- De terror
- Carlos Ramos Padilla
RedFinancieraMX
Para todo aquel que asume que vamos requetebién y que lo que no se ha podido superar es por culpa de los “conservadores “del pasado que se asomen a dos imágenes aterradoras que están circulando por toda la nación.
Una, no sólo la carencia de elementos vitales para salvar vidas a causa de una pandemia en los hospitales mexicanos, sino la serie de agresiones que están padeciendo los médicos y enfermeras sin que se presente un sólo castigo o sanción a los delincuentes.
La otra, videos e imágenes de cómo los cárteles del narcotráfico, los asesinos que se cubren el rostro y portan armas de alto poder, están entregando importantes despensas a pobladores en distintas regiones del país, es decir, están supliendo al gobierno más no al Estado.
En ambos eventos, agresiones a empleados del sector salud como la franca libertad con que se mueven los asesinos, no hay ley que se aplique.
No puede haber mayor descaro y ofensa a las Fuerzas Armadas de la nación que observar de qué manera un encapuchado da de comer a una familia y ésta muestra un rostro de agradecimiento porque finalmente hay alguien que les ayude.
Quizá y no podría suponer que me equivoco, alguna de estas mujeres es madre de un soldado mexicano.
Y vemos una vez más de qué manera el país se está desmoronando frente a esas antes sólidas instituciones que ya “mandaron al diablo”.
Mire, sólo por la pandemia, las mujeres cobardes y encapuchadas, violentas, abandonaron las instalaciones de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM que tenían secuestradas, más no el auditorio Justo Sierra que se ha convertido en una cueva de rufianes.
Y pregunto, usted sabe de alguna detenida por los graves daños ocasionados a edificios federales como lo es la rectoría, ¿verdad que no? La reconstrucción, que espero se dé, del tejido legal, social, económico y político va a tardar mucho más de lo que esperamos y los daños serán irreversibles y poco reparables.
Y al paso de los años, ahí sí, estarán culpando a los presentes por su irresponsabilidad, ausencia de valores y vínculos con los crimínales.