- Sucedió hace 35 años
- 1985: El despertar de la sociedad civil
- Por José Antonio Aspiros Villagómez
RedFinancieraMX
Una movilización social de gran magnitud -superior a la del año precedente durante las explosiones en San Juan Ixhuatepec-, tuvo lugar en la ciudad de México a partir del 19 de septiembre de 1985 para rescatar a las víctimas del terremoto que, en esa fecha, se registró en la capital del país y varios estados de la República.
Con una magnitud de 8.1 grados en la escala de Richter y una fuerte réplica al día siguiente, el sismo causó -según datos oficiales- seis mil muertos, 1,500 desaparecidos, 30 mil heridos y 150 mil damnificados, sólo en el Distrito Federal.
Durante dos minutos y medio, a partir de las 7:19 horas de la mañana, el suelo metropolitano se movió con tal violencia que destruyó 500 edificios y dañó otros 3,300. El 15 por ciento eran viviendas, y dos terceras partes, de la administración pública, salud, educación y telecomunicaciones.
DEL BRAZO Y POR LA CALLE
Ante tal cuadro de desastre, la sociedad dejó ver su verdadero rostro y, sin importar condición o ideología, en pocas horas se colocó a la vanguardia de las labores de rescate.
Estudiantes, chavos banda, médicos, obreros, empleados, ricos, pobres, hombres, mujeres, los memorables “topos”; nadie escatimó su fuerza física casi sin conocer el cansancio. Con el trabajo de ellos, y de bomberos, socorristas, policía, tropa y rescatistas extranjeros ayudados por perros, fueron encontrados más de cuatro mil supervivientes entre escombros, varillas retorcidas y moles de concreto, y alimentados los damnificados que pasaron largas y penosas noches en las calles o en campamentos.
EL PARTO DE UNA NUEVA ERA
Nadie los llamó, nadie los organizó, pero todos supieron qué tenían que hacer. Medios periodísticos calcularon que “ya en el segundo día del desastre, había en las calles no menos de 150 mil brigadistas” cuyo “concurso y solidaridad” fueron reconocidos por la Comisión Nacional de Emergencia y premiados meses después por el presidente Miguel de la Madrid con 5,240 condecoraciones.
Pero el trabajo no se limitó al período de emergencia. Faltaba la gran tarea de la reconstrucción porque había 90 mil viviendas dañadas o destruidas, 10 mil damnificados en albergues, gran parte de la ciudad tenía sus servicios esenciales interrumpidos y las pérdidas ascendían a unos 5 mil millones de dólares.
En el marco de las instrucciones presidenciales, fueron creados un Fondo y una Comisión Nacional de Reconstrucción, un programa de Renovación Habitacional Popular y un Programa de Reconstrucción Democrática para Tlatelolco.
La sociedad civil, por su parte, intentó participar a través del núcleo de sobrevivientes del edificio “Nuevo León”, de la Coordinadora de Inquilinos de Cuartos de Azotea, de la Coordinadora Única de Damnificados y de marchas y entrevistas con funcionarios, incluido el propio presidente.
EL TERREMOTO DE DICIEMBRE
Nacieron también, de entre las cenizas del sismo, el Sindicato Nacional de Costureras 19 de Septiembre, el personaje Superbarrio y otras formas de organización y comunicación de los capitalinos.
Tres meses después, en la madrugada del día de Navidad, tuvo lugar lo que los medios llamaron el “terremoto cultural” de México: el robo de 140 de las piezas más valiosas expuestas en el Museo Nacional de Antropología. Sólo los veladores fueron despedidos, pero quedó al descubierto la vulnerable seguridad de los museos del país.
El 17 de junio y el 26 de noviembre, respectivamente, fueron colocados en el espacio los primeros satélites mexicanos de comunicaciones domésticas, Morelos I y II, y el ingeniero Rodolfo Neri Vela realizó experimentos, en el segundo vuelo, a bordo del transbordador Atlantis de la NASA.
APRETANDO EL CINTURÓN
Fenómenos producidos durante 1985 en los mercados y bolsas internacionales, agravaron los problemas de la petrolizada economía mexicana y obligaron a una devaluación, restricción del gasto público y prohibición para importar artículos suntuarios.
Enrique Camarena, agente antinarcóticos estadunidense, y el piloto mexicano Alfredo Zavala, fueron secuestrados en Jalisco el 7 de febrero y encontrados muertos un mes después, con lo cual se desató una de las más graves crisis en la relación diplomática con Estados Unidos. El 19 de marzo, el país perdió a uno de sus intelectuales más reconocidos, el secretario de Educación Pública, Jesús Reyes Heroles.
Los sucesos destacados del año en otras latitudes, incluyeron la llegada al liderazgo del Partido Comunista Soviético de Mijail Gorbachov en marzo, y el inicio de la perestroika, tras la muerte de Konstantin Chernenko; la toma de posesión del presidente Daniel Ortega en Nicaragua, y el retorno de Brasil a la democracia con el presidente José Sarney, tras dos décadas de militarismo.
Entre los fallecidos ese año estuvieron la descubridora de los restos de Cuauhtémoc, Eulalia Guzmán; el escritor Luis Spota; el compositor popular “Rockdrigo”, víctima del sismo de septiembre; el ex líder ferrocarrilero Demetrio Vallejo; el pintor Ramón Alva de la Canal, y el cineasta Orson Welles.
(La versión original de este texto del tecleador, fue publicada en el libro ’25 años en la información’, editado en 1994 con motivo del XXV aniversario de la agencia Notimex).