Tras la puerta del poder

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  • ¿El de AMLO, sexenio perdido?
  • Por Roberto Vizcaíno

RedFinancieraMX

Quienes lo apoyan, mueren por él. Quienes lo rechazan, simplemente no lo pueden ni ver.

Lo cierto es que con Andrés Manuel López Obrador no hay medianías. Ni posibilidad del análisis ponderado.

Pocos, muy pocos, son quienes sin apasionamientos realmente valoran sus logros y pueden a la vez cuestionar con igual frialdad y sin animosidad sus posibles fallos.

Hace unos días en un desayuno de amigos, uno dijo a otro que, si seguía con sus enconos, en su epitafio seguro se pondría: “Murió por mañanera”. Como si el mecanismo diario del Tabasqueño para fijar agenda nacional y construir constantemente su imagen, a la vez que logra insospechados y crecientes apoyos, pudiese considerarse una enfermedad, o causa de fallecimiento de terceros.

Y es que el aludido hace rabietas a cada minuto por algo que dijo o hizo López Obrador en sus mañaneras.

Es común que con los ojos enrojecidos suelte la frase: “¿Ya vieron lo que dijo hoy este hijo…?”

No es el único. Muchos en otras mesas, encuentros, actúan igual.

En este ambiente es difícil que alguien se atreva a adelantar un juicio positivo sobre el Gobierno de AMLO.

Sin embargo hay quien lo hace. Y logra que la razón se imponga.

Uno que a mí me gusta como razona y critica a López Obrador, es el senador Germán Martínez, expresidente del PAN y no sé si siga siendo muy cercano del ahora expresidente Felipe Calderón, de quien es coterráneo y contemporáneo.

El valor para mí de Martínez Cázares es que le renunció a AMLO a la dirección general del IMSS, para retomar luego su escaño en el Senado en medio de enconos de morenistas de poco seso y escasa neurona.

Y no sólo le renunció, le dijo en carta pública por qué se iba, razones que no hablaban bien de López Obrador.

Otro del mismo nivel es Carlos Urzúa, exsecretario de Hacienda, quien con sus críticas ponderadas y bien sustentadas en El Universal me da la impresión busca llamar a López Obrador a corregir y mejorar, no a desearle el fracaso.

Pese a todo lo cierto es que el tabasqueño ya quemó la sexta parte de su período sin haber inaugurado ni avanzado en lo que prometió. Hace apenas una semana inauguró algunos caminos en Oaxaca construidos por los habitantes de poblados pobrísimos con piedras y concreto.

Pero eso no va a sacar a México de la pobreza ni va a lanzar a la nación a su desarrollo.

Cierto, la macroeconomía, inflación y flujo cambiario se encuentran estables. El país no se ha hundido en el caos económico. No hay revueltas como en Chile o Nicaragua, Venezuela o Bolivia. Y no las hay a pesar de que todos los indicadores son muy malos en su administración. Ni que decir de la violencia y la inseguridad que concluyó con casi 36 mil muertos en 2019.

Y así otros hechos, como el de la inatención a niños con cáncer.

Los buenos resultados se conocen poco. No hay quienes dentro del Gobierno los exponga. No hay campañas en medios y los secretarios de AMLO sólo caminan bajo su sombra, no hablan ni se atreven a comentar nada.

El único que habla es él. Esencialmente en las mañaneras.

Enfrente tampoco hay coherencia ni oposición organizada. Los críticos son solo unos cuantos, como el ex gobernador de Guanajuato y coordinador de los diputados de Acción Nacional, Juan Carlos Romero Hicks, quien afirma que, cumplido el primer año de 6 de López Obrador, ya se puede ver que este será un Gobierno perdido.

“Ante la nula atención a la crisis de salud y de seguridad por parte del gobierno actual, los mexicanos estamos frente a lo que ya empieza a ser un sexenio perdido…

“Un sexenio sumido en la violencia y la inseguridad, en la falta de atención a los grandes problemas nacionales. Perdido en la impunidad, en la falta de atención a la salud, en la entrega de sindicatos a nuevas mafias laborales”.

Recordó que el lunes 13 de enero el Presidente de la República, a través del Secretario de Hacienda y Crédito Público, debió publicar en el Diario Oficial de la Federación los programas sectoriales, regionales y especiales. Y no lo hizo.

Por ello hoy no hay programa sectorial de educación, ni de salud, ni de energía, o de agricultura, ni de medio ambiente.

“Este es un gobierno que no tiene hoja de ruta. No queremos un sexenio perdido, queremos un gobierno responsable que actúe”, subrayó.

Romero Hicks, como muchos opositores y críticos, como mi amigo del desayuno de hace días, seguro puede hablar durante horas de los fallos de López Obrador mientras pocos, como el senador de Morena Germán Martínez, rescatan a cuentagotas sus logros.

INICIATIVA SOBRE EL DERECHO A LA VERDAD

Una iniciativa de reforma al Artículo 1º de la Constitución que garantice el derecho a la verdad en México, cuando se trate de violaciones a los derechos humanos, es uno de los temas prioritarios de Ricardo Monreal para el segundo periodo de sesiones, que inicia en una semana.

El presidente de la Junta de Coordinación Política y líder del Grupo Parlamentario de Morena recordó que esta iniciativa fue presentada por él 17 de octubre anterior.

El zacatecano explicó que la búsqueda del derecho a la verdad, tiene su origen en las graves violaciones al derecho internacional humanitario, como son los crímenes de lesa humanidad y otros delitos, como la tortura, las desapariciones forzadas, la ejecución extrajudicial y la esclavitud.

Muchos de estos cometidos en México.

Consideró que este principio tiene que ver con la obligación del Estado para investigar estas violaciones y evitar cualquier complicidad o tolerancia hacia los mismos, e identificar y castigar a los responsables de estos delitos.

La necesidad de garantizar que se sepa la verdad en cada caso afirmó, es una condición indispensable para que los mexicanos, como cualquier sociedad, puedan reconocer y superar las graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos.

Por ello, enfatizó, este derecho debe ser incluido en la Constitución Política.

“Su introducción es una clara evidencia de la empatía y voluntad de las autoridades de los distintos órdenes de gobierno que integran el Estado, para atender” a las víctimas.

Advirtió que la transformación del régimen exige un modelo de justicia que, ante violaciones graves a los derechos humanos, asegure que la sociedad tenga pleno conocimiento de la identidad de los autores, la verdad objetiva de los hechos y los mecanismos necesarios para una reparación real y efectiva.

Las comisiones unidas de Puntos Constitucionales y de Estudios Legislativos, Segunda, son las encargadas de analizar y dictaminar el proyecto.

En el documento, el senador también destaca que el Estado mexicano ha emprendido una nueva etapa en la vida pública, en la que la falta de sensibilidad respecto al conocimiento de las causas que han dañado gravemente el tejido social ha quedado superada y en cambio, se asume con responsabilidad el necesario esclarecimiento de tales hechos.

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