Perfiles Políticos

0
50
  • La duda corroe y mata…
  • Por Francisco J. Siller

RedFinancieraMX

La credibilidad de las cifras sobre infectados y fallecidos por la pandemia del COVID1-19 en México se ponen en duda, en gran parte porque la información que se emite a diario desde Palacio Nacional es confusa y muchas veces contradictoria, además que le falta credibilidad.

 

Es información que la ciudadanía no entiende, dice Julio Frenk –secretario de Salud en tiempos de Fox–, porque “introduce conceptos confusos para la población y si no es consistente, el resultado final es una pérdida de credibilidad, y eso no es conveniente”,  sobre todo cuando no llegamos al pico máximo de la epidemia.

Con Frenk coincide también otro exsecretario de Salud y exrector de la UNAM, José Narro Robles que asegura la carencia de información fidedigna. “Por semanas reclamamos que las neumonías atípicas y otras parecidas en su clasificación neumonías comunitarias, neumonías virales, inespecíficas eran Covid”.

Ambos especialistas médicos participantes en el foro virtual “El Momento de la Epidemia: Tendencias y Decisiones en días críticos, reconocen que la falta de claridad genera falta de credibilidad en las cifras. Además piensan que hay falta de rectoría del gobierno federal, ni  confianza en las directrices de la Secretaría de Salud a los estados.

Hay la percepción entre la ciudadanía de que el gobierno esta maquillando las cifras, uno: Porque no tiene idea del número real de contagiados y fallecidos, o dos: Porque reconocer el numero superlativo de enfermos Covid en estos momentos, es reconocer su error e ineficacia para enfrentar la crisis de salud. ¿usted que piensa?

La realidad es que la pandemia se presentó en un momento en el que el sistema público de salud en México se encontraba debilitado, cuando el gobierno recortó recursos para asignarlos a sus programas sociales y obras faraónicas, cuando apenas se reorganizaba tras la desaparición del Seguro Popular.

Ademas, las autoridades de Salud ignoran cuando fue que se registró el primer caso de contagio y por ende, donde ocurrió el primer deceso. Por más que insistan que se actuó a tiempo, siempre quedará la percepción de que se perdió tiempo valioso para prepararse y hacer frente a la crisis. Deben aclarar las muertes por neumonia atipica anteriores.

Y es que la negativa del gobierno de aplicar pruebas para detectar el Covid-19 con el pretexto de que no son necesarias, nos dejan en la oscuridad y la ignorancia y su apuesta a que nos quedemos en casa y si estamos enfermos, atendernos ahí en vez de acudir a un hospital deja a cientos de miles de infectados fuera de las estadísticas.

Ello es muy conveniente para el gobierno –pues además de ahorrar dinero–, como lo es rechazar a enfermos del Covid para atenderlos en los hospìtales, disque para evitar la saturación. Mejor enviarlos a su casa con dos aspirinas, así el gasto corre a cuenta de la población, de los familiares y no del erario público.

Narro –secretario de Salud en tiempos de Peña– puso el dedo en la llaga al afirmar que México desoyó a la Organización Mundial de Salud al no hacer las pruebas detectoras del Covid a la población general, pues de haberlas hecho con oportunidad se sabría a ciencia cierta los focos de la infección y atacarlos directamente.

Que no hay solo miles, sino cientos de miles los enfermos, porque además hay que tomar en cuenta que la estadística de la OMS señala que el 80 por ciento de los infectados no manifiestan sintomas y si los tienen, estos son leves y comparables a un catarro común, pero no les deja ajenos a la transmisión del coronavirus.

Otro punto de crítica de los especialistas médicos es que la epidemia se minimizó por semanas. “Se dejaron pasar semanas, semanas y semanas minimizando el reto y diciendo que esto no iba a llegar a nosotros; trivializando la amenaza”, dijo Narro en entrevista con un noticiero de radio matutino.

Semanas, en las que las deficiencias del sector salud se achacaron a la corrupcíón de los gobiernos anteriores que dejaron hospitales inconclusos, que no se hicieron preparativos, tiempo que debió usarse en el equipamiento necesario y evitar las compras de última hora a precios de oro, como en el caso IMSS-Bartlet.

Pero a final de cuentas sabemos que el gobierno federal con sus “otros datos”, no nos dirá la verdad, que seguiremos en la ignorancia, desconfiando de todos los que se acercan a nosotros, porque podrían ser portadores del Covid-19, o estar en un proceso infeccioso leve, pero altamente transmisivo.

No debería extrañarnos tampoco que el gobierno federal pretenda minimizar la crisis, lo ha hecho antes con la violencia generalizada en el país, con el crecimiento cero de la economía, con la falta de medicamentos en hospitales públicos y con una larga lista de temas.

El presidente dijo hace semanas que la pandemia le vino como “anillo al dedo”, porque le permitió cambiar su agenda informativa, para asegurar con insistencia que se trata de una crisis temporal, que ya ve la luz al final del tunel, porque a la epidemia la tiene domada. Quisieramos que no esté equivocado, pues en contario miles de vidas podrían perderse.

Por cierto que otro tema relacionado a la crisis de salud es el del futuro inmediato de la economía mexicana, pues parece no preocuparle que el Pib caiga a más del 7 por ciento este año. Piensa que medir el crecimiento de esa forma debe entrar en desuso y sustituirlo por nuevos conceptos.

Y sus palabras lo pintan de cuerpo entero: “En vez de crecimiento, hablar de desarrollo; en vez de Producto Interno Bruto, hablar de bienestar; en vez de lo material, pensar en lo espiritual. Hay que cambiar ya con todo eso y no creer tanto en esas cosas”, así lo dijo en una de sus mañaneras de principios de semana.

No debemos extrañarnos que la información que recibimos por parte del gobierno sobre la crisis de salud-económica, se aparte de la realidad y de la verdad, en aras de demostrar que tenemos al mejor presidente de la historia…