- Por Miguel Ángel López Farías
RedFinancieraMX
El año pasado, por estas fechas ,fui invitado como presentador del libro de mi amigo Polo Mendívil López, “Secreto Maximiliano” esto fue en el lago de Chapultepec, un documento que no me canso de recomendarlo, parte de mi explicación verso sobre la lucha intensiva entre liberales y conservadores, mexicanos que alegremente se mataban, Juárez contra el imperio, siglo 19,traiciones,engaños ,falsos redentores y redentores bien enterrados para que no opaquen a los héroes de mármol.
Los tatarabuelos de los fifís y chairos, argumente que la profunda grieta que se escribió antes ,durante y después de la guerra de reforma y posteriormente el capítulo de la intervención francesa y el papel de Maximiliano continúa supurando en nuestros días. Toca ahora a los chosnos de Miramón, Mejía, Zuluaga, de Juárez, Ocampo o Gómez Farías ocupar el país como escenario de disputas y muchas pérdidas humanas y económicas Algo que, en los EUA, con todo y su ADN racista han podido sobrellevar en una convivencia que los lleva a mostrarse como un cuerpo cohesionado, a ratos con desquiciados, pero nada que les tengamos que envidiar. aquí la brecha es muy similar a la de hace dos siglos, con la diferencia de que muchos ahora saben leer y escribir, pero el proceso de la reflexión es etéreo. Esta noche del terror covidiana nos está enfrentando a una de las mayores disyuntivas de la historia: o la sociedad se reinventa o muere, y no hago referencia del papel del gobierno, pronto vendrá el recuento de los daños y cada vez será más difícil esconder debajo de la alfombra el rosario de brutalidades, falta que se caigan los cubrebocas y habrá ruido y mucho.
Toca a esta sociedad someternos a una disección sería ,profunda, tal vez no todos quieran asomarse a el pozo y sus demonios, pero los siglos recorridos y la repetición de los errores ,del no querer asumir el verdadero papel de adultos y dueños de nuestras acciones ,puesto que el miedo paralizante y la discusión bizarra tratando de darle razón o atacando a las autoridades nos coloca de nuevo en el México que nos distanció de la cohesión nacional cuando las tropas gringas nos invadían y algunos veían esto con buenos ojos.
No existe mucha diferencia entre los muertos de la guerra de los tres años de Juárez, y los de hoy, los muertos de la intervención francesa, los de las limpiezas étnicas de Porfirio Díaz, los de la revolución mexicana, los de la guerra cristera, los de Tlatelolco, los de la guerra contra el narco y todos los muertos que se irán sumando como si el acto natural del mexicano fuese matarse los unos con los otros. Eso sí, sin tocar las cúpulas, los grupos de un poder que solo muta de principios.
Esta es una sociedad que no se revienta, en dónde muchos sectores estiran la mano esperando la dadiva, ajenos al nombre del juego, especulando con el milagro político que habrá de llegar por el golfo de México, como si de Quetzalcóatl se tratara, sociedad infantilmente emocional, reiterativa …suena duro, pero es justo lo que no queremos escuchar, para muchos es mejor amarrarse a la culpa de otros y respirar autocompasión. ¿Tendremos el coraje para replantear nuestro papel? ¿O le dejaremos está tarea a la peor clase política de la historia?