La costumbre del poder

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  • Palmetazos presidenciales
  • Por Gregorio Ortega Molina

RedFinancieraMX

Algunas decisiones y acciones tienen consecuencias más dañinas que otras. Creo que, si se repiten con frecuencia, la realidad y el futuro se alteran en su línea de tiempo y realización. Lo que viene después es impredecible

Palmetazos presidenciales

El poder de la palabra es indefinible, porque cada uno de los destinatarios del mensaje lo interpreta a su real saber y entender. Ahora ya sabemos que AMLO convoca a tregua a su modo, porque ésta ha de ser unilateral: espera el silencio y la anuencia de sus adversarios y detractores, mientras él continúa con el escarnio y la difamación, las acusaciones sin pruebas, convertido, también, en fiscal general.

De allí que declarara que la pandemia le cae como anillo al dedo. Con el pretexto de que salvará vidas mexicanas y reforzará la economía gracias a sus sus programas sociales, tomará decisiones que en tiempos de sano entendimiento y ajenos a emergencias de salud, le serían duramente cuestionadas. Pero, con las consecuencias que se avecinan, le regreso el desafío por él proferido: ¿será tan machito?

Vende, el presidente constitucional de México, como nuevo lo que ya fue noticia hace meses. El tiempo oficial desapareció, en los hechos, desde 2019, ahora sólo se formaliza lo que fue una respuesta directa a solicitud formulada por Ricardo Benjamín Salinas Pliego, que siempre consideró -con razón- como un segundo impuesto esos tiempos del Estado. Lo único cierto es que las semanas de los zopilotes también se darán entre aliados. Olvidó AMLO que en política es imposible establecer amistades, sólo se hacen alianzas, y exclusivamente con nudos corredizos.

Tiempos oficiales sí, prórroga para pagar ISR o permitir parcialidades, no, porque es tiempo de que los empresarios den, no que reciban, y así durante la segunda quincena de abril, y en la medición de las estadísticas del Coronavirus, también verán las cifras de lo que se les viene encima, como oportunidad o como derrota, porque con la actividad productiva en cuarentena, será difícil calcular el tamaño del compromiso entre ambas esferas de poder: el político y los fácticos y/o económicos y delincuenciales.

AMLO perdió la oportunidad de convocar a un nuevo pacto social y establecer, así, nuevas reglas del juego, que le facilitarían hacer la reforma del Estado, porque el modelo político dejó de ser funcional a partir de la implementación, en México, de los Consensos de Washington.

No consultó los vuelos de las aves, ni sus entrañas. Tampoco buscó augures ni quiromancianos. Ahora estudiamos estadísticas, buscamos comprenderlas, leemos con constancia historia y novela histórica, lo que permite suponer que no se respetará la tregua solicitada por AMLO, por ser unilateral; tampoco serán realidad las ofertas de desarrollo ni los acuerdos entre gobierno y empresarios.

Estamos ante el panorama de un sexenio muerto para la economía, y de imprevisibles resultados en salud, en tanto la OMS no declare remitida la pandemia, y se nos indique que podemos respirar en paz.

Es tiempo de comprender que “algunas decisiones, algunas acciones, tienen consecuencias más dañinas que otras. Creo que, quizá, si se repiten con frecuencia, la realidad y el futuro se alteran en su línea de tiempo y realización”. Lo que viene después es impredecible.

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