Conferencia de la historiadora María José Encontra y Vilalta

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  • También participaron mujeres en la colonización de América
  • Por Norma L. Vázquez Alanís

RedFinancieraMX

(Primera de tres partes)

Con el propósito de colocar en el nuevo paradigma de la Historia la participación de las mujeres en la colonización de los territorios españoles de ultramar, que ha estado silenciada a lo largo de los siglos, María José Encontra y Vilalta, doctora en Historia por la Universidad Iberoamericana, ofreció la conferencia ‘Las primeras peninsulares en el virreinato de la Nueva España’.

La especialista en el periodo virreinal y la inquisición, dijo: “aunque tenemos autores que vivieron esos acontecimientos, como Bernal Díaz del Castillo, Baltasar Dorantes de Carranza y Francisco Cervantes de Salazar, muy pocas veces mencionan a las mujeres en sus relatos”. Por ejemplo, Bernal escribió que con Hernán Cortés venían varias mujeres, entre ellas María de Estrada, Francisca de Ordaz, Isabel Rodríguez (la vieja) y María Hernández; “y otras que no me acuerdo”; sin embargo, no aporta mayores detalles.

En la sede del Centro de Estudios de Historia de México (CEHM), la doctora Encontra y Vilalta precisó que, aun cuando los documentos oficiales evidencian la importante participación que tuvieron las mujeres desde el inicio de las gestas para colonizar estos territorios, hay que leer entre líneas tales testimonios que están contenidos en el Archivo de Indias en Sevilla, el Archivo General de Simancas, el Archivo de Notarías, las Actas de Cabildo de la ciudad de México y el Archivo General de la Nación.

Ya en el siglo XX comienza a haber algún tipo de rescate de tal información, por parte de autores como la doctora Josefina Muriel, que en la década de los 40 empezó a trabajar el tema de las mujeres antes de que la comunidad internacional lo hiciera. Fue precursora de la investigación histórica sobre la vida de las mujeres en Nueva España, en particular respecto a los problemas de salud, vivienda y educación; su obra más sobresaliente del tema es ‘Cultura femenina novohispana.

Posteriormente continuó la especialista ya en los años 50 Nancy O’ Sullivan Beare publicó ‘Las mujeres de los conquistadores: la mujer española en los comienzos de la colonización americana (aportaciones para el estudio de la transculturación)’ y la doctora Pilar Gonzalbo puso de manifiesto la importante participación que ellas tuvieron en este periodo de la historia, con obras como ‘Las mujeres en la Nueva España: educación y vida cotidiana’.

Por su parte, el doctor Enrique Otte (investigador y americanista ibero-alemán) rescató a finales de los 80 en el Archivo de Indias una serie de documentaciones extraviadas, en las que se pueden obtener referencias a la población femenina que llegó a América en esos primeros años de conquista, reunidas en el volumen ‘Cartas privadas de emigrantes a Indias, 1540-1616’; también está la obra monumental de Peter Boyd Browman ‘La procedencia de los españoles de América:1540-1559’, que recuperó todos los datos de los pasajeros que se trasladaron a estas tierras, dentro de los cuales, obviamente, había población femenina, comentó la doctora Encontra y Vilalta.

Primeras migrantes,

en el segundo viaje de Colón

Las primeras mujeres españolas que llegaron al territorio americano, o más bien antillano, explicó la ponente, lo hicieron en el segundo viaje de Cristóbal Colón que fue, por cierto, en el que hubo mayor cantidad de gente involucrada; en esta travesía, la mayoría de los emigrantes fueron familias de artesanos y agricultores; existen muchos datos de todas las personas que conformaban ese núcleo familiar.

La razón primordial de la participación de mujeres desde el segundo viaje colombino, fue que la Corona -entonces con Carlos I de España y V de Alemania en el trono- necesitaba de la población femenina porque, al final de cuentas, eran quienes transmitían la cultura y entonces era importante fomentar esta emigración. “Y no les estoy quitando importancia a los señores que ya estaban aquí”, aclaró la ponente.

Explicó además que la emigración femenina desde ese segundo viaje fue sumamente importante para los intereses imperiales, pues estas mujeres iban a servir también -desde la etapa antillana- como elementos de arraigo, situación que las autoridades españolas, en este caso desde Fernando el Católico, promovieron, porque necesitaban que los expedicionarios estuvieran asentados para ello era preciso que llegaran a las tierras conquistadas familias completas.

Estas señoras vinieron a tierras desconocidas, solas o acompañadas, igual que los hombres, porque eran ciudadanas de ese mundo renacentista con deseos de fama y de fortuna, la cual podrían obtener con esta empresa, a pesar de que tenían todavía una mentalidad religiosa-espiritual proveniente del medioevo, especificó la Encontra y Vilalta.

Desmitificar la idea

de que sólo llegaron delincuentes

Consideró la doctora -quien ha sido profesora invitada en la Universidad Complutense de Madrid, y en la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste en Cáceres, Extremadura- que debe desmitificarse la idea de que a estas tierras llegaron sólo delincuentes; quizá se coló más de uno, pero en general las autoridades controlaron el flujo de viajantes a través de un organismo creado en 1503 para vigilar que vinieran personas honorables. “Por eso el sentido de la familia”.

Una excepción fue el caso de tres mujeres: Catalina Rodríguez, Catalina Vázquez y María de Granada, quienes estaban sentenciadas en Castilla a pena de muerte, es decir, que no eran personas recomendables, pero se les permutó la sentencia si aceptaban trasladarse a las Indias. Esos fueron casos aislados, porque las autoridades peninsulares evitaban trasladar a este tipo de gente a América. También hubo migración de ilegales, ya que había muchas maneras de trasladarse a América.

Pero la emigración oficial está registrada en la Casa de contratación de Indias en Sevilla y las mujeres superaban el 30 por ciento del total; le población femenina comenzó a llegar a Nueva España a partir de 1521.

La Casa de contratación de Indias exigía una serie de documentos para autorizar el traslado de individuos al virreinato, y el primero de ellos era presentar ante las autoridades sevillanas una carta, en la cual la gente que ya estaba establecida en suelo americano mandaba llamar a otra persona; luego se rescataban todos los antecedentes maternos y paternos de cuatro generaciones para atrás con el propósito de demostrar que esa persona era limpia de sangre, pues casi acababan de ser expulsados de España los judíos en marzo de 1492, de manera que quienes estuvieran vinculados con procesos del tribunal del Santo Oficio, cualquiera que fuera el tipo de delito cometido, no podían viajar a la Nueva España según lo establecía la ley.

(Continuará)