Acento

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  • Entrelíneas políticas
  • Por Salvador Flores Llamas

RedFinancieraMX

Pésimo le resultó a Roberto Madrazo Pintado salir de espontáneo a otorgar ahora el triunfo de la elección presidencial de 2006 a su paisano López Obrador, “según mis actas”, no las del PRI, del que fue entonces el candidato, y se conformó con levantar mil millones de pesos que, según los priistas, le entregaron para financiar su campaña.

No hacía falta que le respondiera Felipe Calderón, el triunfador de la lid, pues Luis Carlos Ugalde, entonces árbitro electoral como presidente del IFE, le restregó sus mentiras, y Elba Esther Gordillo, a quien había cesado como secretaria general del CEN, ni lo tomó en cuenta, pues aún resuena aquello de “¿Tú le crees a Madrazo? Yo no”, que ella hizo circular.

En cambio salió a flote su fraude en el maratón de Berlín, donde –según documentó el diario Reforma- tomó un sendero falso, se comió 2 etapas y apareció en los primeros lugares. Así  ratificó su papel de tramposo.

Hoy desea acercarse a Andrés Manuel, a quien derrotó en la elección para gobernar Tabasco en 1994, pues busca que su gobierno le compre mobiliario y utensilios de hospitales, su negocio actual.

Flaco favor hizo a Amlo su próximo coordinador de política y gobierno, César Yáñez con el bodorrio con su tercera esposa Dulce María Silva en Puebla; derroche en todos sentidos que indicó que a sus seguidores les importa un bledo la “austeridad republicana” y “Primero los pobres”, sus cantaletas de batalla.

Digno remate de la boda “fifí” fueron las notas pagadas en noticieros de TV y las 19 páginas de fotos en la revista de la realeza “Hola”, que circula en 114 países, para inmortalizar al auxiliar más antiguo de Amlo y a su nueva “costilla”.

A Dulce María ya le resultaron antecedentes penales, pues estuvo encarcelada de marzo de 2016 a mayo de 2017 por operar con recursos de procedencia ilícita por recibir en cesión un predio de 6 mil metros cuadrados.

Yáñez parece jugar las contras al jefe, como la mayoría morenista del Congreso, que aprobó, sin cambiarle una coma, un proyecto que el PAN desechó por improcedente en 2014, y baja sueldos a la alta burocracia a menos de los $108.oo mensuales que ganará Amlo, lo que ha conmocionado a toda la estructura oficial.

Es anticonstitucional porque no puede rebajarse el salario a nadie, no aplica a entes autónomos, meterá en berenjenal al Ejecutivo, el Poder Judicial presentará un amparo masivo, puede venir una catarata similar y no afectará a embajadores y servicio exterior, ni a los especialistas y técnicos que dan vida al gobierno federal.

Son, pues, precipitadas las renuncias y demandas de indemnización de funcionarios federales y del Banco de México, porque esa norma no ha sido promulgada, difícilmente querrá hacerlo Peña Nieto y cargar con ella, pues está dedicado a mudarse de Los Pinos, a su divorcio de “La Gaviota” y a preparar su exilio voluntario de un año en un rancho del sur de España, entre Sevilla y Málaga, para dejarle vía libre al sucesor y no exponerse a que sigan “madreándolo”.

Los propios “morenos” obstaculizan a su jefe: los diputados se aprobaron un aguinaldo de 209 mil pesos por piocha con sólo 3 meses de trabajo (104.5 millones en total); Jiménez Spriú, futuro secretario de Comunicaciones, en dueto con Alejandro Encinas, prometió a los macheteros de Atenco que no les afectará la encuesta del 28 de octubre sobre si cesa o no la erección de NAIM en Texcoco; que ya está decidida por los efectos negativos que traería a México frenar el proyecto.

No serviría el nuevo TLC con EU y Canadá, ni habría tren del sureste, ni dinero para realizarlo, pues costaría a precios actuales 15 mil millones de dólares (igual que NAIM) transportaría 365 mil pasajeros al año; el Nuevo Aeropuerto moverá 50 millones de pasajeros y dejará ganancias por mil millones de dólares anuales.

Como que lanzar planes y proyectos en los 5 meses del largo interregno de transición no es lo indicado; mejor sería desechar los inservibles, que abundan, afinar los buenos y ver cómo incorporarlos al presupuesto de 2018, en preparación, que debe aprobarse en diciembre.

Mientras en el PAN, el principal partido de oposición, el candidato de la nomenklatura anayista a la jefatura nacional, Marko Cortés siente pasos en la azotea ante el arrastre de su contrincante, Manuel Gómez Morín Martínez del Río, nieto de su fundador, por el apellido y el hartazgo de muchos panistas ante las trampas y tropelías del clan que se abrogó la propiedad del partido.

No paran ardides anayistas para no soltar el “hueso”, liderados por el presidente sustituto Marcelo Torres Cofiño, ante las reclamaciones de Gómez Morín y aliados por su parcialidad; ellos  garantizan “piso parejo”, aunque es una falsedad monda y lironda.

Gómez Morín, Ernesto Ruffo Appel y José Luis Espinosa Piña lo palpan en cualquier parte del país al hacer campaña proselitista. Éstos últimos no juntaron las 28,300 firmas panistas requeridas para ser candidatos, y decidieron apoyar con todo a Manuel para dar nuevos aires libertarios y democráticos al partido, atosigado por la mafia de quien se abrogó la candidatura presidencial y regaló candidaturas a los partidos del México al Frente, como si fueran suyas.

Y llevó al PAN a la peor derrota de su historia.

Ruffo es un referente histórico del PAN; fue su primer gobernador; lo fue de Baja California (de noviembre de 1989 a diciembre de 1995), prestigió al partido e introdujo la credencial electoral con fotografía, que luego se extendió a todo el país.

Espinosa Piña viene de las infanterías, ocupó cargos en su natal Morelia, fue jefe estatal del PAN en Michoacán, diputado federal en la Legislatura LX, de la que fue vicepresidente, y el fallecido Alfonso Lujambio lo tuvo muy cerca cuando fue secretario de Educación con el presidente Felipe calderón.

Un trío muy prestigiado, que dará nueva vigencia a los principios humanistas y democráticos de Acción Nacional, para reafirmarlo como la oposición que México requiere ante los excesos morenistas.

llamascallao@hotmail.com

@chavafloresll