesta porque estaba gritando improperios a la festejada y su galán, no supe ni como llegué a mi casa, mis papás se dieron cuenta, aunque creían que sólo era pasajero decían “es cosa de chamaco dolido, luego se le pasa”.

Mientras yo comencé a tomar, cuando tenía 18 años ya asistía a los bares y llegaba tarde a casa, mi madre me preguntaba por qué bebía, ni yo mismo sabía qué es lo que estaba sucediendo, yo decía que no pasaba nada, simplemente me sentía bien estando borracho.

Un día llegué al amanecer a la casa, por supuesto bien perdido, al verme mi mamá lloraba y le dije que no me importaba nada, yo me embriagaba a veces todos los días o los fines de semana ahí sin falta. Ya tenía problemas, varias veces tuve accidentes automovilísticos porque perdía el conocimiento y no sabía lo que hacía, me desconectaba totalmente.

Cierta vez, fui a la playa Chachalacas con mis amigos, comenzamos a beber, ya por la tarde mis amigos se despidieron, yo quería seguir tomando y me quedé sólo para seguir embriagándome luego me subí al auto, por supuesto me fui a estrellar saliendo de una curva, el auto quedó en calidad de chatarra y yo con algunas contusiones, de esta tuve varias experiencias por fortuna salí con bien.

Hice el propósito y dejé de tomar un año, me preparé para desintoxicarme, aguanté, aunque cuando se acercaba la fecha, ya estaba esperando el día para volver a tomar, estaba ansioso, nervioso de sentir de nuevo el mágico efecto del alcohol, cuando entró el primer trago en mí garganta sentí la gloria y no paré hasta perderme, por supuesto ahora ingería más alcohol, las borracheras duraban, eran interminables y me desconectaba más.

Con todo esto, aun así, no creía que los problemas estaban avanzando, no hacía conciencia de que estaba hundido en el alcohol y era grave. En ese entonces era administrador del negocio de vidrio y aluminio de mi padre y de ahí sacaba para tomar pues tenía todo el dinero a mi alcance; mi padre discutía mucho conmigo porque era irresponsable hasta que me sacaron de la empresa, muy indignado con mi familia, me fui a la Ciudad de México y conseguí trabajo con unos familiares, como responsable de un negocio de aluminio, como era de esperarse, empecé a defraudar para seguir bebiendo, pronto me corrieron también y me regresé a Veracruz.

Abrí mi propia empresa de colocación de aluminio, pero no estaba bien seguía emborrachándome todo el día, aunque ya comenzaba mí cuerpo a sentir los estragos de tanto alcohol, me ponía mal, vomitaba mucho terminaba temblado tardaba más tiempo en recuperarme de la cruda, me dolía todo el cuerpo, más en cuanto me recuperaba no había quien me detuviera para seguir embruteciéndome. Un día mí mamá llegó a buscarme y la traté muy mal pues estaba muy borracho y dejó de buscarme, pero no me importaba nada.

Yo defendía mí alcoholismo, ante todo, decía que no me entendían sólo querían hacerme sentir mal. En mí locura me iba a las cantinas y ahí quería encontrar a mi madre, mis hermanos, cambié a la familia por amigos de ocasión, con ellos me sentía a mis anchas, me admiraban, decían que era un buen amigo.

No quería ver a los míos porque sabía que me regañarían y por eso me refugiaba en el bar con los supuestos amigos, buscaba nuevos amigos alguien que me reconfortara, así alimentaba mi vida y con alcohol. Cada fin de semana esperaba con ansias tener dinero para volver al bar, comenzaba con una cerveza y terminaba hasta las 4 de la madrugada, cuando me sacaban a rastras del lugar porque iban a cerrar.

Como iban aumentado mis problemas con el alcohol, yo perdí el control con las mujeres, tuve una novia de varios años, aunque jamás eso me detuvo, pues siempre la engañaba con las mujeres que me encontraba en las borracheras, hasta que embaracé a una amiga de ocasión, cuando me enteré no quería hacerme responsable del niño que venía, se me cerraba el mundo, me mandó al carajo mi novia y la relación con mis padres estaba peor, la única salida siempre era el alcohol ante cualquier circunstancia.

Una conocida de mi mamá habló con ella y le comentó del grupo AA, pero yo no quería ir a ningún  grupo no me interesaba, aunque ya me sentía harto de tanto tomar, pues mi salud estaba comprometida, un día después de una borrachera, tenía una caguama en la mano pero no pude tomarla y por primera vez le pedí a Dios me ayudara a superar mí adicción al alcohol y en eso encontré  a la señora de la agrupación AA fui para calmar a mi mamá, a la mamá del niño pero no tenía intención de asistir muy seguido. Hasta que un día llegué, me invitaron a participar y encontré el camino para no volver a beber, también escuché las experiencias de otros y se hizo el milagro, porque nadie antes pudo convencerme de que dejara de tomar.

Llegué al grupo 1999, también le pedí a Dios que me ayudara a dejar de beber y le prometí ayudar a quien tuviera problemas con su forma de beber, así comencé a trabajar con el grupo, al principio me dieron las llaves para abrir el local del grupo y eso me dio mucha confianza, porque había perdido la confianza de mis familiares y defraudé a mucha gente. Tomé varios servicios, me involucré, cambié mucho y busqué a la mamá de mi hijo, volvimos y seguimos juntos hasta el día de hoy, tenemos dos hijos más.

Mi vida cambió por completo, me enseñaron a ser responsable con mi familia, conmigo mismo, porque logré aceptar que tenía un problema muy grave que ponía en riesgo mí vida, me ayudaron a superarlo y me encausé en la vida.

La recomendación a los jóvenes, no beban excesivamente porque es cuando empiezan los problemas, tengan humildad de reconocer que no pueden controlar el alcohol pues cuando te corren del trabajo o la escuela, amaneces en un lugar que no conoces o en la cárcel, debes darte una pausa con el alcohol y repensar lo que estás haciendo, ve a conocer un grupo de AA donde nadie te criticará y  nadie te obliga a nada, sólo ve, escucha y si  te identificas con quienes ya están en el grupo, no pierdas tiempo ellos te ayudarán como lo hicieron conmigo”.

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